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El primer paso: seleccionar la gema o piedras que irán engastadas sobre la alianza, en función de la talla, el color, la transparencia y los quilates.
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Una vez seleccionada, comienzan los procesos que harán sacar de esa pieza la mejor de sus caras. Este proceso se realiza en su mayor parte a mano, y comienza por crear un molde de cera de cada una de las piedras que compondran el anillo.
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El siguiente paso: dar forma a la montura, generalmente en platino, sobre la que irán engastadas las gemas una vez acabada la sortija.
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Antes del soldado, se hace una nueva replica en cera del anillo, y se lleva a cabo una primera prueba, con las gemas falsamente engastadas.
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El soldado se realiza cuidadosamente a mano, para que no se escape ni una imperfección.
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Una vez montado, se colocan las gemas en sus respectivas monturas, y se sujetan con diminutas varillas de platino, previamente trabajadas. Cualquier defecto se lima con cuidado antes de dar el acabado final, con un delicado proceso de abrillantado.
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