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Un accesorio que es claro reflejo de artesanía e historia viva del saber hacer español. Así es la mantilla, un complemento que cobra un gran protagonismo entre las madrinas de boda y que en los últimos años ha cogido fuerza (o quizá nunca la perdió) en los enlaces celebrados en el sur. Son especialmente las madres de los novios andaluzas las que más visibilidad han dado a esta pieza, adquirida en talleres expertos en este arte o heredada del legado familiar. De chantilly o de blonda, en negro o blanco roto, esta pieza acompaña a algunas de las mujeres más elegantes y estilosas de la red, tanto en celebraciones invernales como en 'si, quieros' de verano.
En lo que a etiqueta y protocolo se refiere, las mantillas son habituales para madrinas de bodas religiosas y se lucen con vestidos de largo hasta el suelo o al tobillo. "El color negro siempre para la madre casada y el tono claro para la mujer soltera. El escote no debe ser muy pronunciado y mejor llevar zapato cerrado. No hay problema para lucir joyas cuando se lleva mantilla”, explicaban desde Poydel. También, la firma jerezana Belúlah matizaba la importancia del elemento que siempre acompaña a estas piezas: la peina o teja, que debe adecuarse a los rasgos de cada mujer y en función a ello ser de mayor o menor tamaño y altura.
© Nolita Studio
© Nolita StudioMantilla y terciopelo
El terciopelo es un gran aliado cuando la boda se celebra en enclaves fríos y experimenta su mejor momento, en lo que a estilismos de madrina se refiere, en meses de invierno. Las andaluzas recurren habitualmente a él cuando bajan las temperaturas y en el caso de la madre del novio, en colores sobrios y oscuros o, todo lo contrario, en tonalidades empolvadas. El de la imagen es un look de madrina en tonos rosas, con contraste de texturas, mangas largas y broche en la solapa, obra de la diseñadora Paloma Cerezal, para un enlace entre la sevillana Iglesia Santa María de la Paz y el palacete Casa Guardiola.
© @alejandrasalidoMadrina con capa de gasa y mantilla
Al igual que sucede con las invitadas, las madrinas también se apuntan a la tendencia de las capas de gasa para completar sus estilismos. Quizá te hayas topado con este look, uno de los que ha causado sensación en redes sociales en los últimos años y que llevaba la firma de Montse Nieto. Se trataba de un diseño fluido, obra del citado taller de costura con sede en Almería, en un delicado tono azul, ideal por su comodidad y elegancia, que se completaba con una capa asimétrica confeccionada en el mismo tejido. La madre del novio acompañó el conjunto con una mantilla negra de chantilly, joyas discretas y elegantes, y unos guantes beis, versátiles y muy acertados para la ocasión.
© Historias que empiezan con un síTodo a la sencillez
El rojo nunca defrauda y es un color que siempre demuestra que no hace falta caer en el exceso para lograr un look llamativo, alegre y que ilumine el rostro. Lo vemos en el ejemplo que se encuentra sobre estas líneas. Una madrina para una boda que tuvo lugar en el sevillano cortijo Torre de la Reina que escogió el rojo en clave minimalista y junto a una espectacular mantilla. Un diseño con escote cuadrado, mangas francesas, silueta columna, corte a la cintura y largo hasta el suelo que también llevó junto a unos pendientes largos de perlas y un bolso en formato mini.
© Palogoca
© PalogocaMadrina con un tono ácido
Los colores vitamina también son para las madrinas y las andaluzas lo saben. Basta con saber escoger (o asesorarse acerca de ello) el tono que más favorece al tipo de piel y rasgos de la madre del novio. En ocasiones, el resultado es una tonalidad atrevida y poco vista como esta: un amarillo lima que nuestra protagonista llevó en un vestido ablusado, con largo al tobillo, escote a la caja y mangas semitransparentes. Un trabajo de Obando que ella acompañó de una mantilla blanca, para un enlace en la capital hispalense.
© Historias que empiezan con un síMantilla junto a un vestido de pedrería
¿Es posible combinar un look de pedrería con una mantilla? La respuesta la encontramos en esta madre del novio. Para una boda en Jerez de la Frontera, en las bodegas González Byass, esta madrina optó por mezclar dos ingredientes que no son habituales y tuvo un gran éxito por hacer desde un enfoque sutil, gracias a un vestido gris, con mangas cortas y silueta recta.
© Marta Sánchez García-Villalón
© Marta Sánchez García-VillalónMantilla junto a un tono pastel
La boda de Isabel y Daniel tuvo lugar en Sevilla, el pasado mes de noviembre. A la Iglesia de la Anunciación, el novio llegó del brazo de su madre, una madrina muy elegante que se decantó por el color lila para acompañar a su hijo al altar. Una favorecedora mantilla clásica acompañaba su vestido sencillo, de silueta recta, con mangas largas y escote bañera, en un tono pastel que cada vez fascina a más madrinas. Una acertada elección firmada por Franc Sarabia para un enlace de otoño con claros guiños a la tradición sevillana.
© Taller CaprileMantilla como parte de un look asimétrico
La mantilla es un accesorio que favorece a diferentes tipos de rostro, pero que además suele sentar especialmente bien a quienes cuentan con la piel oscura o bronceada. Muchas escogen esta pieza, además, con el espíritu para seguir la tradición de incorporarla. Es el caso de esta madrina de boda andaluza, quien optó por hacer de los drapeados algo más que un simple detalle. Aunque es habitual que se ubiquen en la cintura o las caderas para realzar la figura, el drapeado también puede aportar mucho estilo en otras zonas, como el escote, más aún si se crea de una forma especial. El de la imagen es un look en azul de Lorenzo Caprile, compuesto por un vestido con cuello asimétrico y drapeado que deja un hombro al descubierto. En el otro hombro una gran flor capta todas las miradas. El tejido se ajusta suavemente al cuerpo, realzando la silueta con elegancia.
© Roberto DizMantilla para estilizar
Tejidos clásicos como el tweed también pueden resultar muy novedosos. Que se lo digan a Loles, una madrina de boda que logró una figura de lo más realzada en un color que es tendencia. El escogido fue un tejido típicamente invernal, y lo cierto es que permite dar forma a auténticas joyas tanto para novias como para invitadas. Tal y como se aprecia en la imagen, esta es una creación de Roberto Diz con corte recto, que realza la silueta de la madrina y se ajusta con delicadeza a su figura. Entre los detalles más llamativos destacan los puños, rematados con pelo y la zona frontal, confeccionada en un tejido desflecado que aporta textura y personalidad. No podía faltar su mantilla negra, que demostraba la delgada línea que existe entre tradición y tendencia.
© Nolita Studio
© Nolita StudioMantilla en invierno
Las bodas de invierno en el sur nos dejan imágenes maravillosas. Y es que las madrinas son expertas en dar con looks de invierno favorecedores, con los que no pasar frío y combinarlos con mantillas que han pasado de generación en generación. En el caso de esta madre del novio, su apuesta fue un dos piezas de terciopelo, en color rojo cereza, con cuerpo asimétrico en el bajo y en el escote, mangas francesas y plumas al cuello y una falda de silueta columna, realizado por Obando Costura. El enlace tuvo lugar en la Iglesia de Santa Ana, en Triana y la celebración en Los Frailes de San Alberto.
© @hatandloveMantilla adecuada al rostro
La mantilla de chantilly capta todas las miradas en este estilismo con sello español, en el que la teja está perfectamente colocada. Cuando surgen dudas sobre qué complementos elegir como madrina, basta con probar antes de imaginarse un resultado u otro. Lo vemos en esta propuesta, con un espectacular tejido, obra de Jorge Vázquez y que fue todo un éxito en la red. Una aclamada madrina andaluza, que en 2018 se decantó por el escote Bardot, el corte a la cintura y la mangas largas; un acierto de plena actualidad. El punto más clásico lo pusieron sus guantes en tonos neutros. Un estilismo que, años después, continúa siendo fuente de inspiración.
