El Claustro de la Universidad de Barcelona, un edificio con más de 150 años de historia y un referente de la arquitectura catalana del siglo XIX, se convirtió anoche en el escenario de uno de los desfiles más esperados de esta edición de Barcelona Bridal Fashion Week, el de Vivienne Westwood. No es la primera firma internacional que elige la ciudad Condal para presentar sus propuestas en lo que se conoce como Barcelona Bridal Night, uno de los eventos más especiales de esta pasarela —Elie Saab, Giambattista Valli o Viktor & Rolf, entre otros lo hicieron antes—, pero sí una de las más disruptivas.
Andreas Kronthaler, viudo de Vivienne Westwood, es el actual director creativo de la firma. Desde que la diseñadora falleció en 2022, él se ha encargado de mantener ese aire punk tan característico no solo de sus diseños, también de su forma de presentarlos y acercarse al público. Tal vez por eso que él cerrara el desfile vestido de novia, aunque nadie lo hubiera esperado, representa perfectamente la esencia de la casa. También sus modelos, entre las que estaban Lorena Durán o Guiomar Alfaro, que a sus más de 50 años, sigue arrasando sobre las pasarelas. Y la italiana Simonetta Gianfelici, que ya cumplió los 60.
La colección Bridal Collection 2026 de la firma es una mezcla del pasado, el presente y el futuro, tanto de la moda como de su propia esencia. “Hemos vuelto a mirar nuestro estampado de rosas, inspirado en las acuarelas del botánico del siglo XVIII de Pierre Joseph Redoute, añadiendo la flor de azahar del patio de la universidad, un símbolo de pureza y belleza; sutil y superpuesta con tul, tierno, romántico. Utilizamos jacquard rico en nuestro estampado ‘Ausencia de Rosa’, clásico. Hay lino y algodón, georgette lavado y chiffon, para que las prendas parezcan como si se hubieran usado una y otra vez. La organza más ligera, mucho encaje y duchesse rosa pálido de Italia”, asegura el director creativo.
Y también una mezcla de opuestos. La colección toma como base la corsetería y la sastrería masculina, dos mundos antagónicos, para crear piezas especiales, que cuentan historias. Un ejemplo es el diseño que lució Simonetta Gianfelici: "lleva el vestido Madame de Pompadour, inspirado en la pintura de François Boucher de 1756, esta vez en blanco. A Vivienne le habría encantado, era su vestido favorito de todos los tiempos”, concluye Kronthaler.