La lista de consejos que los diseñadores dan a una novia que quiere hacerse un vestido a medida es más bien extensa. Quizá el más importante es que exista un feeling especial entre el creativo y la novia. ¿Otro que no conviene olvidar? Elegir bien a la persona que te acompañará a las pruebas –mejor una que dos–, que siempre sea alguien que no trate de imponer su opinión. Evitar esas influencias no siempre es fácil, por eso María nos confiesa que ella fue siempre sola. "Quería vivirlo de forma muy personal, sin que nadie me influyera, y de paso sorprender a todo el mundo, ¡incluso a mi madre!", nos explica. Y lo hizo gracias al elegante vestido convertible que los diseñadores de From Lista With Love crearon para ella.
Un vestido de novia 4 en 1
María quería un vestido clásico y sencillo. Pero también que tuviera algún detalle especial y que sorprendiera. Y, a ser posible, que fuera cómodo. "Soy de un estilo muy tradicional vistiendo, pero también quería salir de mi zona de confort, probando cosas que se pudieran añadir o quitar a lo largo de la boda". Con todo esto en la cabeza decidió coger un avión y volar de Londres (donde vive) a Madrid para visitar a Macarena Gavira y Javier Zumarraga, los creativos de From Lista With Love. "Tenía en mente a tres o cuatro diseñadores, pero me habían dicho que ellos eran los mejores en mangas desmontables, y su estilo era justo lo que buscaba. Fue un flechazo desde el primer encuentro".
La novia llegó al atelier sola, pero con un moodboard en el que había plasmado todas sus ideas y esos detalles que le encantaban. "En cuanto lo vio, Javier lo pilló al toque. Mientras hablábamos de mil cosas de la vida, hizo un boceto que plasmó todo lo que tenía en mente". María dice que aquello era como ver arquitectura en movimiento. Una definición que, aunque pueda sonar compleja, describe muy bien la esencia de la firma, marcada por los patrones de líneas limpias y puras, las siluetas arquitectónicas, el mimo por los detalles.
El vestido de María era sencillo, como ella quería, pero también una prenda capaz de hacer hasta cuatro transformaciones. La novia nos explica que crearon un traje minimalista que se ajustaba con mucha suavidad a su figura. Tenía escote cuadrado en la zona delantera, y de doble pico, decorado con un broche, en la espalda. La falda, de silueta A modificada, tenía una abertura en la parte trasera, para aportar una mayor comodidad. Sobre esta base incluyeron una cola desmontable de tres metros, una imponente pieza confeccionada en un tejido más liviano sobre la que reposaba el velo. "Lo pusimos de forma diferente, cayendo desde ambos extremos en vez de por el centro. Me quité el velo después de la iglesia y la cola tras las fotos para estar cómoda en el aperitivo".
La novia nos cuenta que a los diseñadores se le ocurrió incorporar un choker que se unía a los botones de las hombreras. "Este look lo usé durante la comida. Para la fiesta, me quité las mangas, dejando las hombreras a la vista, y me puse un choker de perlas. Además, Larrier Studio, en Oviedo, me hizo una corona de plumas naturales que quedaba perfecta. También cambié los pendientes por unos más pegados a la oreja para poder bailar y darlo todo. Tuve la primera opción con cola, la segunda sin cola, la tercera con el choker y la cuarta sin mangas. ¡Fue genial poder variar tanto!", nos explica la prometida.
Joyas especiales y un ramo creado en el último minuto
Los complementos de todo look nupcial deben ser elegidos con mimo, pero cuando se trata de un diseño sencillo, hay que prestar todavía más atención para que nada chirríe. María nos cuenta que ella llevó su anillo de pedida, una pieza que se hizo esperar. "Mi amiga, que trabaja en Suárez, y mi marido querían conseguir la piedra perfecta, un zafiro de Madagascar que tardó en llegar, pero cuando lo vi, me fascinó. Los pendientes fueron hechos a medida por Larrier Studio en Oviedo. Yo tenía claro que quería algo pegado a la oreja, pero que también colgara para darle continuidad al peinado recogido. ¡Pasamos horas decidiendo y cambiándolos, bendita paciencia que tuvieron!".
Pero quizá, la historia más llamativa es la de su ramo, creado de emergencia en el último momento. "La tía de mi novio, Inma, es una florista de Alicante increíble, y trabaja en muchísimas bodas cada fin de semana. Para la nuestra, tenía previsto traer mi ramo, pero en el último momento surgió un problema y tuvo que viajar la madrugada del viernes al sábado. Con tanto miedo de que pasara algo, me sugirió que fuera a la floristería donde decoraban la boda y me hiciese uno".
María fue a la floristería y pidió que le dieran dos hortensias para llevarlas como ramo, una de las flores protagonistas de la decoración de su boda. "Amo estas flores, me recuerdan a mi infancia –el jardín de mi casa estaba lleno de ellas–". Con esta idea se sumó, sin pretenderlo, a la tendencia de los ramos de novia con una sola variedad de flor, una opción que triunfa entre las más elegantes.
Su historia de amor
María y Pablo se conocieron en Madrid, una noche del verano de 2019. Para ella fue un flechazo, pero en aquel momento él quería irse a Londres y no buscaba nada serio. Pero llegó el Covid. "El primer día del confinamiento llegué a su casa y nunca me fui. Mis amigos decían que estaba loca, pero esos tres meses nos permitieron conocernos a fondo y dar el paso para vivir juntos. En junio dejé mi piso y me mudé al suyo, y desde entonces hemos vivido la vida a tope: hemos viajado por los cinco continentes, mudado de país y, sobre todo, disfrutado muchísimo. No podríamos haber tenido más suerte".
La novia nos explica que empezaron a hablar de la boda en 2023. "Yo le dije que teníamos que empezar a buscar opciones, porque si queríamos casarnos en el Palacio de la Riega, había que reservar con tiempo. Cerramos la fecha y el sitio sin tener el anillo en mano –nosotros siempre hemos sido un poco diferentes–, sabía que la pedida llegaría, solo que tuvo que esperar un poquito". Y llegó aquel verano, en un viaje a Bali.
Una boda de otoño en Asturias
Pablo es de Torrevieja, Alicante, ella de Asturias. "Crecí en un pueblito, rodeada de vacas y campos, gracias al trabajo de mi padre. Esa infancia tan llena de naturaleza me hizo soñar con casarme en Asturias, en medio del verde". Y así fue. El pasado 5 de octubre de 2024, María y Pablo se dieron el 'sí, quiero' en la iglesia de San Isidoro el Real, en Oviedo. "La iglesia es muy especial, ya que fue donde se casaron los abuelos de mi marido –aunque él es de Alicante, por trabajo su abuelo estaba en Oviedo–".
Para la celebración se trasladaron al Palacio de la Riega, en Gijón, que cuenta con el catering del chef Nacho Manzano, con tres estrellas Michelín. "Pablo y yo somos auténticos foodies –hasta hacemos viajes solo de comer–, por lo que la calidad y cantidad de la comida era superimportante. Además, queríamos que nuestros amigos y familia disfrutaran del verano y volvieran tranquilos al trabajo, así que octubre era la mejor fecha. Aunque llovió un poquito al llegar a la iglesia, luego se calmó el tiempo y pudimos hacer el aperitivo al aire libre, y la noche fue increíble con una temperatura perfecta", relata la novia.
Organizarlo todo a distancia no es fácil, por eso la pareja contó con la ayuda de las wedding planners de The Dreams Factory. "Nos ayudaron a poner orden en una boda supercompleja, con muchísimos proveedores. Desde el primer día estuvieron ahí, haciendo que todo saliera genial y sin estrés".
De aquel día lo más especial para María fue ver la felicidad de todos los que los acompañaron. "Cada sonrisa, abrazo y mirada hicieron que el día fuera inolvidable. Aunque decían que el día pasaba volando y que los novios no comían por los nervios, yo estaba supertranquila y disfruté cada momento. Tanto es así que, al sentarnos, tuve que pedirle al maître una infusión digestiva para bajar todo lo que había comido. En las fotos salgo desencajada de felicidad, hay algunas que mis caras son un poema, no podíamos estar más contentos".
Por último, le pedimos un consejo, una lección aprenda que sirva de inspiración para otras parejas que se casarán próximamente. "Que confíen en sus proveedores, que contraten una wedding planner y, sobre todo, que disfruten cada segundo del día. Todo va a salir bien, y si algo no sale perfecto, nadie se dará cuenta. Por ejemplo, a nosotros se nos olvidó brindar: teníamos champán en la mesa y yo estaba tan ansiosa por empezar la fiesta que nos levantamos y le dijimos al grupo que pusiera música. También que no sufran por la lluvia, a mí me disgustó un poco el día antes al ver la previsión, pero no merece la pena. Luego ni te das cuenta".