En el madrileño barrio de Salamanca, cerca del Retiro y de la Puerta de Alcalá, hay decenas de edificios centenarios. Sus fachadas son un reflejo del estilo neoclásico y el modernismo que inundaron estas calles en distintas épocas; y también una muestra más del eclecticismo que hay en la zona. Pero nos interesa solo uno, el que está situado en el número 5 de la calle Príncipe de Vergara y da cobijo a Bingutti, una tienda de antigüedades que es en realidad una casa y dentro de poco se convertirá en el espacio donde Sofía Arribas atenderá en Madrid a las novias que confíen en Arribas Garamendi para hacerse su vestido de novia.
Sofía Arribas es una de las dos mitades que, durante quince años, han formado parte de Sophie et Voilà, una firma de moda nupcial que ofrece tanto prendas a medida como colecciones prêt-à-porter. Ella, arquitecta de profesión, era la directora creativa y fue quien fundó la marca en 2010; Saoia Goitia, que proviene del mundo de la empresa, asumió el puesto de CEO seis años más tarde. Llevan trabajando juntas mucho tiempo y han formado el tándem perfecto.
"No hace falta que una mujer cambie el estado civil para que venga a verme"
Su firma está presente en más de 25 países y cuenta con más de 50 puntos de venta. Un éxito que han alcanzado gracias a sus diseños rompedores, que beben a partes casi iguales de la moda y la arquitectura. "El mundo bridal nunca ha sido un referente muy importante para nosotras. Muchas veces hemos dicho que no hacemos vestidos de novia, hacemos vestidos blancos. Hemos querido reinterpretar ese mundo de princesas y trasladarlo a lo que las mujeres son ahora", nos decía Sofía en una entrevista.
Pero mientras viajaban por el mundo presentando sus colecciones, Sofía se dio cuenta de que aquello había dejado de llenarle. "Echaba de menos mi mesa. A mí lo que me gusta es que las novias me cuenten, me gusta esa sensación de que cada vestido sea totalmente diferente y saber que estamos haciendo el vestido de una novia con sus condiciones, con su historia", nos cuenta. Por eso decidió que había llegado el momento de desvincularse un poco de Sophie et Voilà, dejar que volara sin ella, que la sorprendiera, y fundar Arribas Garamendi, mucho más que un atelier.
"Cuando alguien piense en mi relación con Sophie et Voilà, tiene que pensarlo como un hijo. Se emancipa, sale de casa. Pero no vamos a dejar de hablarnos. Yo estoy aquí siempre. Yo mantengo la firma, pero la dejo volar. Sigo en relación con ellos y sigo hablando puntualmente. Estamos juntos y nos ayudamos. No es una ruptura, tomamos rumbos diferentes", nos dice.
Arribas Garamendi, el nuevo proyecto de Sofía Arribas
Cuando una diseñadora entrega un vestido de novia suele haber una sensación agridulce. Por un lado, está la sensación de satisfacción que queda tras el trabajo bien hecho y ver la felicidad de las novias con su diseño perfecto para el día de la boda. Por otro, hay una ruptura. "Cada vez que una novia salía por la puerta después de estar muchos meses trabajando en su vestido, que estás en un momento superíntimo y creas una conexión muy guay, le das el diseño, sale por la puerta y no la ves nunca más". Y eso a Sofía no le gustaba.
Empezó a pensar que a muchas de ellas le encantaría invitarlas a su casa a tomar un vino o un café, y hablar de arte, o de moda, o de joyas, o de arquitectura, o de la vida. Y decidió crear un punto de encuentro; una especie de club privado en el que poder reunirse y organizar eventos. Un espacio que respirara la esencia de Sofía, que tuviera sus gustos, su estilo, que fuera como el salón de su casa. Un rincón donde hacer un vestido a medida de novia (o de invitada), sí, pero también donde ofrecer otros planes. Un sitio al que volver siempre.
El proyecto ha empezado en Bilbao, la casa madre, donde ella vive. Allí ha cambiado el nombre a su atelier por Arribas Garamendi y ha empezado a organizar estos planes, paralelos a su trabajo como diseñadora, que están siendo todo un éxito. A lo largo de abril llegará a Zaragoza, una ciudad con la que tiene un vínculo muy especial porque su marido es de allí. "Allí abriré el atelier en el espacio que tiene Elisabeth Casablanca, que es una wellness boutique espectacular en la calle Sagasta". Y en Madrid, como adelantábamos al inicio de esta entrevista, tendrá su espacio en Bingutti a partir de mayo.
Sofía tiene un estilo muy reconocible, marcado por los años que vivió en Francia y por su formación como arquitecta. Eso queda reflejado en sus diseños, de siluetas limpias y cortes puros, pero también en su forma de vestir, en su gusto por la decoración, en su atención a los detalles. Todas las novias que la eligen lo hacen porque admiran su forma de mirar y de entender la belleza. Por eso todas las piezas que estén expuestas en sus (de momento) tres casas, las elegirá ella con mimo. Habrá de todo. A veces serán joyas, otras, cuadros, o muebles... Incluso sus propios trabajos, porque sí, ella también pinta. Y todo estará a la venta, pero no es necesario ir con la intención de comprar para poder asistir a estos eventos.
"El montar el club permite que esa novia que he pasado momentos tan íntimos, que he conocido a su madre, su suegra, su hermana, amigas, que hemos llorado juntas, no desaparezca. Entonces vuelve. Nos tomamos un vino, me enseña las fotos de su boda, ve una selección de joyas antiguas, o una exposición de arte de un artista consagrado, o unos muebles que recupera una chica de la zona del norte que para mí es la top en estas cosas... No hace falta que cambie el estado civil para que venga a verme", nos explica Sofía. Y aquel plan tan especial de ir a probar el vestido y avanzar con las pruebas se convierte en otro diferente, pero también especial. En ese bonito después que llega tras el 'sí, quiero'.