Hemos sido testigos de cientos de historias de novias que se dejan llevar por las tendencias punteras del momento. También hay quienes reciclan vestidos de novia familiares como Carlota... Y otras que se inspiran en películas icónicas, como es el caso de nuestra protagonista de hoy, Stella. Para el gran día en el que se prometió amor eterno con Álvaro, el 9 de noviembre de 2024, en la Iglesia de La Nuestra Señora de los Ángeles (Barcelona), confió en la creatividad de Sofía Delgado con un look nupcial de lo más original que toma como referente el famoso y glamuroso estilo del vestuario del largometraje Expiación.
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"El diseño tiene que hacerte sentir especial, creo que es igual de correcto querer ser fiel a tu estilo como arriesgar. Y por supuesto, lo más importante, es confiar en la persona con la que te lo haces y quienes te aconsejan en el camino", reflexiona sobre esta experiencia que vivió con su madre y hermana. Le preguntamos si tenía claro el tipo de diseño que quería, a lo que no responde que no. "Me gustaban muchos vestidos de novia y todos eran de diferentes estilos, por lo que me fue difícil saber qué es lo que quería", explica sobre uno de los dilemas con los que se encuentran muchas prometidas.
Para el gran día lució una creación de Sofía Delgado, ¿qué la diferenció de otras diseñadoras? "Desde antes de prometerme me gustaban mucho sus diseños. Tenía la impresión de que no tenía un estilo determinado, podría hacer un vestido diferente adaptándose al estilo de cada novia, aportando ideas innovadoras, pero siempre buscando la elegancia. Tenía la certeza de que si la escogía a ella no me iba a equivocar y que diseñaría algo especial. Además tuvimos la suerte de entendernos muy bien, siendo las dos muy indecisas y muy exigentes", nos explica.
Las visitas al taller fue una de las etapas más emocionantes para Stella, "nos lo pasábamos muy bien, tenía la sensación de ir a ver a una amiga haciendo algo tan divertido y especial como era crear mi vestido de novia. La sentí muy cercana y sincera, y el proceso de diseño fue creativo y abierto, estuvo dispuesta a escuchar siempre mi opinión y valorar las sugerencias ya fueran de mi madre o de mi hermana", cuenta. Y poco a poco y con mucha paciencia, fueron delimitando las opciones hasta llegar al boceto definitivo. "Me propuso varias opciones inspirándose en los trajes que le enseñaba, proponía ideas diferentes y los acompañaba de telas para que pudiese imaginarme el vestido en cuanto a texturas y movimiento", recuerda.
Y hubo una idea que superó a las demás y que fue le hilo conductor para dar con el resultado final. "Uno de los looks que tenía guardados era el vestido verde que lleva Keira Knightley en Expiación. Cuando vi esta película por primera vez me impactó muchísimo su mensaje y su historia, además no podía pasar desapercibido por su sencillez y elegancia, es por ello queme sirvió de inspiración para el detalle del drapeado y el nudo lateral de la falda", explica sobre esta impecable propuesta que está categorizada como una de las creaciones icónicas de Hollywood.
Nuestras protagonista no tenía muy claras algunas cosas, pero sí que quería llevar velo y cola, "eran mi ilusión", reafirma. Finalmente se decantaron por un vestido de rafia con cuerpo entallado, escote a la caja sin mangas, talle a la cadera con juego de drapeados en gasa rústica de seda y lana con caída. También destaca la falda con cola integrada y capa con efecto capucha asimétrica a juego. "No quería algo demasiado romántico pero tampoco moderno, quería que me representara, pero no sabía de qué modo deseaba hacerlo", confiesa ante esta incertidumbre tan típica con la que la mayoría de las prometidas se encuentran.
Después de elegir el boceto, fue el turno de la prueba del toile, "pudimos ver la forma y la caída, aunque no fuese con la tela definitiva. Tras empezar las pruebas, fuimos detallando puntos del look y decidiendo cuestiones como el largo de la cola, el cuello del vestido, el tipo de velo… Y algo que tenía claro era que no quería llevar manga, ¡todo un reto para el mes de noviembre! Un problema que conseguimos suplir muy bien con unos guantes de organza Varadé", cuenta.
Y en la penúltima visita decidieron todo lo referente al velo que acabó siendo en una de las piezas clave. "Experimentamos con varios velos de tul, de seda rústica, corto y largo, el de la boda de mi madre…pero por algún motivo no encajaban. Probamos con la misma gasa rústica de seda que lucía la falda que luego evolucionó a una capucha, pero yo no me sentía identificada. Así que decidimos utilizarlo a modo de “capucha” y cogiéndolo al nivel del moño, así conseguimos el efecto deseado, un velo diferente con mucha personalidad dejando a la vista el recogido".
Stella tuvo un total de cinco pruebas hasta lograr resultado final, "en la última me enseñaron a llevar el vestido, a cómo moverme, sentarme, recogerlo, subirme al coche y cuidar el traje para que luciera en todo momento. Aún recuerdo cuando me lo probé por primera vez, en ese momento supe que había acertado. Tengo que agradecer especialmente a Sofía, a Ana, a mi madre y a mi hermana porque supieron ayudarme en todo momento y ver lo que yo al principio no veía".
Su atuendo ya ha causado sensación en las redes sociales, pero es algo que no tuvo en mente, ni siquiera se fijó en las tendencias. "Considero que es importante seguirlas si te inspira e ilusiona la idea, pero si te inspira más sentirte tú misma es igual de válido. Yo quise arriesgar un poco y salir de mi zona de confort aun sintiéndome muy yo y muy cómoda. Aposté por un vestido con corte a la cadera, unos guantes de organza y un velo invertido, ¡fueron los grandes protagonistas del look".
Le preguntamos si le parece esencial cumplir las clásicas tradiciones, y nos responde tal que así: "Creo que es importante que se sepa a lo que se va y ser muy consciente de lo que implica casarse. Que los detalles y la ilusión de este día no hagan sombra al verdadero motivo de esta celebración. Los dos quisimos cumplir con las tradiciones e incluso quisimos organizar una pedida de mano que celebramos en agosto con las dos familias para formalizar el compromiso".
David Martínez fue quien se encargó de su romántico peinado. "Es mi peluquero de confianza en Madrid y conoce mi estilo, además ya había peinado y maquillado a mi hermana Nina para su boda hacía un año. Los dos coincidíamos en que queríamos un moño y un maquillaje fresco y sencillo. El moño fue todo un reto, pero lo dominó como buen profesional que es.
Como joyas se decantó por unos pendientes de oro blanco con diamantes y perlas que caían en tres filas. "Fue el regalo de mis suegros que me dieron en la pedida, me parecen los pendientes más bonitos y elegantes que he llevado nunca. Además lo combiné con el anillo de compromiso, una alianza catalana en honor a mis orígenes. Ambas piezas fueron creación de Pérez De la Rosa", dice.
Para el ramo de novia buscaba algo con movimiento, verde y desenfadado, que terminó siendo una base de esparraguera, con thalpsi, flor de arroz, bubleurum y chasmantium. "Me gustaba mucho el estilo de María de la empresa El Patio de la Abuela, por eso que conté con ella para la decoración floral del gran día, ¡la decoración de las mesas fue lo que más me cautivó!".
Stella y Álvaro cruzaron sus caminos en la época universitaria. Si bien ella nació y vivió en Italia parte de su infancia, se mudó a Barcelona y terminó estudiando en la Universidad de Navarra, en Pamplona, donde se encontraron; parece que su destino estaba escrito. "Estudiamos diferentes carreras, pero nos conocimos gracias a nuestro grupo de amigos. Empezamos a salir cuando él tenía 19 y yo 20 años, y nos casamos tras seis años de noviazgo", dice.
La gran pregunta tuvo lugar el 9 de diciembre de 2023 en la ciudad italiana de Varese, donde Stella nació. "¡Nos casamos justo 11 meses después! Durante el noviazgo habíamos hablado mucho del gran día, ya que para nosotros casarnos significaba empezar nuestra familia, queríamos hacerlo cuando nos sintiéramos responsables para asumir este compromiso", reflexiona sobre este paso.
El 9 de noviembre de 2024 pronunciaron el "sí, quiero" más especial de sus vidas en la Iglesia de La Nuestra Señora de los Ángeles, situada en Barcelona. Y tras salir por la gran puerta del tempo como marido y mujer, se trasladaron hasta la Masia Rosàs para celebrar con sus familias y amigos. "Tuve la suerte de contar con la wedding planner Berta de B, I need you que me acompañó, aconsejó y se aseguró que todos los detalles estuvieran como queríamos. Sin ella no habría sido lo mismo. Además, seguí los consejos de la cuenta de Instagram Carla se Casa, que me ayudaron mucho para captar el estilo que queríamos transmitir en la boda, así como temas de protocolo y tradición".
"Los amigos del novio, como buenos pamplonicas, el día de la boda me hicieron entrega del “pañuelico” rojo propio de las fiestas de San Fermín junto a una jota navarra, No te vayas de Navarra. Y de todos los momentos, el más especial fue nuestro baile nupcial acompañado por Sapore di Sale de Gino Paoli en honor a mis orígenes italianos. Lo hicimos ya entrada la noche, bajo las luces que iluminaban el patio", una imagen que parece digna de una producción romántica.
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