¿Cómo vestían las novias influyentes en el pasado? Es la pregunta nos hemos hecho, y tenemos la respuesta. La idea de llevar un vestido de novia blanco es relativamente 'nuevo'. Todo comenzó tras la gran boda real de la reina Victoria de Inglaterra en 1940 y su look de Alta Costura para el que cuatrocientos trabajadores dedicaron más de tres meses a su creación. Fue pionera, rompió las reglas establecidas de aquella época, porque llegó al altar enfundada en un traje de satén blanco, un acto revolucionario, ya que hasta la fecha la moda aristócrata era optar por colores vivos para el gran día. Y hubo otro aspecto que tampoco pasó desapercibido ante los ojos de los expertos en moda: sus mangas ajustadas —que se acortaban a la altura del codo— confeccionadas con el delicado encaje de Honiton.
Este lujoso detalle que puedes observar en el retrato en blanco y negro que ha formado parte de los libros de historia de la moda, marcó un antes y un después en el terreno nupcial. Una impecable elección que, desde aquel entonces, ha estado presente en los diseños de las princesas y reinas europeas que han ocupado nuestras líneas desde hace más de 80 años. Lucir unas mangas especiales puede cambiar por completo la imagen, y aunque están estrechamente ligadas a las tendencias y la cultura del lugar, hemos sido testigos de momentos icónicos en el siglo XX, recordamos algunos de ellos con los que seguimos soñando.
Las mangas que llevaron las novias de la realeza
La reina Isabell II de Inglaterra pronunció el 'sí, quiero' a Felipe, el duque de Edimburgo, el 20 de noviembre de 1947 en la Abadía de Westminster (Londres) con una de las obras maestras del mundo nupcial, diseñada por Norman Hartnell, siguiendo las modas de los años 40. Confeccionado en satén de seda color marfil, decorado con bordados intrincados realizados en hilos de oro y plata que representan los emblemas florales de Gran Bretaña y la Commonwealth, y adornado con 10,000 perlas, cristales de Swarovski y motivos inspirados en la obra musical "La Primavera" de Botticelli. Y por supuesto, las mangas eran largas, ajustadas y con los mencionados apliques a la altura del puño.
En el caso de Grace Kelly, que se casó con el príncipe Rainiero III de Mónaco el 19 de abril de 1956 en la Catedral de San Nicolás (Mónaco), llevó el que es considerado uno de los trajes más espectaculares. Creado por la diseñadora de vestuario de Hollywood con la que trabajó hasta entonces, Helen Rose, utilizó más de 300 metros de encaje belga antiguo y 150 metros de seda, tafetán y tul para darle forma. Uno de los matices que sigue triunfando dentro y fuera de la pasarela desde aquella aparición que la convirtió en princesa, fue el corpiño ajustado de cuello alto y las mangas largas de encaje que aportaron una dosis de sofisticación y glamour a partes iguales.
La hija de la reina Isabel II de Inglaterra, la princesa Ana de Inglaterra, se prometió amor eterno con el capitán Mark Phillips el 14 de noviembre de 1973 en la Abadía de Westminster (Londres). Como gran amante de la moda, lució un atuendo de inspiración vintage diseñado por Maureen Baker, además de estar cuajado de bordados de perlas, destaca su escote con cuello alto, una cola de dos metros y unas larguísimas mangas abiertas en forma de campana que nacían a la altura del codo, todo un sello de identidad.
Es cierto que la princesa Carolina de Mónaco se ha vestido de blanco en más de una ocasión, y una de nuestras favoritas fue en la boda religiosa que celebró con el promotor inmobiliario francés, Philippe Junot, el 29 de junio de 1978 en el Palacio de Mónaco. Mañana en la que lució un traje de tejido ligero y fluido, de inspiración bohemia, típica de los setenta, obra del genio de la aguja Marc Bohan, que en aquel momento fichó para la casa parisina de Dior. Con un escote cerrado y alto, de silueta recta y amplia falda con movimiento cuajada de pequeños bordados de florecitas blancas, recordamos las románticas mangas largas semitransparentes y corte ligeramente acampanado.
El 29 de julio de 1981, la ciudad de Londres se vistió de fiesta para celebrar el esperado enlace de Diana de Gales y el príncipe Carlos de Inglaterra que tuvo lugar en la Catedral de San Pablo. Una fecha inolvidable en la que la vimos con un traje nupcial, obra de David y Elizabeth Emanuel, fabricado en tafetán de seda color marfil y decorado con encaje antiguo de Carrickmacross, pequeñas lentejuelas y más de 10.000 perlas bordadas. Una de las características más llamativas fue, además del corpiño ajustado y la amplia falda con una impresionante cola de casi ocho metros de longitud (¡es la más larga de la historia de las bodas reales británicas!), las reconocidas mangas abullonadas con lazos, un corte típico de la época ochentera que inundó los titulares.
De la pasarela al altar
Tal fue la influencia de estas importantes decisiones de estilo de reinas y princesas europeas que marcan tendencia con sus carísimos y exclusivos looks alrededor del globo terráqueo, que se han visto reflejadas en las propuestas de las marcas nupciales internacionales a lo largo de los años. Opciones que se adaptan a todo tipo de prometidas, estaciones y celebraciones, pero que tienen un aspecto en común: las mangas especiales y cargadas de personalidad. Para esta temporada, hemos visualizado algunos de estos guiños royals en las nuevas colecciones de 2025 de importantes firmas de la industria como Mira Zwillinger, Anne Barge, Monique Lhuillier y Galia Lahav.
Hablamos con expertas
Para comprender por qué este detalle con este gran peso 'real' y de cuento de hadas puede cambiar por completo lo que se quiere transmitir con tan solo una pincelada, hemos hablado con grandes expertas en el sector, que están en continuo contacto con aquellas novias españolas que pronunciarán el 'sí, quiero' en los próximos meses. Desde Inés Lacasa, su diseñadora bajo el mismo nombre, nos explica el peso que tiene la elección de las mangas, pero en su caso, concreta un tipo de estilo que está en alza. "Ahora mismo vemos una vuelta a lo artesanal, a los detalles hechos a mano que hacen cada vestido único. El estilo bohemio sigue presente, pero con un aire más refinado: mangas amplias, fluidas y muy trabajadas en tejidos especiales. También están tomando fuerza las mangas con volumen más estructurado, que aportan un toque sofisticado sin perder frescura. Al final, se trata de jugar con los detalles para que cada novia se sienta auténtica y especial."
Alejandra Valero, la diseñadora, coincide con ella, "a nosotras el estilo bohemio siempre nos ha gustado y es cierto que actualmente está totalmente en tendencia. También diría que se llevan mucho las mangas románticas y hay tendencia a las hombreras. Aunque consideramos que las tendencias, tendencias son… y que en un vestido de novia hay que guiarse principalmente por lo que mejor le siente a cada novia."
Pero he aquí una cuestión que nos planteamos, ¿cómo nace la creatividad para diferenciarse de lo que ya se ha hecho? En el caso de Alejandra Valero confiesa "la inspiración surge de cualquier detalle que nos aporte belleza… Puede ser un cuadro, una película, una persona andando por la calle. Muchas veces, modelando con tejidos, es como salen los resultados más especiales", una reflexión que sostiene tras un largo recorrido de profesión y a la que se suma Inés Lacasa. "Nace de los materiales. El tejido con el que trabajamos es clave para definir la estructura y el movimiento de una manga, al igual que los detalles que la acompañan. Me inspiro en la forma en que cada tela responde al cuerpo, en los patrones de la Alta Costura y, sobre todo, en la esencia de cada novia. Cada manga que diseño tiene un sello especial, un pequeño giro que la hace única y que encaja perfectamente con el vestido y la personalidad de quien lo lleva."
Si te encuentras en pleno proceso de creación, o simplemente de búsqueda o inspiración y estás planteándote si añadirlas o no, nos hemos adelantado para preguntarles cuál la que más favorece, aunque te confirmamos que no funcionarán bien si quieres un escote halter o un segundo traje enfocado a la fiesta. "Las mangas con estructura, como las que incorporan hombreras sutiles y un corte recto, suelen estilizar la figura y equilibrar las proporciones. Son un acierto para la mayoría de los cuerpos, ya que ayudan a definir los hombros y, a su vez, realzan la cintura. Pero más allá de la forma del cuerpo, lo importante es que armonice con el conjunto del vestido y potencie la belleza natural de la novia", razona Inés Lacasa.
Así que si no quieres lucir los hombros, e incluso los brazos en tu gran día, optar por ellas es sinónimo de buen gusto, y he aquí la idea de Inés que quizás te ayuda a seguir adelante con esta decisión. "Una manga estilo ‘poeta’ con un leve abullonado y un puño especial puede aportar ese equilibrio perfecto entre fluidez y sofisticación. En estos casos, el diseño debe centrar la atención en un punto clave, como un puño trabajado con botones forrados o un pequeño bordado artesanal".
Hay un punto importante que debes tener en cuenta: la fecha en la que te casas. Si es en verano, no será el mismo material —como la bambula de seda, el nido de abeja o la gasa plisada— que si es en invierno, un punto en el que enfatiza Alejandra Valero, "en verano es mejor optar por una que no sea muy pegada, con un tejido ligero y que simplemente cubra el brazo de una manera sencilla… ¡Pasar mucho calor es incomodísimo!". Inés Lacasa nos cuenta que para los meses de frío, le gusta trabajar con tejidos con textura y presencia, como el crêpe con relieve, el tweed ligero o incluso un terciopelo plisado, "busco siempre materiales que no resulten pesados ni calurosos, ya que muchas bodas en esta estación se celebran en espacios cerrados.
Sin lugar a dudas, este detalle puede transformar completamente un vestido, "a veces, una base sencilla se convierte en un diseño espectacular con unas mangas protagonistas. En nuestro atelier, trabajamos cada manga con la misma dedicación que el resto del look, porque sabemos que pueden aportar carácter y un sello distintivo a la pieza final", explica Inés Lacasa. Y para equilibrarlo, hay que prestar atención a la más mínima pincelada, "cuando apostamos por unas llamativas, como abullonadas en organza bordada, sabemos que serán el foco de atención, así que hay que complementarlas de forma sutil, con detalles bien medidos para no recargar el conjunto".
Alrededor del año contamos la historia de más de 100 novias diferentes, que provienen en cualquier rincón del país, y muchas de ellas tienen este toque en común, y hoy recordamos las anécdotas de dos de ellas. En el caso de Fátima, que se casó con Óscar el 3 de febrero de 2024 en Madrid un vestido de Marcela Mansergas, contribuyó al diseño de las mangas añadiendo tu estilo personal, "las decoramos con pedrería de color plateado y bronce que formaban flores para que tuvieran notas invernales. El resultado fue un look lleno de personalidad y detalles que hicieron que me sintiera realmente yo", explica.
Nuestra prometida Bea pudo cumplir su sueño al llevar un vestido bucólico de inspiración medieval, obra de la modista Sara Lage, para su boda campestre con Rodrigo que comenzó en la Colegiata de Toro el 13 de julio de 2024. "Las grandes mangas abullonadas de bambula con mucho volumen eran un guiño a las que llevó mi madre en el día de su boda", nos confesó sobre este toque tan nostálgico que se convirtió en el gran protagonista del atuendo.