Es prácticamente imposible organizar una boda en las que las tendencias no estén presentes de algún modo. A veces se cuelan en la decoración de las mesas, o en las invitaciones (que ahora se dibujan sobre tejidos), o en el vestido de novia. Es lógico. Son la representación de nuestro tiempo, de un momento, y tienen mucho de cultural y sociológico. Tal vez por eso, cuando tiempo después uno mira las fotos de su boda, hay ciertos detalles que le gustaría cambiar. ¿Pero nos pasa a todos? ¿Si te casaras hoy, qué cambiarías de tu boda? Carmen de la Puerta ya nos respondió a esta pregunta, y hoy lo hace Laura Corsini, creadora de Bimani.
La boda de Laura Corsini
La diseñadora se casó el 30 de julio de 2022 en la localidad cántabra de Comillas. Un lugar con un significado especial para la pareja, ya que fue donde se conocieron y donde Javier le propuso matrimonio en octubre de 2021. La ceremonia tuvo lugar en la iglesia de San Adrián, en Ruiseñada, y fue ahí donde pudimos ver, por primera vez, su vestido de novia.
Sus tres vestidos de novia
Laura eligió el vestido con el que su abuela materna, Carmina, se casó en 1958. Este diseño atemporal de color blanco roto, con cuello redondo, manga francesa y falda de línea en A, fue restaurado dedicándole más de cien horas de trabajo. "Desde el principio tuve claro que quería casarme con el vestido de mi abuela. Cuando me lo probé, supe que nada me haría más ilusión. Para mí es el vestido más especial del mundo. No modificamos su diseño porque encajaba a la perfección, simplemente repasamos las costuras y reforzamos el cuerpo".
Pero ese no fue el único vestido que lució la diseñadora. El segundo, tal como nos cuenta, estaba confeccionado en tul francés de seda natural. "Fue una auténtica obra de arte. Llevaba entolada una mantilla antigua de mi familia, intercalada en las más de doce capas de tul".
El tercero fue creado pensando en el baile y estaba confeccionado en un tejido de paillettes y tenía un gran lazo de organza natural en la zona superior. "Nada de esto habría sido posible sin Fátima González y su equipo, que pusieron todo su mimo y dedicación en la confección de estas tres piezas únicas", asegura Laura.
Otros detalles de su look nupcial
Para que el look nupcial funcione bien y cada detalle encaje, es importante seleccionar los accesorios con cuidado. La diseñadora lo sabía y puso una especial atención a las joyas. Laura llevó unos pendientes y un broche de su abuela paterna y sus dos anillos de pedida, una esmeralda rodeada de brillantes, diseñada por Javier y su madre, y el solitario con el que el novio le pidió matrimonio, de Del Páramo Vintage.
El toque final lo daban los zapatos, unos originales stilettos diseñados por ella, en tono marrón. Aunque uno de los detalles más especiales de su look nupcial fue, sin duda, su ramo. Tal como nos explica, fue una composición que su suegro, el paisajista Jesús Ibáñez, elaboró la misma mañana de la boda con helechos del campo y ramas de eucalipto. Una creación que, durante la celebración, Laura entregó a su cuñada Eva, la hermana de Javier.
La creadora de Bimani apostó por un look de belleza muy natural. Recogió su melena en una coleta con ondas, uno de los peinados que más lleva en su día a día y con el que se siente especialmente cómoda. "Confié en profesionales increíbles: Gema Ledesma se encargó de mi peinado, mientras que el maquillaje estuvo en manos de José Belmonte para Nars. El resultado fue justo lo que buscaba: un look elegante, natural y atemporal".
Un 'sí, quiero' en Cantabria
Después de la ceremonia religiosa se trasladaron a una finca cercana, en Roi, para la celebración. "La planificación de la boda estuvo en manos de A-Típica, quienes hicieron un trabajo excepcional en cada detalle. La decoración floral fue un elemento clave en la ambientación y estuvo a cargo de Marengo. Jesús, el padre de Javier, también diseñó diferentes decoraciones vegetales, lo que le dio un toque muy personal y emotivo", nos cuenta Laura tirando de memoria. En cuanto al menú, fue elaborado por Deluz, de Santander, "asegurando que cada plato estuviera a la altura de la ocasión".
La diseñadora nos explica que la música tuvo un papel muy especial y ayudó a que durante todo el día hubiera varios momentos inolvidables. "Mi hermano Nicolás tocó al piano mientras yo entraba en la iglesia. Además, Javier tiene un grupo de música con amigos, tocaron tras la cena, y fue la sorpresa de la boda".
Cómo sería su enlace si se casara hoy
Cuando le planteamos la pregunta de qué cambiar de su boda si se celebrara hoy, la diseñadora no lo duda: "realmente no cambiaría nada. Fue un día tan mágico y especial que lo reviviría exactamente igual, con la misma emoción". Eso sí, admite que vestir a 70 de las invitadas con diseños de Bimani fue bastante complejo.
Y es que, de los más de trescientos invitados que los acompañaron, la novia se encargó de diseñar los looks de buena parte de las mujeres. "Tengo que admitir que fue un estrés tremendo para todo el equipo diseñar y confeccionar tantísimos vestidos de invitadas. Fue una auténtica locura, hicimos más de tres pruebas de media a cada invitada. Fue un proyecto precioso, pero lo vivimos con mucha presión. ¡Echo la vista atrás y creo que tampoco habría pasado nada si hubiera vestido a alguna menos! Eso sí, la foto con mis 70 invitadas con sus looks Bimani la tengo enmarcada, fue algo histórico para la firma", asegura divertida.