La de Sassa de Osma y Christian de Hannover es la única boda real que se recuerda en Perú, una república que rara vez acoge encuentros entre duques, condes y princesas. El 16 de marzo de 2018, el país natal de la diseñadora fue escenario de tres días de celebración que congregaron a miembros de la realeza europea y la alta sociedad limeña para ser testigos de una unión de película. La expresión no es casual: su vestido español se inspiró en la mítica Grace Kelly, abuela política del novio.
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El vestido de novia de Sassa de Osma
Hace exactamente siete años, Sassa de Osma llegó a la Basílica de San Pedro de la mano de su padre, Felipe de Osma, y con su espectacular look nupcial provocó los aplausos de la gente que allí esperaba su llegada. No eran invitados, sino limeños entusiasmados por el enlace de la "princesa de Los Andes", quien se decantó por un vestido clásico de Jorge Vázquez. Un diseño que el creador describió a ¡HOLA! de la siguiente manera: "de línea princesa, realizado en chantilly francés, gazar de seda triple y bordado sobre el propio dibujo del encaje con hilo de seda, abalorios y pequeños pétalos en organza".
Al contrario que otras mujeres vinculadas con la familia real de Mónaco, que decidieron casarse con vestidos lenceros e incluso, diseños cortos que dejaban parte de las piernas al desnudo, Sassa optó por un estilo recatado, caracterizado por su escote en encaje con cuello alto y mangas largas, un detalle que inmediatamente nos trajo a la mente el look nupcial de la memorable Grace Kelly, abuela política de Christian.
Grace Kelly simboliza una elegancia clásica y atemporal a la que muchas aspiran el día de su boda: Kate Middleton, Marie-Chantal de Grecia, celebrities como Ivanka Trump y, por supuesto, miles de novias anónimas. El intricado vestido de la oscarizada actriz y princesa de Mónaco inundó las portadas de las revistas femeninas de la época y sirvió de inspiración a tantas mujeres que, más de medio siglo después, aún vemos el efecto que ha tenido en la moda nupcial.
Inspirado en Grace Kelly
Sobre el proceso de creación de la prenda, que empezó en otoño de 2017, el modisto gallego explicó a ¡HOLA!: “Normalmente, es un proceso que dura seis meses, pero, en este caso, en base a la complejidad del vestido, el reto que suponía y todo el trabajo de taller, empezamos con ocho meses”. La pareja se había comprometido en el mes de abril, solo unas semanas después de que la abogada hiciera su debut oficial en el Baile de la Rosa como una más de los Hannover.
Fueron 600 horas de arduo trabajo en los talleres de la firma española. “No fui consciente del momento en el que estaba formando parte hasta que, meses después, vi la repercusión que había tenido. Definitivamente, este vestido ha sido uno de los más importantes que siempre formarán parte de la historia de la casa”, contaba una vez celebrado el enlace.
Para que nos hagamos una idea, la confección del legendario vestido de Grace Kelly, a cargo de Helen Rose, exigió la intervención de hasta 30 profesionales de la costura. En tiempo récord, solo dos meses, la firma estuvo volcada en crear el que podría ser el look nupcial más emblemático de la historia y el más caro que realizó la jefa de vestuario de películas como Alta Sociedad y El cisne. Cada diseño posee su propio carácter, pero la influencia de la estética de la princesa de Mónaco es evidente en la elección de Sassa, lo que refuerza el sentido de continuidad y tradición en la familia Hannover.
Un mensaje secreto
Es habitual, aunque no por ello menos emocionante, que cada novia quiera darle su toque personal al vestido por medio de algún bordado con mensaje y hasta la utilización de un tejido antiguo, perteneciente a un ser querido, por ejemplo. El de Sassa de Osma seguía esta tendencia y escondía un detalle secreto que solo se supo por voluntad del propio diseñador, ya que era imposible que se apreciara en las imágenes de la boda: “Bordamos una frase muy especial en el interior del vestido. Una frase relacionada con las grandes historias de amor, para una novia muy especial”. Si bien no sabremos a cuál se refiere, tenemos la certeza de que el gesto fue celebrado en la intimidad como un vestigio del compromiso y el cariño que se tiene la joven pareja hasta el día de hoy.
Una tiara familiar
El vestido también contaba con una cola de varios metros de longitud, que acentuaba su porte regio y confería un dramatismo sutil. Para completar el look, la novia llevó un velo de tul bordado con motivos florales, sujeto a la imponente tiara de la familia Hannover. Una pieza de inspiración floral y volutas, realizada sobre una base de platino u oro blanco con diamantes, que ha sido utilizada por Chantal Hochuli, madre de Christian, y Carolina de Mónaco, quien fue la segunda esposa de Ernesto de Hannover.
El lencero de su preboda con una corona de flores
Ya convertidos en marido y mujer, se trasladaron a pie hasta el Palacio de Goyeneche y desde ahí fueron al Club Nacional, donde tuvo lugar el almuerzo. Hubo otro escenario más para la fiesta de la tarde: la casona monumental Berckmeyer, que pertenece a Felipe de Osma y sus hermanos. Para bailar cómodamente, la novia se cambió a un sencillo slip dress blanco roto de escote en forma de 'V', que complementó con pendientes de brillantes y esmeraldas de Suárez, y una vistosa diadema de flores. Una apuesta romántica y más relajada que se contraponía a la formalidad de su look para la ceremonia, y gracias a la cual pudimos ver esta otra faceta de la princesa de Hannover.
Minimalista en la fiesta posterior
El broche de oro al fin de semana de celebraciones lo puso la fiesta del sábado 17 de marzo en el Museo Pedro de Osma, que fue declarado Monumento Nacional. Para esta despedida, en la que todas las invitadas vistieron de largo, la novia hizo gala de su carácter discreto con un nuevo vestido blanco; esta vez, de Oscar de la Renta. El diseño en raso de seda, ceñido perfectamente a su cuerpo hasta las caderas, presentaba un escote barco estructurado y llevaba la espalda abierta.