Nos decía en una entrevista la diseñadora Rosa Clará que para ella era importante que las novias llevaran velo. "Se puede colocar de mil formas, tener texturas muy diferentes… no tiene que ser el tradicional de siempre. Pero llevar algo de tul creo que le da un aura especial a la novia. Creo que termina el vestido". Una afirmación con la que coincidía Castellar Granados, y que suscriben muchos diseñadores. El velo es uno de los elementos con más tradición del look nupcial y, aunque no lo parezca, muchas veces cuenta historias. Del diseño efecto de 'polvo de hadas' de Diana de Gales a la 'guía de botánica' que Meghan Markle plasmó en el suyo: hoy te contamos algunos detalles de los velos que las novias de la realeza eligieron para sus bodas.
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Dónde: en la Capilla Real del Palacio de St. James, en Londres.
Con quién: con el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha.
El velo: si hoy las novias visten de blanco se debe, en gran medida, al vestido que eligió la reina Victoria para el día de su boda. En un momento en el que las mujeres se desposaban con su mejor prenda, casi siempre de llamativos colores, ella apostó por un diseño níveo que marcó tendencia en aquel momento y supuso un punto de inflexión para la moda nupcial. Pero no solo el vestido llamó la atención, también su velo, una pieza confeccionada en encaje de Honiton que medía aproximadamente 3,6 metros de largo y 68 centímetros de ancho. A diferencia de las costumbres reales de la época, Victoria optó por una corona de flores de azahar en lugar de una tiara para sujetar su velo, simbolizando pureza y fertilidad.
Con quién: con Philip Mountbatten, duque de Edimburgo.
El velo: confeccionado en tul de seda proveniente de Egipto, el velo complementaba su vestido de satén color marfil diseñado por Norman Hartnell. Este vestido, adornado con 10,000 perlas y bordados con motivos de flores y trigo inspirados en la obra La primavera, de Botticelli, tenía también un trébol irlandés de cuatro hojas, tejido en la falda, que el diseñador había incluido como un guiño de buena suerte para la novia. Para sujetar el velo, Isabel II eligió la tiara Fringe, una joya de diamantes creada en 1919 para la reina María de Teck. Curiosamente, el día de la boda, la tiara sufrió un percance y se rompió, pero fue reparada a tiempo para la ceremonia.
El velo: para el día de su boda, Lady Di llevó un vestido de novia lleno de dramatismo creado por David y Elizabeth Emanuel. Una pieza con mangas farol y volantes que complementó con un velo aparentemente sencillo. Sí, aparentemente, porque esta pieza de tul de seda adornada a mano por la bordadora Peggy Umpleby, conocida cariñosamente como Miss Peggy, con 10.000 microperlas y pequeñas lentejuelas de nácar que creaban un efecto de 'polvo de hadas'. Para sujetarlo eligió la tiara Spencer, una creación realizada en oro, con flores y estrellas, decorada con diamantes de diferente tamaño y grosor y un corazón central.
El velo: Valentino fue el encargado de diseñar el vestido de novia y el velo que Máxima de Países Bajos lució en su boda. Se trataba de una pieza en tul de seda bordada a mano con motivos florales y zarcillos que complementaba armoniosamente la cola del vestido. Para sujetarlo, eligió una tiara de estrellas creada a partir de dos joyas preexistentes: la diadema de botones de perlas que su suegra la reina Beatriz eligió para su coronación en 1980 y que sirvió como base, y los cinco broches con forma de estrella que la reina Emma recibió como regalo de bodas.
Dónde: en la iglesia de Nuestra Señora, en la catedral de Copenhague.
Con quién: con Federico de Dinamarca.
El velo: el modisto danés Uffe Frank fue el encargado de diseñar su vestido, una prenda sencilla, con acabado nacarado, que complementó con un velo lleno de historia. Esta pieza, con más de 100 años de antigüedad, estaba confeccionada en encaje irlandés bordado y fue utilizado originalmente por la princesa Margarita de Connaught en su boda en 1905 y, posteriormente, por su hija, la reina Ingrid de Dinamarca, en 1935. Desde entonces, ha sido llevado por varias novias reales de la familia danesa, incluyendo a la propia reina Margarita II.
El velo: junto a su vestido de novia, diseñado por Manuel Pertegaz, doña Letizia lució un velo de forma triangular que medía tres metros de largo por dos de ancho en su base. La pieza estaba decorada con bordados realizados a mano que combinaban motivos de flores de lis y espigas, siguiendo técnicas artesanales del siglo XIX. El velo fue un regalo personal del entonces príncipe Felipe. Lo complementó con la tiara Prusiana, la misma pieza que lució, en su enlace, doña Sofía. Se trata de una joya de inspiración helénica, realizada en platino y decorada con diamantes; uno de los más llamativos, con forma de lágrima, está situado en la zona central.
Dónde: en la Catedral de San Nicolás de Estocolmo.
Con quién: con Daniel Westling.
El velo: tanto la tiara como el velo que Victoria de Suecia llevó el día de su boda fueron los mismos que lució su madre, la reina Silvia, en su enlace en 1976. El velo es una pieza histórica de encaje que pertenece a la familia Bernadotte —la familia real de Suecia está formada por los miembros de la casa de Bernadotte desde 1818, cuando Jean Baptiste Jules Bernadotte, mariscal de Napoleón, subió al trono como Carlos XIV— y lo complementó con la tiara de Camafeos, una pieza compuesta por siete camafeos y realizada en oro con perlas.
El velo: la actual princesa de Gales llevó, el día de su boda, un sencillo velo de tul en color marfil bordeado delicadamente con encaje. Quizá, lo más llamativo, es que en lugar de optar por un diseño que se alargara sobre la cola, prefirió una pieza que se cortara por dejado de la cintura. Lo combinó con la tiara Cartier, una de las joyas más especiales de Isabel II, que la recibió de su madre en su 18º cumpleaños (el duque de York, que más tarde recibió el título del rey Jorge VI, se la regaló a su esposa, la Reina Madre, en 1936).
Dónde: en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor.
Con quién: con el príncipe Harry.
El velo: Meghan combinó el sencillo vestido que Clare Waight Keller diseñó para ella con un velo lleno de significado. De cinco metros de largo y confeccionado en tul de seda, la pieza estaba bordada con 53 flores que hacían referencia a los países que configuran la Commonwealth. A esas 53 flores, Meghan Markle quiso añadir dos más: la flor de macasar, que crece en los terrenos del Palacio de Kensington frente a Nottingham Cottage, y la amapola californiana, la flor del estado donde nació ella. En la parte delantera del velo, dos espigas de trigo simbolizan la caridad y el amor. Para sujetarlo añadió la tiara bandeau, una joya que perteneció a María de Teck, abuela de la reina Isabel y esposa del rey Jorge V de Gran Bretaña e Irlanda. Se trata de un diseño inglés, datado en 1932, cuya pieza central (la más antigua, ya que es de 1893) está formada por un broche desmontable de diamantes.
Dónde: en la catedral de la Anunciación de Santa María de Atenas.
Con quién: con Matthew Kumar.
El velo: la princesa quiso acompañar el vestido de Celia Krithariot con un velo muy especial. Se trata de una pieza que, antes que ella, han llevado tres reinas y tres princesas relacionadas con la Corte danesa en sus bodas. Y es que, Teodora es sobrina de Margarita de Dinamarca y prima de Federico (además de sobrina de doña Sofía y prima de Felipe VI de España). Para homenajear a su familia danesa, la princesa griega llevó este velo de encaje irlandés que perteneció a su bisabuela, la princesa Margarita de Connaught. Ingrid de Dinamarca, Ana María de Grecia y Mary de Dinamarca han sido las tres reinas que lo han llevado para pasar por el altar, además de Alexia de Grecia y Benedicta de Dinamarca.
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