Después de la novia, la mujer más importante de una boda, sobre todo en lo que a la elección del look se refiere, es la madrina. Tiene la misión de acompañar al novio hasta el altar, y debe elegir su diseño con cuidado para no llamar la atención en exceso y tampoco pecar de ser demasiado simple. Y si hay alguien que debe regirse por el protocolo, es ella. Aunque cada vez estas formalidades sean más laxas —en algunos casos incluso tienden a desaparecer— siguen estando presentes en los enlaces y es aconsejable seguirlas. El protocolo de boda de día por el que deberán guiarse las invitadas de este tipo de enlaces, es diferente para la madrina, quien tiene unas normas especiales, no solo para el traje en sí, y es que además de existir claves para llevar bien la mantilla, hay un protocolo de zapatos que debería conocer.
Pero antes de adentrarnos en este punto tan interesante, es importante hacer un rápido repaso por el resto de normas que toda madrina debería tener presentes antes de elegir el estilismo que llevará en la boda de su hijo.
Lo primero, y quizá lo más importante, es que si el novio lleva chaqué, ella deberá ir de largo y llevar o bien mantilla o bien un tocado pequeño. Y esta norma es igual tanto para bodas de día como de tarde. Con esto claro, lo primero que se suele elegir es el vestido (o conjunto, porque también es una opción adecuada). Lo mejor es optar por diseños lisos, sin estampados, y si la prenda lleva algún print, es preferible que sea muy discreto y sutil, que casi no se note. El motivo, en realidad, es sencillo: debe imperar la discreción, sobre todo si es una ceremonia religiosa. Así mismo, tampoco es aconsejable elegir escotes demasiado pronunciados. En cuanto a los colores, no hay reglas escritas, pero los tonos pastel suelen ser muy favorecedores en celebraciones veraniegas. Sobra decir que el blanco y el negro —salvo en casos de estricta y reciente viudedad—, están prohibidos. Algo que sabían muy bien estas madrinas elegantísimas.
También es importante saber, para la creación del look, si la madrina llevará o no mantilla. Este elemento no es obligatorio, hay que sentirse cómoda y segura para llevarla, y se puede reemplazar por un buen tocado, que no debe sobrepasar los hombros ni ser llamativo en exceso. "Debe estar en sintonía con el estilo y personalidad de la madrina", explica Ana García-Gayoso, empresaria, fundadora de uno de los primeros blogs nupciales en España y autora de Manual para organizar una boda perfecta, donde habla largo y tendido sobre este tema en el que es experta.
"Respecto a la peineta —preferiblemente de carey—, no hay una medida concreta, debe escogerse con sentido común y en función de la fisionomía de quien la luzca. Pero si hay algo a tener en cuenta sobre esta, la mantilla y el broche para recogerla, es que tan importante es saber lucirla como saber colocarla".
"Los zapatos de la madrina son un complemento al que, en general, no se le presta la suficiente atención. Parece que después del vestido, las joyas, la mantilla, la teja, los guantes, el bolso y el abanico no hay nada más. Pero los zapatos pueden perfectamente redondear un look o arruinarlo por completo", asegura Ana García-Gayoso. Podríamos decir, por tanto, que son un detalle clave dentro del protocolo, ya que deben combinar con la etiqueta del evento y garantizar comodidad durante toda la ceremonia y la celebración. Pero, ¿cómo deberían ser?
1. Mejor zapato cerrado
En términos de elegancia, los zapatos cerrados suelen ganar a las sandalias o a las opciones abiertas por delante. Esto se debe a que cubren completamente el pie, lo que aporta una imagen más refinada; siguen la tradición de las grandes ceremonias, en las que se busca mantener una estética sobria y elegante; y en bodas religiosas, especialmente en iglesias o catedrales, se considera más adecuado llevar calzado cerrado. Eso sí, Ana García-Gayoso hace un apunte y explica que, aunque cerrado, el más elegante si se abre por detrás.
2. Engamados con el vestido
Irene Gil, fundadora de la firma de zapatos personalizados Just-Ene, nos explica que, una madrina elegante, debe llevar un calzado de un tono bastante neutro o incluso a tono. Y añade que, aunque hace algunos años era frecuente ver a mujeres que querían un zapato que contrastara fuertemente con su vestido, ellas están trabajando con modelos más engamados, que no llamen tanto la atención, salvo que el vestido sea de un tono muy muy neutro y así lo requiera.
Ana García-Gayoso, que está totalmente de acuerdo en que deben ser modelos de tonos más bien básicos, nos cuenta que el protocolo dicta que nunca sean "en un tono más oscuro que el traje y jamás de los jamases forrados a juego".
3. Con una estructura ligera
Este es un punto muy interesante. Cuando pensamos en un zapato cerrado para una madrina, tenemos que visualizar, en lo que a forma se refiere, un salón de los de toda la vida, pero con el tacón estilizado. Irene Gil asegura que hay que huir de los zapatos que sean bastos en estructura, es decir, con tacones muy anchos o plataformas. Es mejor rebajar la altura del mismo para así no incluir otros elementos que permiten caminar de forma más cómoda.
4. Tacón medio y estilizado
Enlazando con el punto anterior, la fundadora de Just-Ene explica que es preferible apostar por tacones tipo trompeta, retro o kitten, que, además de ser ligeros a la vista, no sumen muchos centímetros de altura. Y es que los diseños medios, de entre cuatro y siete centímetros de altura, con los más recomendados, ya que equilibran elegancia y comodidad.
5. Muy cómodos
Por último, es importante resaltar que los zapatos deben ser muy cómodos, para poder aguantar con ellos durante toda la ceremonia y la celebración. "Cambiarse de zapato ya no es una cosa de protocolo, es una cuestión de estilo vs. comodidad. Puedes optar por uno o por el otro, o ser lo suficiente astuto como para encontrar un equilibro estético y práctico entre ambos. Pero es cierto que, como ocurre con las novias, a medida que se quitan los guantes, la teja, la mantilla, el abanico... y los zapatos, pues el look se va degradando", concluye Ana García-Gayoso.