Carla llevó un vestido de novia diseñado por la abuela de su prometido: esta es su historia

Junto a su madre y la modista Presen Rodriguez, crearon un diseño de guipur de algodón que se ha hecho viral en las redes sociales

6 de febrero de 2025 - 19:00 CET6 feb 2025 - 19:00 CET

Aunque parezca lo más lógico, sentirte guapa y segura de ti misma es lo principal el día de la boda, además de elegir bien al compañero de vida y aventuras que espera nervioso en el altar ante la atenta mirada de los invitados. "Ponerte el vestido de novia y sentir que estás mejor que nunca, es la mejor sensación, y no es fácil con los nervios a flor de piel. Lo más complicado es encontrarte natural ese momento y conseguirlo fue lo más para mí", confiesa Carla, la novia del vestido que creó la abuela de su marido.

Nuestra protagonista nos relata que nunca ha sido de las que a lo largo de su vida ha estado imaginándose cómo se vería de blanco y qué tipo de celebración quería. Aunque parezca mentira, el proceso previo que vivió para la preparación, fue mucho más sencillo de lo que pensaba. Se casó con Ricardo el pasado 28 de septiembre de 2024 en la Parroquia de Santa Bárbara de Valencia, con un diseño muy especial que ya se ha hecho viral en las redes sociales y guarda una preciosa historia detrás.

"Ambos somos Géminis y no sé si tendrá algo que ver, pero somos bastante de dar el paso que nos apetece sin pensar en el que dirán", adelanta sobre la historia de cómo le pidieron matrimonio. "El 28 de diciembre (el día de los Inocentes) yo estaba trabajando en el hospital y me dijo si podía salir un momento que me había traído merienda, así que salí, y allí mismo me lo pidió sin tener todavía el anillo. Nos pusimos en marcha al día siguiente y hablando con Dubiel, el sacerdote, nos dijo las fechas disponibles de septiembre y no nos lo pensamos".

Tras dos años coincidiendo en el mismo grupo de amigos en Valencia, no hace hasta hace dos y años y medio cuando dio inició su romance que hoy se cuela entre nuestras líneas. "Por muy loco que parezca, cuando nos prometidos solo llevábamos un año y medio juntos, ¡aunque increíblemente a nadie la precio extraña la decisión!", confiesa riéndose.

Tras el 'sí, quiero', se trasladaron a una finca familiar casi vacía situada en el pueblo de Sueca, aunque contaron con la ayuda de la wedding planner Cristina Caletrio -que les hizo la vida más fácil- los días previos fueron todo un reto. "El proceso ha sido más duro de lo que imaginábamos. Hemos tenido que contratar jardineros, albañiles, fontaneros, pintores, limpiadores... El resultado fue justo el que queríamos y nos ayudaron mucho ambas familias".

El vestido de novia que diseñó la abuela de su marido

¿De quién es obra su look? Le preguntamos. "Esta pregunta es fácil porque en el momento en el que conocí a la abuela de mi marido y supe que era Presen Rodríguez, sabía que el vestido de novia tenía que ser de ella. Ha sido el primero que ha hecho para la pareja de algún nieto, estábamos todas emocionadas. Ha sido muy bonito el proceso, es la abuela más enérgica y moderna que os podéis imaginar". Aunque tuvieron casi 9 meses para el desarrollo, no contaban con demasiado tiempo, "Presen es como yo, trabajamos mejor bajo presión, así que realmente fue diseñado y confeccionado en menos de dos meses".

Una vez puesta en manos de alguien tan especial, se dejó llevar; y cuando encontraron la tela, todo lo demás fluyó. Carla sabía lo que no quería por su forma de vestir en su día a día, y como nunca hubo un diseño sobre papel, todo fue ir probando sobre su cuerpo. "Increíblemente, no busqué la inspiración en ningún otro traje, pero sí quería verme con un diseño que causará impacto a mi alrededor, para que la gente pudiera verme reflejado en él", dice.

Nuestra protagonista nos cuenta que durante una tarde de charla sobre lo que sí les gustaba o no, Presen les enseñó una tela a ella y su madre, ¡se enamoraron enseguida! "Nos miramos diciendo “guau, es esta”, jamás habían visto antes una tan ideal; era un guipur de algodón que tenía guardado de hace muchos años para una ocasión especial". En ese momento surgió la idea de hacer un vestido de una sola pieza y jugar con el cuello y la espalda. "Al ser una tela blanda teníamos que añadir un tejido algo más duro. Elegimos un mikado para la falda para darle forma y dureza. Incorporamos el velo colocado muy arriba, con mucho volumen para aportar un estilo vintage", explica.

El segundo look nupcial

A pesar de la delicadeza de este trabajo, Carla se decantó lucir un segundo look para la celebración y aunque parezca increíble, fue decidido la semana de antes de la boda. "Soy una apasionada del cuello halter, pero en el primer vestido resultaba imposible por el tipo de tela, y como Presen es una persona muy inquieta, (¡no pudo estar tranquila ni la semana de la boda!), decidió que le daba tiempo a hacer uno más divertido y con mucho vuelo para la fiesta".

Diseñó un traje midi de organza, seda natural y tules con cuello halter y gran lazada a la cintura, una reproducción del modelo original de la colección que la modista presentó en la pasada Pasarela del Carmen de Valencias. Aunque esté conectado con algunas de las tendencias punteras, en realidad esta baza no estuvo sobre la mesa, Carla razona que es muy complicado seguirlas, ya que looks nupciales impresionantes que no pasan de moda.

"Siento que cada una tiene que levantarse ese día con ganas de ponerse el vestido y que todo el mundo lo vea. Da igual que esté más o menos de moda, en mi caso era un vestido elegido por Presen, mi madre y yo; es decir, tres generaciones diferentes, con tres gustos muy diferentes, que había ido naciendo poco a poco probando y jugando con formas nuevas con la opinión de las tres. Siento que era un diseño con una forma ideal, con un toque conservador, elegante y un aire vintage con el velo" describe.

De las joyas al ramo de crisantemos

En cuanto a joyas, Carla quiso seguir las tradiciones familiares, "es la parte más emotiva, verte acompañada ese día hacia al altar con cualquier detalle familiar", reflexiona. Llevó el anillo de compromiso que diseñó su prometido con la joyería Marfil y los pendientes de su yaya paterna, Pilar, que su yayo Julio le regaló hace más de 30 años. Además, en el ramo añadió una medalla en recordatorio a ella y su otro yayo, Enrique, "así sabía que los llevaba conmigo de camino al altar, ¡estaba feliz!".

Sobre términos de belleza, lo tuvo claro, ¡antes que incluso el vestido! Cuando les contó a sus amigas que se casaba, todas les recomendaron que lo primero que debía hacer era concertar una cita para el maquillaje, la peluquería y la fotografía, ¡y así fue! "Ya me había fijado en el maquillaje que había llevado una de ellas, me encantaba, así que me recomendó a Gala Philippe. Le escribí un mensaje por Instagram y me dijo que tenía la fecha disponible, ¡no me lo pensé dos veces!".

Tras hablar con ella, cerraron la cita de prueba un mes de la boda, "ni siquiera tuve que explicarle demasiado, con lo que había visto ella de mí en redes y lo que le conté, lo tuvo segurísimo". Respecto al peinado, dependió de la silueta del look. "Al llevar escote a la espalda quería llevarlo recogido, no me veía con nada que no fuera un moño desenfadado, más natural".

Nos adelanta que la historia del ramo fue graciosa. "Había mandado una foto a los compañeros de La Tartana de unas rosas de color muy muy clarito, cuando en realidad yo lo que quería era un ramo. Había quedado con ellos al mediodía, el día de antes de la boda, y cuando llegué, ¡era mucho más clarito de lo que había imaginado! Yolanda, con toda su espontaneidad, me dijo: 'no hay problema, pasa conmigo y elige lo que te apetezca'. Vi unos crisantemos naranjas espectaculares, así que mano a mano hicimos el ramo en unos minutos y me lo lleve a casa supercontenta", recuerda emocionada.