Los pasillos de la Universidad fueron el lugar en el que se conocieron Inés y Gustavo, mientras estudiaban la misma carrera. Tras cinco años de un sólido noviazgo y prepararse para el matrimonio, pronunciaron el 'sí, quiero' el 5 de octubre de 2024 en una ceremonia religiosa en la Ermita de La Virgen del Soto de Caparroso, situada a las afueras de Navarra. Una fecha que quedará marcada para el recuerdo, no solo por la celebración del amor, también por la maravillosa tiara familiar que lució junto a la creación del vestido de novia de Navascués, inspirado en trajes época, y uno de las más espectaculares de la temporada.
Meses antes de la boda, toda prometida se dispone a dar con su look soñado. Y ya sea un diseño de colección o uno confeccionado especialmente para el día, hay puntos que no deben pasar desapercibidos. En su caso, cuando se encontraba en este divertido proceso, nos asegura que tenía clara una prioridad: "conocer lo que me favorecía y ser fiel a ello, sin pretender innovar ese día".
Inspiración de época
A diferencia de otras prometidas que llegaban al taller de costura con una larga lista de inspiración, ella nos confiesa que cuando se pusieron manos a la obra, no lo tenía del todo claro. Pero al dejarse en manos de expertos como la reconocida firma nupcial con base en Madrid, vio la luz y dio con lo que quería. "Cuando me propusieron crear un corpiño, fui inspirándome en muchos de la época, sobre todo del siglo XVIII. Pero de tiendas vintage, ¡no de ningún personaje!", nos asegura.
Aunque los expertos aconsejan comenzar al menos con seis meses de margen para ir con tiempo de sobra, el desarrollo del traje de Inés (que culminó con una gran cola) y las diversas pruebas en las que estuvo acompañada por su familia, duró tan solo tres meses, todo un reto para los maestros de la aguja que prestan atención a cada pequeño detalle para que todo salga perfecto.
Entre todas opciones que existen en nuestro país, le preguntamos por qué se decantó por Navascués, a lo que nos responde:. "Desde la primera prueba, Cristina y todo su equipo supieron ver lo que más me favorecía y eso me transmitió mucha tranquilidad. ¡Sabía que me iba a encantar el resultado antes de empezar! Además, añadían con muchísima flexibilidad todos los cambios que íbamos proponiendo, fue una maravilla elegirles".
Un dos piezas para Inés
La primera que idea surgió durante las visitas al atelier fue crear el corpiño y añadirle una falda, a partir de esta base que terminaron uniendo para dar lugar a tan solo una pieza, ¡comenzó la magia! "En las siguientes pruebas fuimos perfilando las telas y acabados de cada parte. Después, añadimos distintas ideas para trabajar el corpiño y aportarle elegancia", explica sobre una de las prendas que está cobrando cada vez más peso entre aquellas que buscan sobriedad y diferenciación.
Junto al equipo creativo, decidieron darle una imagen diferente, más moderna y para ella nos explica que abrieron la zona del escote para añadir un sencillo plisado de organza en el centro, el mismo que utilizaron en las mangas largas y vaporosas que nos recuerdan a los trajes medievales. Por último, pero no por ello menos importante, optaron por incorporar un cordón que cruzaba la cintura y otro que cerraba la espalda, "como los de antiguamente" cuenta nuestra protagonista.
¿Tuvo en cuenta las tendencias más punteras a la hora de desarrollar su vestido? Inés nos confiesa, que a pesar de no ser muy experta en el sector de la moda, siempre ha creído que es buena idea unificar estéticas antiguas con otras más modernas. "En mi caso nos basamos en corpiños antiguos, le dimos ese toque actual tan necesario, ¡me encantó el resultado!
Tal fue la conexión con el look nupcial -se ha convertido en uno de nuestros favoritos hasta la fecha-, que decidió que no quería cambiarse de vestuario ni crear otro especialmente para lucir durante la celebración y el baile, porque quería aprovechar el máximo tiempo el que crearon con tanto mimo en tan solo un trimestre. "Únicamente me quité la cola después de bailar el vals con Gustavo", dice.
Las joyas han cobrado gran importancia en su vestuario, las piezas por las que optó también rezan la estética vintage que tan bien encajan con ella. "Llevé unos pendientes largos de Javier Gómez Zuloaga, un joyero con un gusto buenísimo y con el que ya tenemos amistad. El anillo que llevé fue el que me regalaron Gustavo y sus padres, también diseñado por Javier, es de brillantes y rubíes".
La tiara familiar
Inés es de esas novias que apostaron por una tiara familiar muy especial, cargada de historia, que hoy ocupa nuestras líneas y que puso el broche final. "Me hizo especial ilusión llevar la diadema familiar que me prestó mi tía Conco, a quien tengo especial cariño y con quien estoy muy unida. La diadema perteneció a la marquesa de Espeja, está formada por perlas y brillantes", dice.
Para el maquillaje eligió a Begoña, del equipo de Bobbi Brown de Pamplona. Le conocí en las bodas de mis hermanas, me encantó como trabajaba y el resultado tan natural que conseguían. Yo que no suelo maquillarme demasiado, me vi muy yo", un aspecto clave para verse aún más guapa.
"En casa conocemos a Marian, de Peluquerías Marian Resano, desde hace muchos años. Además de ser una profesional, es una persona excepcional. Le tenemos un gran cariño y su manera de trabajar es admirable: minuciosa, alegre y con una paciencia infinita. Siempre contamos con ella para los grandes eventos de la familia, se ha convertido en fundamental. Elegimos un recogido en moño por el tipo de espalda que tenía el vestido y por la corona. Estuve comodísima todo el día", dice.
Las flores favoritas de su abuela
Su tía María, fundadora de la floristería El Taller de María, le regaló el ramo que hizo ella misma, cargado de preciosos recuerdos familiares. "Me hacía mucha ilusión llevar nardos porque eran las flores preferidas de mi abuela y me recuerdan mucho a ella. Les añadió distintos verdes para completarlo y quedó ideal", explica.
Un amor de universidad
Las aulas de la Universidad de Pamplona fue el lugar en el que se conocieron, estudiaban la misma carrera y se habían fijado el uno en el otro, aunque tuvo que pasar el tiempo para que surgiera la chispa del amor. "Teníamos muchos amigos en común y de vez en cuando coincidíamos en planes. Pero no fue hasta tercero de carrera cuando Gustavo me llamó, me pidió que nos viéramos muy decidido, ¡y hasta hoy!", confiesa Inés sobre cómo comenzó su mayor aventura.
Después de un noviazgo de casi cinco años, nuestra protagonista nos explica que la pregunta surgió de forma natural. "Nuestra prioridad fue conocernos y prepararnos para el matrimonio, así que decidimos casarnos. Cuando ya ambos trabajábamos vimos que era un buen momento y así lo confirmamos en el mes de enero de 2024, siendo el 5 de octubre de 2024 la boda". Pudieron contar con casi 10 meses de preparación previa para el día que siempre habían soñado.
Aquella mañana otoñal de octubre, pasaron por el altar en la Ermita de La Virgen del Soto de Caparroso, situada a varios kilómetros de la ciudad de Pamplona. Y tras pronunciar la promesa más importante de su vida, ¡lo celebraron en la casa de la novia! "Mis padres llevan desde hace 30 años un restaurante, Villa Marcilla, además del servicio diario, se organizan todo tipo de eventos durante el año. Me hizo mucha ilusión que fuera allí, en el lugar que nos ha visto crecer".
Al tener en la familia experta en organización y hostelería, y amigos que ya habían dado el paso, no contaron con una wedding planner. "De parte de la organización se encargaron mis padres. Fue también una ayuda fundamental nuestra amiga Marta, que es como de la familia". Dispusieron varios stands en el jardín, y para la comida se trasladaron hasta uno de los salones interiores rodeado de mesas que estaban coronadas con decenas de velas y una decoración inspirada en la fauna, con meseros de Moca Prints, muy acorde al lugar.
La boda de Inés y Gustavo en un pueblo de Navarra
Fecha: 5 de octubre de 2024
Lugar de celebración (ceremonia y banquete): Ermita de La Virgen del Soto de Caparroso (Caparroso, Navarra) y la Villa Marcilla (Caparroso, Navarra)
- Vestido de novia: Navascués
- Bata de novia: Marmota Collection
- Joyas de novia: Javier Gómez Zuloaga
- Zapatos de novia: Flor de Asoka
- Ramo de novia: El taller de María
- Maquillaje: Bobbi Brown
- Peluquería: Marian Resano
- Chaqué de novio: Bon Vivant
- Restaurante Villa Marcilla
- Fotografía: Click 10
- Meseros: Moca Prints