Son muchos los motivos que llevan a una novia a hacerse un vestido a medida, pero es la necesidad de diferenciarse de las demás y contar con un diseño único lo que más suele pesar. Y eso fue, precisamente, lo que le sucedió a Mariló. Esta novia que se casó en Baeza nos explica que no tenía nada claro lo que buscaba para su boda, solo sabía que todo lo que veía en redes sociales le parecía muy similar. Por suerte, confió en Isabel Hervás, que se encargó de dar forma a un diseño sencillo, elegante y muy otoñal.
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Un vestido de 'tweed' y un diseño lencero
Mariló nos explica que no tuvo que darle muchas vueltas a la diseñadora que crearía su vestido de novia. Conocía a Isabel Hervás porque ya había confiado en ella en otras ocasiones importantes y el resultado siempre había sido un acierto. "Es un encanto de persona y muy trabajadora, la admiro mucho. Me conoce y me entiende muy bien", nos explica.
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Isabel, que empezó de forma bastante casual en el mundo nupcial, se ha convertido en una de las diseñadoras más buscadas y deseadas por las novias. Desde su atelier de Jaén crea vestidos que respiran diferentes estilos, pero todos con un nexo en común: favorecer, por encima de todo, el cuerpo de la mujer que lo lleva. Y eso es lo que hizo al crear una prenda de tweed, con botonadura delantera y cola para Mariló: embellecerla.
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La novia nos explica que como no tenía nada claro lo que buscaba, probaron diferentes opciones en una toilé (que también se conoce con el nombre de glasilla). "Probamos diferentes telas hasta que Isabel dio en la tecla. Fue muy atenta y me sugería muchas ideas, fue muy fácil gracias a ella. Estoy muy agradecida", asegura la novia.
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Isabel creó para ella un elegantísimo vestido de tweed con hilo bordado en plata haciendo rayas verticales, de silueta recta y con una falda que se abría ligeramente para aportar más movimiento a la pieza. Tenía una botonadura en la zona delantera que lo recorría de arriba a abajo y una imponente cola con volumen que nacía de la cadera y acompañaba a la novia en cada paso. Un detalle muy especial, y que ayudaba a marcar la diferencia, eran los puños. Estaban creados con un tul hecho fleco y una flor de muselina con cristal muy pequeño; un trabajo hecho a mano por Isabel, toda una obra de arte.
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Cada vez es más habitual que las novias apuesten por un vestido convertible, una pieza que evolucione a lo largo de la celebración gracias a sencillos gestos. Mariló nos explica que ella prefirió llevar dos vestidos diferentes que, salvo la sencillez y la elegancia, nada tenían en común. El segundo, era de corte lencero, con tirante muy fino y algo escotado. La parte superior estaba confeccionada en satén y la falda, cortada a la cadera, con dos capas de georgette, una elección que dejaba entrever las piernas de la novia y llenaba la prenda de movimiento.
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Una novia velada y con flores sencillas
El velo es uno de los elementos que forma parte del imaginario nupcial. Aunque hubo unos años en los que la mayoría prescindían de este complemento, volvió con fuerza y cada vez más novias, además de apostar por él, eligen entrar veladas a la iglesia. Mariló lo hizo con un diseño sencillo, de tul de seda. Una pieza sin ornamentos que encajaba de maravilla con su vestido.
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Y es que cuando el diseño es tan especial, a veces no es necesario que los accesorios sean llamativos. Ella eligió joyas con significado, como los pendientes de oro blanco y diamantes que le regaló su tía, o dos anillos muy especiales: su joya de compromiso, una pieza con un zafiro y varios diamantes, y el de su pedida, de rubíes, diamantes y oro blanco.
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En cuanto a su ramo, protagonizado por eucalipto y sencillas flores blancas, la novia nos explica que era una combinación que siempre le había gustado. De nuevo minimalista, elegante y atemporal, como el resto de su look nupcial.
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Una coleta con ondas y un maquillaje natural
Cuando las novias tienen una melena muy larga, es bastante común que apuesten por peinarla en una coleta. Es un recogido cómodo y con el que casi todas se ven representadas porque, ¿quién no la ha llevado? La de Mariló era sencilla y con ondas. "Siempre he sido muy de hacerme coletas, creo que me favorecen y me parecen cómodas. Tenía claro que en mi boda quería ser yo al cien por cien, no me dejé llevar por modas a la hora del peinado. Creo que debes ir el día de la boda con el peinado que tú creas que más te favorece a ti y no el que más se lleve". A ella la peinó Juani, su peluquera de confianza.
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"Me maquilló Bea Lasarte y me encantó. Quería algo sencillo, pero trabajado, fue todo un acierto", nos indica la novia. Y es que ella, como la mayoría de prometidas, apostó por un maquillaje natural con el que presumir de una piel bonita y llevar el foco de atención a los ojos.
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Una boda en Baeza
Mariló y Manuel se comprometieron el 12 de octubre de 2023 y, aunque les hacía mucha ilusión que su boda fuera el mismo día, pero un año después, finalmente tuvieron que celebrarla el 11. Se dieron el 'sí, quiero' en la Iglesia de la Santa Cruz de Baeza. "Estuvo cerrada a ceremonias religiosas mucho tiempo. Para nosotros fue un placer ser de los primeros en estrenar la nueva temporada de celebraciones en esta iglesia, es preciosa y muy especial", nos explica la novia.
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Para la posterior celebración eligieron el Restaurante Vandelvira. Fue precisamente la wedding planner del espacio la que se encargó de coordinarlo todo el día de la boda, pero la organización, tal como nos explica la novia, fue cosa de la pareja.
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Mariló nos explica que lo más especial de aquel día fue ver a toda su familia y amigos esperándola en la plaza de la iglesia. Y añade: "la entrada en la iglesia y ver la cara de mi marido, fue increíble".
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Cuando le pedimos a la novia que nos dé un consejo para otras parejas que, dentro de poco, se darán el 'sí, quiero', no duda: "Que el día de la boda intenten estar lo más tranquilos posible y que sean conscientes del momento, porque va a ser irrepetible".
La boda de Mariló y Manuel
Fecha: 11 de octubre de 2024
Lugar de celebración (ceremonia y banquete): Iglesia de la Santa Cruz, Restaurante Vandelvira (Baeza)