Guía psicológica para bodas© @ivan_ladejo

Cómo sobrevivir a los preparativos de boda: guía psicológica para hacer frente al proceso

Hablamos con tres profesionales para descubrir cómo gestionar el estrés, los roces, los conflictos y la toma de decisiones


22 de diciembre de 2024 - 19:00 CET

Todo comienza con una petición de mano o con un acuerdo entre ambas partes de la pareja. Así inicia la cuenta atrás para una boda. Por delante quedan meses de preparativos ilusionantes, pero conforme el tiempo pasa, los nervios pueden aparecer y la discordia hacer acto de presencia. “Cuando una pareja ha decidido comprometerse a pasar el resto de su vida juntos, se suelen experimentar una mezcla de sensaciones, que fluctúan desde la tranquilidad que te ofrece el hecho de que alguien quiere deliberadamente ser tu compañero de camino (lo cual se transforma en cierta seguridad); hasta la sensación de vértigo por lo que implica el compromiso”, introduce la psicoterapeuta Lourdes Madero, que opera en Madrid. 

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Ella nos explica que en este periodo puede aparecer la temida anticipación, que puede jugarnos malas pasadas: “Cuando anticipamos que van a ocurrir cosas negativas, aparece una vieja amiga que en la sociedad actual todos conocemos, la ansiedad”. Con ella llega el control y empieza una rueda de la que es difícil salir.

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Consejos para decir adiós a la ansiedad

Para evitar este círculo, la profesional nos invita a hacernos las preguntas correctas: “¿Hay algo que me genera temor que pase o que no pase en la boda? ¿Puedo controlarlo? ¿Depende de mí? ¿Me importa más la imagen que quiero causar con el evento que estoy organizando, o disfrutar del día siendo yo misma?”. En un segundo estadio, la previsión y la organización pueden ser grandes aliadas para evitar caer en situaciones incómodas. 

Nos lo explica Alejandro Galiani Mejías, psicólogo sanitario del Centro Psicosanitario Galiani: “para gestionar mejor el tiempo y conciliar la planificación de la boda con la rutina cotidiana, encontramos diferentes estrategias que podemos poner en marcha: establecer prioridades y delegar tareas (a familiares, amigos o profesionales) puede aliviar la carga, fijar un calendario con fechas clave evita la sensación de improvisación (y dejar espacios libres para potenciar vuestro autocuidado), gestionar expectativas realistas (una boda es importante, pero no define una relación. Es importante fomentar una mentalidad flexible), técnicas de relajación y mindfulness (ejercicios de respiración o meditación pueden ser muy útiles) y apostar por una comunicación abierta (hablar sobre los nervios y preocupaciones con la pareja o alguien de confianza genera alivio emocional)”.

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A este listado de recomendaciones para lidiar con los nervios durante la organización de la boda, la sevillana Teresa Alegre suma otros consejos útiles: “establecer fechas límite que se puedan cumplir (realistas) y compartirlas con todas las personas implicadas en el evento, para que estén informadas y nos puedan ayudar. Conviene, además, utilizar la regla de los 10 segundos, que consiste en contar hasta 10 antes de hablar o decir aquello que tenemos que corregir o nos gustaría que ocurriera. Si vemos que no somos capaces de relajarnos transcurrido ese tiempo, sería conveniente retirarnos hacia otro lugar o cambiar de tarea hasta que podamos mantener la calma en determinadas circunstancias. Para ello, es muy importante tener en cuenta la respiración de pragmática. Este tipo de respiraciones, cuando conseguimos tener una práctica habitual, nos ayudarán a obtener un nivel de control sobre aquellas situaciones en las que necesitamos calma para tomar una decisión o hacer un comentario”.

Delegar, la mejor decisión

La primera clave, para evitar saturarse o caer en conflictos, reside en delegar. “No es que sea recomendable, es que es obligatorio. No podemos llegar a todo y eso es lo primero que tenemos que tener en cuenta, tanto en la organización de nuestra boda como en nuestra vida.
Delegar no es sinónimo de no poder. Si buscamos el significado de delegar (“autorizar [a otra] para que haga algo en su lugar”), la misma definición nos dice que es algo que podríamos hacer nosotros, pero decidimos cederle esa tarea a otra persona”, señala Teresa Alegre. No obstante, nos avisa de que este proceso será complicado para aquellos perfiles que buscan mantenerlo todo bajo control: “tenemos que tener en cuenta que no somos todos poderosos ni podemos pretender que todo el mundo sepa aquello que queremos, por lo que asignar las tareas e informar a los implicados con tiempo para que puedan organizarse resulta fundamental”.

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Con ella coincide Lourdes Madero, que apunta a que es necesario realizar un diálogo interno con nosotros mismos, que nos lleve hacia una toma de decisiones honesta. “Recomiendo que, en un acto de sinceridad con uno mismo, la novia o el novio se respondan a la pregunta: ¿si delego voy a dejar que el otro organice bajo su criterio aun cuando yo le dé directrices claras? ¿O voy a tener el doble de trabajo porque voy a estar pendiente de lo que hace o dejar de hacer para que esté a mi gusto?”, recalca.

Es importante el hecho de delegar porque tiene grandes beneficios para nuestra salud y supone una gran liberación esos meses previos al ‘sí, quiero’. En palabras de Alejandro Galiani Mejías: “cuando asumimos demasiadas responsabilidades, la mente se satura, lo que puede generar ansiedad, frustración e incluso agotamiento. Delegar nos va a permitir liberar espacio mental y conseguir enfocarnos en lo verdaderamente importante, aliviando la sensación de estar abrumado. Además, confiar tareas en otros, ya sea familiares, amigos o profesionales, fortalece las relaciones y fomenta un sentido de colaboración que te recuerda que no estás solo en este proceso”.

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Es habitual que durante los preparativos, los prometidos tengan algunas discusiones o diversidad de opiniones, para no caer en un conflicto, conviene escuchar a los psicólogos. “Partimos de la base de que, al igual que durante el resto de la relación, van a surgir diferencias. La boda no deja de ser otro de los muchos temas que hay que hablar dentro de la pareja. Desde una actitud de respeto, de apertura y comunicación asertiva se podrá negociar, respetando lo que es importante para cada uno de los esposos. Por otro lado, también es importante tener en cuenta quién está inmerso en la toma de decisiones de la boda ajeno a los novios y establecer límites, si es necesario”, nos explica Madero. 

Mientras, Alegre se centra en analizar los diferentes escenarios e ir al grano: “a mis pacientes les suelo explicar una diferenciación para que la lleven a cabo ante las situaciones que les ocurren. Les indico que, dependiendo de la situación, tenemos tres alternativas de respuesta que son: (1) preocuparse por aquello que ha ocurrido, (2) despreocuparse por lo que ha ocurrido u (3) ocuparse de la situación. Dependiendo de la situación en la que estemos, deberíamos de tomar una forma de actuar u otra. Según si tenemos capacidad para cambiar o no una situación, deberíamos llevar a cabo la opción de ocuparnos o despreocuparnos".

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Paso a paso para evitar roces en la organización de una boda

Alejandro Galiani Mejías nos propone un paso a paso muy útil desde "una comunicación efectiva, con empatía y un enfoque en el propósito principal: celebrar la unión como pareja”.

  1.  “El primer paso es crear un espacio de diálogo abierto y respetuoso. Esto significa expresar las opiniones de manera clara y honesta, pero también escuchar activamente a la otra persona sin interrumpir o juzgar. La empatía es clave en este proceso, intentar entender las razones detrás de las preferencias del otro ayuda a desactivar tensiones ya encontrar puntos en común”.
  2.  “Es importante recordar que no todo puede ser una prioridad. Decidid juntos qué aspectos de la boda son más importantes para cada uno y trabajad en cuestiones que permitan incorporar elementos significativos para ambos. Este ejercicio no solo alivia los roces, sino que también fortalece la colaboración y el sentido de equipo en la relación”.
  3.  “Además, establecer límites emocionales y temporales, si surgen conflictos relacionados con la boda es crucial. Si un tema genera un conflicto intenso, es recomendable tener una pausa para reflexionar y retomar la conversación en un momento más tranquilo. Las decisiones no deben tomarse bajo presión o en medio de una discusión acalorada”.
  4. “Por último, mantener el enfoque en el propósito principal de la boda puede ayudar a reducir la intensidad de los conflictos. Recordad que el evento es una celebración de vuestro amor y no una prueba de perfección. En esencia, abordar los roces con paciencia, empatía y colaboración fortalece la relación y permite disfrutar del proceso, más allá de los desacuerdos puntuales”.

Nos explica el experto que los novios deben entender la boda como el inicio de una nueva etapa, no un examen que se deba pasar: “durante el periodo de preparativos para una boda, es fundamental priorizar el bienestar emocional, la conexión como pareja y disfrutar del proceso tanto como sea posible”. Con esta visión coincide Lourdes Madero, que aconseja a las parejas cambiar su actitud ante esas tareas de la organización nupcial que no nos apetecen: “si lo percibo desde la ilusión, sabiendo que en principio es un día único, favorecerá una actitud positiva y sin agobios”. Pero, sobre todo, apunta a que no compararse es la clave para disfrutar del proceso, "es un mecanismo que tenemos muy arraigado”. 

Por último, Teresa Alegre recomienda las formaciones de noviazgo, recuerda que la antelación evita problemas y, reconoce, su mejor consejo es hablar. “Hablad, sentaos todas las veces que haga falta juntos, sin interrupciones externas, que no haya influencia de familiares o amistades y explicad qué es lo que queréis y qué es lo que no queréis. Cuando lleguéis a una conclusión, entonces podréis compartirlo con vuestras familias. No toméis decisiones precipitadas, ni decidáis cosas importantes delante de los demás”, concluye.

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