Lorena siempre quiso llevar un esmoquin el día de su boda. La novia nos explica que, sin ser muy consciente de ello, durante toda su vida su cabeza había ido reteniendo imágenes de colecciones de moda, exposiciones, escenas de cine y fotografías que, cuando llegó el momento de elegir su look nupcial, sirvieron de inspiración. En ese momento afloraron las imágenes que Helmut Newton tomó de Le Smoking, el traje tipo sastre con el que Yves Saint Laurent empoderó a la mujer. También algunas de sus musas, Loulou de la Falaise, Catherine Deneuve y Betty Catroux. Aparecieron Diane Keaton y Marlene Dietrich, Bianca Jagger el día de su boda, Angelina Jolie en los premios BAFTA y el estilo de Ricky Lauren… "Siempre he admirado la imagen que transmite la mujer en un esmoquin: elegancia, sofisticación, personalidad y atemporalidad", asegura.
La novia, que conocía el trabajo de Macarena y Javier, creadores de From Lista With Love, mantuvo una conversación telefónica con ellos. Tenía que durar el tiempo justo para concertar una cita, pero en realidad hablaron durante algo más de media hora y ya sintió ese feeling tan importante que debe surgir entre el creador y la prometida. "'Tenían que ser ellos', pensé. Tanto es así que cuando colgué el teléfono y llamé a mis padres les dije: 'Lo van a hacer realidad'. Y así fue. En un ambiente familiar, acogedor y cargado de ilusión, Javier y Macarena fueron los encargados de imaginar y diseñar lo que acabó siendo “el vestido Hugo”.
Cuando un esmoquin se convierte en un vestido de novia tipo túnica
Llegaron las primeras reuniones y los primeros bocetos. Javier jugaba con el esmoquin como base y creaba diseños audaces y arriesgados. Pero siempre dentro del minimalismo y la elegancia que caracterizan a la firma. "Todos los diseños giraban en torno a esta pieza icónica: pantalón, fajín y chaqueta. Además, en un intento de dotar al traje de mayor personalidad y originalidad, nos decantamos por darle la vuelta a la chaqueta de tal forma que las solapas eran las encargadas de crear el escote en la espalda", explica la novia.
Pero un buen día, cuando todo estaba encaminado, con el diseño definido, las citas cerradas, elegidas las telas y con la creación del traje en proceso, Lorena se enteró de que estaba embarazada. "Un punto de inflexión que hizo que todo cambiara para comenzar a diseñar un traje con historia propia: “el vestido Hugo”. Esto hizo de cada prueba algo único y pleno de significado. Fue un momento precioso porque todo se pensó y creó con base en nosotros".
Hubo que empezar de cero. Pero a Macarena y a Javier no les asustan los retos. Los diseñadores crearon para Lorena un vestido tipo túnica, con mangas de seda y una cola de tres metros que nacía de los hombros. Para no dejar totalmente de lado la idea inicial, incluyeron un cuello y puños en satén de seda que recordaban a la chaqueta de un esmoquin. Un trabajo impecable que no podía favorecer más a Lorena.
El poder de los accesorios en un look nupcial
Un buen look no solo se define por las prendas que lo protagonizan, también por los complementos. Los accesorios tienen el poder de elevar un estilismo sencillo al instante y, si no se eligen bien, arruinarlo por completo. Lorena tiene esto bien interiorizado y nos cuenta que, en su caso, todo empieza en los sombreros. "Los he llevado desde que era una niña y no podía faltar el día de mi boda. La duda era qué tipo de sombrero elegir y en qué color. Así que después de visitar a varios sombreros y tiendas especializadas en tocados (he de decir que sin mucho éxito) aproveché un viaje que hice con mi hermana a Córdoba para comprarme el que fue 'el elegido'". La novia se decantó por un sombrero cordobés de ala ancha y plana, con copa baja cilíndrica, confeccionado en fieltro de lana gris marengo y con una tira de color azul Bilbao, un tono con el que rendía homenaje a la ciudad en la que celebraron la boda.
También nos cuenta que las joyas tenían mucho significado para ella y simbolizaban su unión con Álvaro. Llevó su anillo de pedida, una bonita y sencilla joya de Suárez, y unos pendientes Art Decò, de la joyería Vendôme, que también fueron un regalo de su ya marido.
Y sí, dentro de los complementos de una novia, está el ramo. Lorena nos explica que poco antes de la boda se reunió con Inés, su wedding planner, y Gonzalo, encargado de la decoración. "Al igual que con el resto de decisiones, sabía que los profesionales eran ellos y que lo mejor que podía hacer era confiar en su trabajo. Lo único que les dije fue que quería llevar uno con forma de cascada en recuerdo al que llevó mi madre. Fue una conversación emocionante. Las ideas surgían a medida que les iba detallando cómo iba a ser el vestido y los complementos que iba a llevar. Me acuerdo escucharles hablar y pensar 'están diseñando el ramo perfecto'. Todo tenía un porqué. Las hortensias blancas, las orquídeas, el amaranto, las anémonas… No lo dudaron y yo tampoco lo hice. Sin duda alguna, fue un regalo poder llevar aquel ramo".
Un maquillaje natural y la melena recogida
Cada vez es más frecuente que las novias apuesten por la naturalidad cuando hablamos del maquillaje de su boda. Quieren una piel luminosa y perfecta, destacan ligeramente sus ojos y colorean los labios con tonos nude. Pero Lorena, como hizo con el vestido y la elección de los complementos y el ramo, confió plenamente en Maider Margallo, la profesional encargada de maquillarlas tanto a ella como a su madre y a sus hermanas. "La conocimos hace tres años en la boda de mi hermana mayor. Tal fue su profesionalidad y cariño en aquella ocasión que no dudamos en volver a contar con ella".
El peinado, nos cuenta, tenía su complicación. Al llevar sombrero y un vestido con escote en la espalda, las opciones estaban más limitadas. "Con la ayuda de Ana (de Yolanda Aberasturi), nuestra peluquera de confianza en las grandes ocasiones, hicimos un moño bajo muy bien peinado y sujeto con horquillas para, después de la ceremonia y de la comida, poder quitarlas y dejarme la melena suelta". Una elección con la que se suma a uno de los peinados que son tendencia entre las prometidas actuales, los convertibles.
Lorena, que ha vivido con mucha emoción todo este proceso, aconseja a otras prometidas que no merece la pena complicarse la vida. "Vivimos rodeadas de demasiada información e imágenes y tenemos que saber poner límites. Ser sincera y honesta con una misma. Confiar en las personas que tienes alrededor sin dejar que impongan sus gustos. Y, por encima de todo, disfrutar mucho del proceso de creación porque es un día único.