A la hora de crear un look nupcial desde cero hay quienes apuestan por cortes atemporales con los que puedan volver a soñar décadas después; otras, arriesgan con las tendencias que triunfan sobre la pasarela, y en el caso de Lucía, prefirió dejarse en las manos de la modista que diseñó el vestido de novia de su madre, Carmen Ruiz Benítez. "Siempre he querido que me lo hiciera la misma diseñadora que se lo hizo a mi madre. Era su profesora de patronaje en diseño de moda", nos explica. Una importante decisión que vio la luz cuando, tras más de ocho años de noviazgo a distancia, se casó con Álvaro el 27 de julio de 2024 en una ceremonia religiosa en El Puerto de Santa María que celebraron en las Bodegas Osborne. Nos confiesa que cuando la gente le pedía pistas sobre cómo iba a ser su traje, ella simplemente respondía: "muy yo".
Un vestido de novia inspirado en la sencillez
Al pronunciar el 'sí quiero' con 24 años y hacer su vestido a medida, rodeada de quienes mejor podían aconsejarla, Lucía tenía una simple, pero importante condición: el look tenía que ser clásico, al mismo tiempo juvenil y elegante. A partir de esta idea base, en la que la teoría del 'menos es más' se convirtió en el hilo conductor, comenzaron a darle forma en el pequeño taller situado en Chiclana de la Frontera. Durante este momento mágico y decisivo, algunas se inspiran en piezas de pasarela, otras a partir de tejidos, y Lucía lo tuvo claro: se inspiraría en ella, concretamente en su forma de ser. "No quería salir de la sencillez que me representa. Sé que con cualquier otro que no fuera el mío me hubiera visto disfrazada y sin ser yo misma", reflexiona.
Nos cuenta que el look debe hablar de cada novia al detalle, que sea un reflejo de la personalidad, y ella lo consiguió con la ayuda de Carmen Ruiz Benítez, a la que en un principio había perdido la pista, pero que gracias a su cuñada (que anunció su boda con su hermano y decidió elegirla para su look nupcial), volvió a encontrarla. "El día que la acompañé a ver cómo era la primera prueba, me reafirmé en que quería que me lo hiciera. Así se lo dije: 'Carmen, no creo que me quede mucho para casarme, así que te digo desde ya que quiero que me lo hagas tú'". Y la andaluza, con décadas de experiencia en el sector de costura, le confesó a Lucía que este encargo sería uno de los últimos trajes de novia que haría, despidiéndose así de su carrera profesional.
Nuestra protagonista nos asegura que desde el primer momento de esta búsqueda tenía muy claro cómo quería que fuera. "¡Lo diseñé con mi madre! Siempre he querido que fuera juvenil, pero que no perdiera la elegancia". En la primera prueba lo comentó con la experta y, gracias a ella, pudieron darle una forma más real a través de la elección de las telas que mejor encajaban. Y es que la prometida busca una que tuviera una textura muy ligera para que diera mucho movimiento, pero a su vez que no dejara ser un traje de noche recto.
"Combinamos una capa larga que salía de los hombros con un vestido de crepé recto con la espalda descubierta", nos cuenta sobre la pieza más especial que cuelga de su armario. Y siguiendo las tendencias que triunfan entre las que se visten de blanco, optó por un modelo convertible, "la gasa de la capa no era muy transparente, quería que tapase la espalda descubierta para desvelarla en la barra libre", explica sobre el corte y las delicadas aberturas que presentaba en la zona trasera.
El momento joyas
En la conversación que mantenemos con Lucía, la simplicidad hace referencia a todos los detalles que forman parte de su gran día, tanto en los zapatos de terciopelo azules petróleo que su hermana y cuñada le regalaron y que gracias a la marca cordobesa Raquel Zapatos puedo personalizar al detalle, hasta las joyas. La novia llevó un anillo, unos pendientes y una peineta que lució junto a su look soñado. He aquí la historia de uno de los accesorios más especiales.
"Tenía claro que quería llevar algún accesorio pequeño en la cabeza, pero no daba con nada que me encantara. Tras una larga búsqueda por internet, encontré con mi modista una pulsera de plata vintage que vendían en Francia. La pedimos y tras verla en persona, me dijo que ella podía convertirla en una peineta. Lo consiguió y pude darle toque final a mi vestido de novia", relata sobre esta elección tan inspiradora con la que pudo completar su look.
"El anillo es elegante y sencillo. Lo tenía fichado desde hacía mucho y sabía que quería ese estilo, que pudiera llevar en mi día a día y combinarlo con la alianza". Y durante las horas previas a la boda, mientras se preparaba en casa rodeada de su familia, sucedió algo inesperado. "Los pendientes realmente no son los que iba a llevar en un principio, pero en mi caso fue un claro ejemplo de que no pasa nada si surge algún imprevisto, ya que entre las personas que te acompañan le vais a buscar una solución. Cuando me estaba vistiendo, fui a ver los pendientes que me iba a poner, ¡y estaban rotos! En ese momento me puse un poco nerviosa, pero mi cuñada me dejó los suyos, eran muy parecidos y según ella, mi madre y mi hermana, me daban más luz".
Detalles de belleza
Su maquilladora fue María Vianquetti, quien desde el minuto uno la entendió. "Sabía lo que quería, pero aun así, ella me dejó que le explicará un poco sin imponer ningún estilo concreto. Le comenté que no me solía maquillar mucho y que no deseaba innovar en un día tan importante. Quería que se me viera la piel limpia sin imperfecciones, pero que pareciera que apenas iba maquillada. Con la combinación de diferentes productos lo consiguió. Contar con ella fue una pieza fundamental, ya que por su forma de ser y delicadeza me transmitió la confianza y tranquilidad que necesitaba".
Para su pelo confió María del Carmen Griñan, que le hizo el peinado con el que más se identifica nuestra protagonista, ya que lo lleva de diario. "Una coleta, aunque en este caso, ondulada. Supo cómo manejar mi pelo y darle forma desde la primera prueba", dice sobre esta impecable idea que puede inspirar a aquellas futuras novias que buscan un recogido más casual, fresco y desenfado que no recargue el look final.
Un ramo silvestre
Lucía se siente identificada con la decoración floral silvestre, y para crear el ramo de sus sueños, contó con la Floristería Azucena de El Puerto de Santa María "Quería que pareciera que eran flores cogidas directamente del campo, y con la selección que hicieron dieron con lo que quería. No buscaba mucho color, así que aposté por tonos muy cálidos. Algunas de las flores eran la manzanilla, el eucalipto, la paniculata blanca, ramitas de olivo... Los tallos estaban recubiertos con una cinta de terciopelo con una medalla escapulario que me regalaron mis cuñadas", cuenta.
Por último, le pedimos un consejo que han aprendido tras su gran boda y quieran trasmitir a los novios que pasarán por el altar próximamente, Lucía nos da tres. "Que disfruten de cada momento de la preparación, aunque sabemos que en ocasiones puede llegar a ser un poco difícil. Que vivan al máximo cada momento de ese día porque pasa muy rápido. Que estén tanto en la ceremonia como en la celebración todo el tiempo juntos, no cada uno por su lado. Al final, si no están juntos, cada uno vive unas experiencias y tiene unas anécdotas diferentes, pareciendo que no han estado en la misma boda siendo los novios".