El vestido de novia reciclado de Patricia

5 prometidas virales que han reciclado el vestido de novia de su madre

Una elección sostenible que les ayuda a cumplir con la tradición de llevar algo prestado el día de su boda

14 de noviembre de 2024 - 19:01 CET14 nov 2024 - 19:01 CET

El vestido de novia suele ser el diseño que todas las prometidas estrenan el día de su boda. Pero siempre hay excepciones; mujeres que con la elección de esta prenda quieren rendir homenaje a sus madres y deciden ponerse el que ellas llevaron en sus enlaces. Lo hicieron Teresa Urquijo el día de su enlace con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, o Luisa Bergel cuando se casó con Cristian Florez en Sotogrande. Una elección sostenible con la que también han coincidido estas novias anónimas y muy virales.

Patricia, un vestido de novia reciclado que su madre llevó hace 30 años

Su modista de confianza, Ruslana, fue la encargada de adaptar para su silueta este vestido que Basaldúa había creado para su madre en 1994. Era un vestido confeccionado en seda natural salvaje, de color marfil, con un favorecedor drapeado en la zona de la cintura y una voluminosa cola. "El vestido llevaba 30 años en una caja y sin planchar… hay que echarle mucha imaginación al principio del proceso para verte espectacular en él. Yo miraba fotos de mi madre en su boda y me inspiraba", nos decía la novia.

Hubo que bajar el escote delantero para que se le viera más la clavícula, escotar ligeramente la espalda, ampliar la abertura trasera de la falda para lucir los zapatos y trabajar las mangas para mantener las originales pero adaptarlas al cuerpo de Patricia, algo mayor que el de su madre. El mayor reto fue hacer desmontable la gran cola "para que pudiera llevarla durante la ceremonia y después quitarla para mayor comodidad. Para lograrlo, mi modista diseñó un sistema con 20 corchetes que fueron cuidadosamente cosidos para que la cola pudiera ponerse y quitarse fácilmente", relataba.

Una vez que todas las adaptaciones estuvieron hechas, Patri pidió a su modista que incluyera un detalle en el interior del vestido: las iniciales y la fecha de boda de sus padres y, a continuación, la suya y la de Ryan, su marido, con su día. "Era mi manera de homenajear a mi madre por regalarme el vestido y de inmortalizar el valor sentimental de haber formado parte de ambas bodas".

Vestido de novia viral diseñador por Raquel López

Begoña reutilizó algunas partes del diseño de su madre

Un vestido sencillo, que no llamara en exceso la atención si estuviera colgado en su armario y que integrara algunas partes del diseño con el que se casó su madre. Con estas dos premisas llegó Begoña al atelier de Raquel López.

La novia nos contó que, cuando llegó al atelier, tenía una idea muy simple del vestido. También que se había enamorado de una bambula, un tejido lleno de movimiento que funcionaba de maravilla con la seda salvaje del vestido de su madre. "Raquel cogió esa especie de diseño y añadió todo lo que lo hizo especial. La tela, el lazo que hacía las veces de cola y que me permitía ir cómoda y todos los detalles que aunaban el vestido de mi madre (la sobre camisa) y el vestido nuevo, el mío", apunta. El resultado fue maravilloso.

Pilar siempre soñó con llevar el mismo vestido que su madre

"Tengo fotos de 2017 probándome el vestido que usaría", confiesa Pilar desde Córdoba. En ese momento, todavía no conocía a quien sería su marido, Antonio, pero tenía claro que quería llevar el mismo diseño de las hermanas Navarro con el que su madre se dio el 'sí, quiero' en los años 90. En este sentido, quiso preservar la estructura original, en lugar de hacerle algunas modificaciones para que se adaptara a nuestros tiempos.

El vestido de corte recto con cuello barco presenta unos preciosos bordados de pasamanería a modo de fajín, así como en las mangas cortas, completándose con unos manguitos que acaban en pico. Al ser más alta que su madre, el largo de la falda terminaba justo encima del tobillo, dando paso a una cola que se extendía por cuatro metros a su paso. Aunque le recomendaron quitarla por comodidad, su deseo de rendir homenaje a sus padres era más fuerte. Compró un segundo vestido para la fiesta para que este primer vestido permaneciera intacto.

En vista de la antigüedad de la prenda, tuvieron que llevarla a la tintorería para quitarle esas manchas amarillas que aparecen con el tiempo. En el proceso, se dieron cuenta de que había unos agujeros en la cola, propios de haberse quemado con algo, e inmediatamente pensaron en una solución: bordar sobre una organza la fecha e iniciales de las dos parejas que se casaron con este vestido, así como la frase 'siempre con nosotros' en recuerdo al padre de Pilar, que falleció cinco meses antes de la boda.

Novia viral con vestido de Marcela Mansergas

Rocío versionó los vestidos de novia de sus abuelas

Tras la primera visita al taller de Marcela Mansergas y ver uno de los bocetos que la modista había dibujado (al final sería el que ganaría) para su vestido de novia, Rocío puso rumbo a la casa familiar de su abuela Macu, situada en Alcoy, en busca de inspiración. "Encontré, entre otras reliquias, su vestido de novia y una colcha de su madre, mi bisabuela Chita. La colcha era muy parecida al tejido que me había enseñado Marcela, así que al volver a Benicasim, junto con mi madre y mi tía intentamos recrear el diseño que nos había presentado utilizando estas piezas. Pero aquí no acababa todo… Lo más fuerte fue que, al probarme esa misma semana el vestido de mi otra abuela, Ampa, nos dimos cuenta de algo: mis abuelas se casaron en Alcoy en el año 1964 y llevaron el mismo diseño el día de su boda".

Rocío se puso en contacto con la diseñadora porque quería seguir el boceto que inicialmente le había propuesto con otras telas, pero utilizando estas reliquias familiares que para ella tenían gran valor sentimental.

"Sin olvidarnos de respetar su forma original, separamos la capa del resto del vestido (ya que el patrón principal era una misma pieza). Para poder rehacer el cuerpo tuvimos que extraer el tejido original de la cola, así que quedó algo más corta que en la primera versión. También modificamos las mangas creando unas francesas y acampanadas, y, en cuanto a la parte de la cintura, cosimos la colcha al propio atuendo, tratando de respetar en todo momento la curva tan representativa del pecho (desde donde nace la falda). Y voilà, flashback to sixties", nos contaba la novia.

Inés y su chaqueta con significado especial

Desde que comenzó a preparar su enlace con su pareja, Martín, esta murciana le dio vueltas a llevar el vestido de novia de su madre en su gran día, aunque al final recurrió a la diseñadora Inés Lacasa para que creara un nuevo diseño aprovechando elementos muy reconocibles de aquel look nupcial. "Desde pequeña miraba el álbum de fotos de la boda de mis padres y me parecía que mi madre estaba radiante. Tengo la suerte de poder disponer de bonitas prendas, complementos y accesorios de ella, siempre me ha gustado su estilo. Me ilusionaba la idea de ponerme su vestido, la cuestión era cómo" nos contaba. Para ella, era prioridad conservar las piezas originales, ya que se trata de un diseño exclusivo de Alta Costura con pedrería bordada a mano de los años 80, "una auténtica joya", como ella misma lo define.

Si el proceso de creación de un vestido de novia es siempre algo precioso y emotivo, cuando el diseño cuenta con una historia personal tan bonita, los sentimientos se multiplican por mil. Como no podía ser de otra manera, la madre de Inés estuvo muy presente a lo largo de este camino, y, de hecho, fue ella la que insistió en que tuviera su propio vestido y no llevara el suyo tal cual. Una vez definido el concepto, Inés Lacasa realizó varios bocetos y modificaciones.

El resultado fue un look desmontable protagonizado por un vestido blanco satén con talle alto, escote en pico, cuerpo drapeado en gasa de seda con en formas romboidales y finas tiras de pedrería que se prolongaban haciendo las veces de tirantes, así como cierre con botonadura forrado del mismo tejido. Sobre él, llevó un abrigo ligero fabricado a base del tejido del vestido de su madre, decorado con delicados motivos de paisley con pequeños cristales bordados. El vestido no fue el único homenaje de Inés hacia su madre, sino que también quiso llevar unos pendientes suyos. Se trata de un par alargado en forma oval en oro blanco y joyeros. Además, el manto que llevó a modo de velo guarda asimismo una historia muy especial: “Cuando supo que estaba embarazada de mí allá por 1989 quiso hacerme un regalo, el manto. Fue muy emocionante cuando le dije que quería ponérmelo el día de mi boda. Está bordado a mano en seda natural con diseño floral, acabado en ondas de 4 metros de largo”.

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