A la hora de crear un vestido de novia a medida, es fundamental que exista una conexión especial entre la prometida y el diseñador. No solo porque van a trabajar juntos durante muchos meses en una pieza muy especial, sino porque a lo largo de ese camino surgen dudas, momentos de incertidumbre y es importante confiar plenamente en el creativo. Una idea que Ana, la protagonista de este artículo, comparte. Ella confió en Alejandra Valladares, fundadora de Valzú, para su boda y el resultado fue precioso.
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Un vestido de novia a medida
Ana nos explica que Alejandra había hecho el vestido de una amiga y por eso, cuando llegó el momento de buscar quien firmara el suyo, se puso en contacto con ella. "Desde ese momento supe que quería ser una novia Valzú y vivir este proceso de su mano".
"Me encantó su enfoque profesional, lleno de ilusión y con numerosas propuestas que se ajustaban perfectamente a mi personalidad. Es muy atenta y, sobre todo, sabe escuchar tus necesidades desde el primer momento. Su misión es sorprenderte para que vivas una experiencia personalizada y única y eso ya lo consigue desde la primera llamada. Está siempre al pie del cañón en las dudas, cambios o miedos que sufrimos todas las novias y en ese sentido transmite mucha paz", nos cuenta.
También nos cuenta que la diseñadora supo leerla y comprenderla desde el primer momento. Ana no tenía muy claro lo que buscaba, solo que quería algo sencillo y no demasiado clásico, no encajaba en una celebración junto al mar. "Durante las pruebas, fuimos probando diferentes estilos de escotes, mangas, cortes de faldas y otros detalles para ver qué me quedaba mejor. Alejandra me acompañó en todo el proceso y nunca imaginé que sería tan especial. Ella se encargó de hacerme todo muy visual desde el principio y la verdad, no me pude poner en mejores manos", apunta.
La novia nos explica que, antes de empezar con el diseño y para conocerla un poco mejor, Alejandra le pidió fotos de cómo solía vestir en su día a día, con qué cosas se sentía cómoda. También ramos de novia que le habían gustado, zapatos... Quería hacerse una idea de su personalidad y de sus gustos. Después, durante las pruebas, empezaron a ver tejidos, probar diferentes texturas y cortes hasta que dieron forma a la idea. El resultado fue un vestido con escote halter, el cuello ligeramente elevado y varios detalles que lo hacían realmente especial. Uno era la falda asimétrica, con acabados rústicos; otro, el cuerpo, hecho en una preciosa bambula de seda. "Alejandra consiguió la textura que soñaba desde el principio para mi vestido; un drapeado a mano un poco irregular que sigue la inspiración del resto del vestido. ¡Un trabajazo!".
Otro de los detalles que Ana tuvo muy claro desde el primer momento fue que no quería un segundo vestido de novia, pero sí que el suyo evolucionara. Por eso decidió llevar una capa de bambula de seda durante la ceremonia. "Además, Alejandra me convenció para poner unas mangas desmontables que me quite para la fiesta y que estaban meticulosamente cosidas a mano con un pequeño hilo. El vestido cambió radicalmente solo con ese detalle".
Una novia con alpargatas
La comodidad, tanto con el vestido como con los complementos, es fundamental para que la novia disfrute plenamente el día de la boda. Ana lo tenía tan claro que eligió unas alpargatas planas de Castañer para su 'sí, quiero'. "Me llevó un tiempo encontrar un diseño que fuera elegante, hasta que descubrí las de Castañer. Me encantó su efecto de seda, que combinaba a la perfección con la tela de mi vestido".
Para culminar su look nupcial, Ana llevó varias joyas que, sin ser demasiado llamativas, estaban llenas de personalidad. Los pendientes de brillantes, nos explica, "son una herencia de mi abuela materna, creados por mi tatarabuelo, que era joyero en Viena. Encajaban muy bien con el estilo romántico del vestido. Los anillos, uno es el de compromiso y el otro pertenecía a mi abuela paterna, quien lamentablemente no pudo estar presente en ese día, por eso me hacía especial ilusión llevar algo suyo".
Por último nos habla de su ramo, una composición romántica y muy natural, en tonos verdes y blancos, que funcionaba de maravilla con su vestido.
Un 'beauty look' lleno de naturalidad
Hace tiempo que la naturalidad impera entre las novias. Una piel luminosa se convierte en el centro y después se busca potenciar los rasgos, realzando un poco más la mirada y aportando un discreto toque de color a los labios. Ana nos cuenta que a diario no suele maquillarse, por lo que buscaba algo sencillo. En cuanto al peinado, decidió recoger su melena en un moño. "Mi peluquero de toda la vida, Miguel, fue el encargado de mi peinado. Me hizo muchísima ilusión ya que siempre habíamos bromeado sobre cómo sería mi peinado de boda. Opté por un recogido sencillo con algunas trenzas en la parte del moño. Mi idea inicial era soltarme el pelo después del baile, pero me gustó tanto cómo quedó que decidí mantenerlo así durante toda la celebración".
Su historia de amor
Ana y Álvaro se conocieron en la universidad mientras estudiaban en Reutlingen, un pequeño pueblo cerca de Stuttgart, Alemania. "Yo estaba en primer año y Álvaro en cuarto, y casualmente coincidimos en la misma residencia de estudiantes", nos cuenta. Él es de San Sebastián, forofo de la Real Sociedad y muy aficionado al golf desde pequeño; motivo por el que organizaron un pequeño torneo entre los invitados en Villa Padierna Golf Club. Ella es medio austriaca, medio portuguesa y creció en Marbella; siempre le ha apasionado la moda y, actualmente, trabaja en Loewe.
Después de diez años de relación —por casualidades de la vida se dieron el 'sí, quiero' al día siguiente de cumplir una década juntos—, Ana y Álvaro se casaron el 14 octubre de 2023 en Sotogrande, en una ceremonia religiosa en la parroquia La Merced. Después, junto a sus familiares y amigos, llegados desde Portugal, Austria, Alemania, Dubái y Estados Unidos, se trasladaron a Trocadero Sotogrande, donde tuvo lugar la celebración.
"Desde el principio tuvimos claro que queríamos celebrar nuestra boda en Trocadero, un lugar impresionante con un ambiente familiar que conocemos desde hace mucho tiempo. Siendo Álvaro de San Sebastián, queríamos que el lugar estuviera cerca de la playa, y esta fue, sin duda, la mejor opción. Las vistas hacia el estrecho con el peñón de Gibraltar de fondo son impresionantes. Además, me encanta su decoración estilo africana algo más desenfadada, no tan clásica. No tuve que pensar mucho, ya estaba todo hecho", nos cuenta la novia.
También nos explica que no contaron con la ayuda de ninguna wedding planner para organizar la boda. El haberse comprometido casi un año y medio antes de que llegara el gran día facilitó bastante las cosas, también contar con la ayuda de Elena Ramos, del equipo de Trocadero. "Estuvo ahí en todo momento para ayudarnos con la organización: desde la distribución de mesas hasta coordinar los tiempos entre el cóctel, comida y la fiesta, cuidando cada detalle. Su apoyo fue fundamental, especialmente porque vivimos en Madrid".
De todas las anécdotas y momentos especiales que deja una boda, ver a todos los familiares y amigos reunidos en un mismo día y celebrando algo tan bonito suele ser con lo que se quedan la mayoría de los novios. Por eso, porque al estar rodeado de todas esas personas que a uno le importan nada puede salir mal, Ana aconseja a otras parejas que "lo mejor que pueden hacer es disfrutar al máximo y tratar de no estresarse demasiado en los días previos, el tiempo pasa volando y como dice Alejandra 'al final, siempre sale todo fenomenal'”.
Ana quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda.
Los proveedores de su boda en Sotogrande
- Vestido: Valzú
- Lugar de celebración: Trocadero Sotogrande
- Carpa: Safara
- Fotografía: Claudia Arcal
- Flores: Flores Areka
- Peluquería: Miguel Codina, de Estilistas Banús
- Maquillaje: Carmen Velasco Jimenez
- Uñas: Isabel Agüera García