Dicen que una mujer desde que es niña se ha imaginado, en algún momento de su vida, a sí misma vestida de novia. Y recorriendo el tradicional paseo hacia el altar. “¿Cómo sería mi vestido?; ¿llevaría velo?;¿y el ramo?¿Lo lanzaría al aire hacia todas mis damas de honor como en todas esas comedias americanas que tantas veces habré visto en la televisión?”. Ahora, con el auge del empoderamiento femenino, es posible que este escenario del matrimonio tal vez haya pasado de ser la única alternativa posible, a ser una más de las infinitas posibilidades que nos ofrece el mundo moderno. Aún así, no hay duda de que todas las que en algún momento quieren pasar por el altar, sueñan con ese día perfecto donde dará el "sí, quiero".
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Hablando de este tema no podemos evitar que la imagen de Monica Geller nos venga a la mente cuando, ilusionada, sacaba a relucir su ‘súper’ archivador donde a lo largo de los años iba recopilando y añadiendo recortes, fotografías e ideas que sacaba de las revistas nupciales para su “gran día”. Ahora, tal vez no sea un archivador sino numerosas carpetas en Pinterest o en Instagram. Si tienes suerte, un día podrías llevar el vestido de novia de tus sueños. Si tienes mucha suerte...puedes llevar tres.
Es el caso de Lilian de Carvalho, la que fuera la analista financiera de Boris Becker, que el pasado 14 de septiembre pasó por el altar para darse el ‘sí, quiero’ con el extenista alemán. Fue un día mágico, utópico, así como el lugar que escogieron para el enlace. Con las idílicas vistas de Portofino, en la costa de la Riviera italiana, como escenario de fondo, la pareja selló su unión ante un centenar de invitados, y quisieron celebrar su amor por todo lo alto con una fastuosa celebración que duró tres días.
Para aquel día tan especial, Lilian escogió hasta tres looks nupciales, donde predominaba la sencillez más absoluta, sin grandes extravagancias ni excesos. Más bien apostó por looks clásicos, sin perder un ápice de sofisticación y que son pura inspiración para las futuras novias que escojan septiembre para su boda. A lo largo de estas líneas, desgranamos sus estilismos al detalle.
Para su primer vestido de novia, Lilian llevó un vestido hecho a medida por su antiguo amigo del colegio, el diseñador de moda Andrea Ravieli. Él le había prometido que sería el creador de su traje de novia, y Lilian no quedó decepcionada. Radiante, preciosa, y rebosando elegancia, como una aparición, Lilian lució un diseño blanco, sin tirantes y con escote corazón, con una pronunciada apertura en la falda, confeccionado con tres capas de gasa de seda que representaban el pasado, el presente y el futuro, y unos detalles del drapeado que estaban inspirados en el cuadro The Lovers (Los amantes), de René Magritte. Para el peinado apostó por un sencillo moño de bailarina, del que caía un delicado velo de tul, y unos pendientes plateados.
Después de darse el "sí, quiero" y comenzar la celebración del banquete, Lilian se despojó del velo y añadió una blazer entallada color blanco para ponerse encima de su vestido de novia. Una apuesta muy original y llena de personalidad que la esposa del extenista supo defender sin esfuerzo.
Fue cuando llegó el momento del baile y el comienzo de la fiesta que Lilian hizo su tercer y último cambio de vestido. Quiso llevar uno más cómodo que le permitiera moverse con facilidad y bailar toda la noche junto a su marido y amigos. Llevó un vestido muy ligero y favorecedor, sin mangas, de escote halter, con una apertura en el centro del escote y detalles de pedrería.