Ya sabíamos que no sería una novia clásica ni tampoco rompedora. Porque si algo tenía claro Ana Cristina Portillo antes de su boda con Santiago Camacho, era que quería mantenerse fiel a su estilo. “Voy muy ‘yo’, que al final es lo más importante”, nos contaba. Y así fue. El pasado sábado, quedaba desvelado su secreto mejor guardado: un vestido inspirado en la Grecia clásica -que le apasiona-. La diseñadora confió a Jorge Acuña la creación, confeccionada en muselina de seda, con cuerpo asimétrico drapeado y bordados en plata que habían sido realizados a mano. Aunque, quizá, el toque más original fueron las cuatro grandes capas que sustituían al clásico velo que llevan la mayoría de novias en su gran día.
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Lo que muchos no sabían es que no sería el único look nupcial de Ana Cristina en su ‘sí, quiero’. Tal y como desvela ¡HOLA!, en exclusiva, esta semana, tenía guardado un nuevo vestido para la celebración, diferente al anterior. La novia sorprendió a sus invitados con un modelo al puro estilo Old Hollywood que, por supuesto, también reflejaba su personalidad, y que, de nuevo, firmaba Jorge Acuña.
El vestido, en raso de seda, contaba con escote asimétrico y una falda, al vuelo, con abertura lateral. Su espalda quedaba casi al descubierto su espalda -sólo cubierta con tres tirantes- y el detalle más llamativo eran los bordados de oro, realizados a mano, que escondían diversos mensajes.
En estos bordados se encontraban unas hojas -que simbolizaban el campo, que a ella tanto le gusta pintar-, una ‘S’ -en honor a su madre, Sandra Domecq-, un jazmín -porque su madre solía ponerles cuencos con agua y jazmines en la mesilla-, una pequeña bellota -por su padre- y tres libélulas -por sus hermanas y porque a ella, le encantan y le recuerdan a su infancia-.
Un look perfecto y cómodo, con el que pudo disfrutar, al ritmo de la música del grupo Third Floor y del dj Julio Torres, que se encargaron de amenizar este día tan especial para ella.