La catedral de la Anunciación de Santa María de Atenas, más conocida como la Catedral Metropolitana, ha acogido este sábado 28 de septiembre la boda royal más esperada de la temporada: la de la princesa Teodora de Grecia, cuarta hija de los reyes Constantino y Ana María, y el abogado estadounidense Matthew Kumar. Decenas de personas han esperado frente a la entrada del templo la llegada de los invitados, entre los que se encontraban miembros de la realeza y la aristocracia como la reina Sofía, las infantas Elena y Cristina, Sassa de Osma, Olympia de Grecia (dama de honor)... Aunque, por supuesto, la más esperada era la novia, que no ha defraudado con un impresionante vestido digno de la princesa que es y un velo con mucha historia familiar.
Quería que su boda estuviera repleta de referencias a sus antepasados, y lo ha logrado. Teodora de Grecia ha escogido la misma catedral en la que se casaron sus padres, un edificio emblemático del barrio de Plaka, a las faldas de la Acrópolis, que además es la iglesia más grande de Atenas. Allí se dieron el "sí, quiero" los reyes Juan Carlos y Sofía, en mayo de 1962, y hoy ha vuelto a vestirse de gala para celebrar el enlace de la princesa griega y Matthew Kumar. La novia ha llegado unos minutos antes de las 17 hora española (las 18 horas en Atenas) enfudada en un look digno de las grandes novias royals.
La diseñadora Celia Kritharioti (dueña de la casa de moda más antigua de Grecia y artífice de piezas que han llevado desde Beyoncé hasta Paris Hilton) ha sido la encargada de confeccionar este espectacular vestido blanco con el que tanto ella como Teodora pasarán a la historia.
El vestido de novia de una princesa
Si todas las novias de la realeza griega suelen ser para recordar, Teodora lo ha sido aún más. Desde la silueta clásica de su vestido, con el cuerpo ceñido hasta la cintura y una falda con gran volumen, hasta los bordados florales con pedrería del tejido, todo en su diseño nupcial clamaba lo que ella es: una princesa. Lo que ha sorprendido, ha sido el escote escogido como colofón: un cuello Bardot (tendencia nupcial de lo más novedosa) que deja parte de sus hombros a la vista y se cierra en la espalda creando un sutil escote. A modo de estola, es posible que sea una pieza desmontable de la que Teodora se desprenda tras la ceremonia, ya en la fiesta, para hacer el vestido más cómodo.
Un velo con mucha historia 'royal'
En su afán por hacer guiños a su familia, Teodora de Grecia ha querido acompañar el vestido de Celia Krithariot con un velo muy especial. Se trata de una pieza que, antes que ella, han llevado tres reinas y tres princesas relacionadas con la Corte danesa en sus bodas. Y es que, Teodora es sobrina de Margarita de Dinamarca y prima de Federico (además de sobrina de doña Sofía y prima de Felipe VI de España). Para homenajear a su familia danesa, la princesa griega ha llevado este velo de encaje irlandés que perteneció a su bisabuela, la princesa Margarita de Connaught. Ingrid de Dinamarca, Ana María de Grecia y Mary de Dinamarca han sido las tres reinas que lo han llevado para pasar por el altar, además de Alexia de Grecia y Benedicta de Dinamarca.
Una tiara con orígenes egipcios
Pero ni el imprecionante vestido de princesa ni el precioso velo bordado han podido eclipsar la pieza más espectacular del look nupcial de Teodora de Grecia: una increíble tiara de raíces egipcias que le sentaba casi como una corona. Es la tiara 'jedive de Egipto', una reliquia familiar que lleva en la realeza griega más de cien años, desde que el último jedive de Egipto se la regalara a la princesa heredera Margarita de Suecia a principios del siglo XX. Obra de la casa Cartier, está formada por diamantes engastados en espirales de laurel, símbolo de victoria y gloria. Después de pertenecer a Margarita de Suecia, pasó a su única hija, la reina Ingrid de Dinamarca, y durante las seis últimas décadas, todas sus descendientes femeninas la han utilizado en sus bodas; una lista a la que ahora se une Teodora de Grecia. Además, otras dos joyas familiares: pendientes de diamantes de la princesa heredera Margaretha de Suecia y una pulsera hecha del sautoir de diamantes de la reina Alejandrina.