Son muchos los romances en los que el papel de la 'celestina' es primordial, y así lo fue en el caso de la historia que hoy se cuela en nuestras páginas. Marta jamás habría imaginado que aquella amiga, Paula Boluda (fundadora y diseñadora de la marca Hilogía), que le presentó a su ahora marido, Borja, sería la encargada de crear el vestido de novia de sus sueños tiempo después. Tras más de seis años de noviazgo y vivir la aventura de mudarse a Australia, el pasado 15 de junio se prometieron amor eterno en una preciosa boda en la iglesia de Santa Catalina de Valencia protagonizando imágenes dignas de un editorial de moda.
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Le preguntamos qué fue aquello imprescindible para elegir vestido, a lo que nos responde muy similar a otras novias que se han convertido en pura inspiración. "Ser fiel a ti misma y a tu estilo. Es muy importante no dejarte influenciar por los demás ni intentar agradar a todo el mundo. Es uno de los días más importantes de tu vida y lo importante es que a ti te guste. Al final es el reflejo de tu personalidad y tienes que sentirte cómoda con él" afirma.
Marta nos cuenta que tenía muy claro lo que no quería para su look, pero no tanto lo que sí, aunque sí tenía por seguro que soñaba con lucir un estilo boho y desenfadado. "Si soy sincera, de la primera idea que tenía inicialmente a lo que fue finalmente, cambió muchísimo. Creo que eso es lo bonito del proceso creativo, ir combinando telas e ideas para acabar construyendo tu vestido ideal" explica.
Elegió a Hilogía, la marca nupcial de la valenciana Paula Boluda para dar vida a todo lo que rondaba en su mente. "Es mi amiga desde hace muchos años y hacía poco que había empezado con el atelier, pero tiene mucha experiencia en moda, así que confiaba mucho en ella porque es un referente para mí. Además, al conocerme desde hace tiempo, sabía perfectamente cómo es mi estilo.
"La única condición que me puso para hacerme el vestido, es que hubiera total transparencia entre nosotras si algo no me gustaba, ya que al ser amigas a veces pueden darse situaciones incómodas, pero fue todo muy fácil. Me ayudó, me guió y me diseñó un vestido precioso con el que me sentía totalmente yo" recuerda.
Al igual que a otras novias les ocurre en el momento de la búsqueda, llegó sin una idea muy definida al taller. "Durante todo el proceso me acompañaron mi madre y mi abuela (dos personas importantísimas para mí, en cuyo criterio confío mucho). Entre ellas, Paula y yo fuimos aportando ideas y construyendo el vestido entre todas. Recuerdo que nos enseñó una tela y mi primera reacción fue: 'Imposible Paula, no me veo'. Ella insistió en que me la probara, que le diera una oportunidad y fue la tela que acabamos utilizando para hacer la sobrefalda y la parte del casquete, es decir, la más importante. Lo que realmente hacía especial el vestido era la mezcla de las 3 texturas que también utilizamos para la parte del casquete y velo" explica.
Marta llegó a la ceremonia religiosa en la mencionada iglesia de Santa Catalina (en pleno centro de Valencia) de la mano de su padre para dar el paso más importante para una pareja ante familia y amigos. Y más tarde lo celebraron por todo lo alto en Mas Les Lloses, una masía rodeada de naranjos y con una ermita del año 1920, a pocos minutos de la ciudad. "Me considero una persona muy familiar, y las tradiciones que son importantes en mi familia son importantes para mi" confiesa sobre qué peso tuvieron para el gran día.
Su maravilloso vestido de novia que nos recuerda al estilo que popularizó Kate Moss en su boda a principios de los 2000, respira libertad, estilo, originalidad, carácter.. ¡tanto que ya se ha hecho viral en las redes sociales! A lo que le preguntamos si cree que es esencial dejarse llevar por lo que se sube a las pasarelas durante las Semanas de la Moda, a lo que nos reflexiona: "por mucho que quieras evitar las tendencias, las tenemos en nuestro día a día , lo importante es saber adaptarlas a tu estilo propio".
¡Y así lo hizo! Alejándose de modas como llevar un segundo look, ella prefirió lucir el suyo hasta el amanecer del día siguiente. "Siempre he sido partidaria de un mismo vestido. Lo único que hice fue quitarme el casquete y, por lo tanto, el velo. Elegí un traje cómodo que pudiera llevar toda la boda sin necesidad de tener que cambiarme. Además, al quitarle el casquete, dejaba ver toda la espalda al descubierto lo que hacía que se viera más sexy y apropiado para la fiesta" cuenta.
A pesar de optar por una estética bohemia, optó por joyas clásicas y especiales. "Los pendientes eran una joya familiarque me los prestó mi abuela para la boda. Eran largos con una perla en forma de gota. Mi bisabuela ya se casó con esos pendientes, y desde entonces es tradición en la familia" dice emocionada sobre esta elección tan importante.
El calzado se trata de una de los procesos más divertidos que viven las novias, y en su caso pudo diseñarlos también a su gusto. "Los zapatos eran de Flordeasoka, los encargué en una de mis primeras pruebas de vestido en Madrid. Me encantó hacérmelos con ellos porque te permiten personalizarlos a tu estilo. Yo por ejemplo, como soy alta, pude hacerme un tacón más bajito".
Marta quería seguir fiel a sí misma en términos de maquille, llevar algo muy natural. "Yo no suelo ir maquillada y cuando me maquillo mucho me veo un poco disfrazada. Quería sentirme yo ese día y no arriesgar con el maquillaje. En cuanto al peinado, al llevar el casquete tenía claro que lo quería llevar suelto con unas ondas naturales y deshechas. No quería las típicas ondas muy marcadas, y la verdad es que Gala Philippe, mi maquilladora y peluquera, me supo entender a la perfección" cuenta.
A diferencia de otras novias, ella sí tenía en mente cómo sería las flores que llevaría para el gran día. "El ramo es algo que, al contrario que el vestido, sí tenía clarísimo. Me gustan los ramos verdes, no con tanta flor. Quería uno con caída, no redondo ya que mi idea es que fuera un estilo más boho y campestre, acorde a la masía" , y así lo logró gracias a Atelier de la Flor, creando una armonía perfecta con todo el enclave y el vestuario.
Como mencionabamos al inicio, la artífice de su traje nupcial, fue quien presentó los años atrás. "Nos conocimos precisamente por Paula Boluda, diseñadora y amiga. Yo la conocía de la universidad, y un día me presentó a Borja, al que ella conocía del colegio. Él y yo ya nos poníamos cara porque teníamos gente en común, pero personalmente no nos conocíamos todavía, y ahí empezó todo" cuenta sobre cómo fue el flechazo que sintieron que les ha llevado a pasar por el altar tras un largo noviazgo.
"Los dos somos de Valencia. Yo fui al Colegio El Pilar, y Borja al Colegio Maristas, dos espacios con ambientes similares y mucha gente en común" explica, a lo que nos sigue relatando cómo surgió la idea de casarse. "Habíamos hablado muchas veces de nuestra boda, los dos teníamos claro que queríamos casarnos y el tipo de boda que nos hacía ilusión. Incluso en la fecha estábamos de acuerdo, ya que el mes de junio al inicio del verano era lo que mas nos gustaba".
Se comprometieron tras más de seis años de novios, "fue en un viaje por Nueva Zelanda. El país por sí solo ya es increíble, pero si encima le sumas eso, pues el viaje nos quedó ya para siempre grabado en el recuerdo". A lo que nos confiesa una anécdota sobre esta gran noticia que todo su círculo estaba deseando escuchar.
"Antes de que me pidiera matrimonio, tuvimos una época en la que la presión de familiares y amigos para que nos casáramos empezó a ser enorme (¡sobre todo para Borja claro!), pero nosotros no queríamos dar el paso todavía porque teníamos un plan pendiente: irnos a Australia a vivir un año. Por culpa de la pandemia tuvimos que aplazar la aventura y también el plan de casarnos, que queríamos que fuera a la vuelta. Así que finalmente en septiembre de 2022 nos fuimos a Australia a vivir, y en verano de 2023 volvimos de allí ya prometidos y con ganas de contárselo a todo el mundo" rememora emocionada.
Tras su experiencia, este es el consejo que quieren trasladar a los futuros novios. "Puede parecer un tópico, pero disfrutar de cada momento del día. Es normal estar nervioso porque quieres que todo salga bien, pero la realidad es que la gente está feliz por ti, no por cómo salgan los detalles, así que es dejarse llevar y disfrutar mucho, porque pasa volando".
"Y otro consejo que me dio una amiga y me sirvió mucho, era buscarnos los dos durante la fiesta. Es habitual que la gente te lleve de un grupo a otro, que te quiera hablar todo el mundo, pero un error que no puedes cometer es acabar la boda con la sensación de que vosotros dos no habéis estado casi juntos, al final es lo más importante de todo y es un día para disfrutarlo juntos".
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