"No he sido de las que sueñan con su boda desde pequeña. La verdad es que fue algo que surgió poco a poco, al pasar los años junto a Guillaume. Siempre lo veía como un paso muy importante que me daba mucho respeto, esa seguridad y la idea de hacerlo se fue formando poco a poco" nos cuenta Carla sobre cuándo surgió la idea de casarse. Tras nueve largos años de noviazgo fuera de España con el chico francés que conoció inesperadamente, dio el gran paso con un vestido de novia customizado de Rosa Clará. La boda fue una íntima celebración (¡de lo más internacional!) que tuvo lugar el 25 de mayo de 2024 en la finca familiar de ella, situada en un rincón del sur de Andalucía, en Arcos de la Frontera.
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Cuando llega el momento de elegir el look entre todas las opciones que cuelgan de las perchas de los ateliers, para ella lo esencial fue sentirse guapísima, "¡aunque seas un poco más vergonzosa como yo!" confiesa riéndose. "Es, probablemente, el único día de tu vida que vayas a lucirte tanto. Pienso que lo más importante es cuando tengas el traje puesto y te veas guapísima. Y por otro lado, también muy importante, que estés cómoda. Así te vas a sentir muy natural, feliz y te lo vas a pasar genial, ¡es un día inolvidable!".
Nos relata que no había decidido qué tipo de diseño quería y le favorecía, "tenía algunos puntos de referencia de estilos que me gustaban, sabía por ejemplo que casi todos los de Rosa Clará me encantaban, pero en mi caso me fui decidiendo más por eliminación al probarme diferentes trajes. No quería un traje muy llamativo, ni ajustado porque todos los que me probaba me sentía incómoda... Tampoco me gustaba con mangas porque igualmente me sentía restringida, y me veía mejor figura con un traje cogido por la cintura. Al final es exactamente el que encontré: un traje cogido por la cintura, suelto, leve, y sin mangas" explica.
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Al vivir fuera, en Bristol, iba a ser más complicado seguir le proceso de creación de un diseño desde cero porque no podía viajar continuamente para las diversas pruebas de vestuario, por eso cuando se topó con esta propuesta de catálogo de la mencionada casa nupcial, ¡se enamoró! "Desde el principio me gustaba mucho su estilo sencillo y a la vez tradicional pero con un toque moderno" nos cuenta sobre por qué se decantó por Rosa Clará.
"Me compré un vestido ya hecho, ¡así que no tuve un proceso de creación muy creativo! Pero el vestido original tenía unas mangas cortitas, y a mi me gustaba más sin, así que se las quité. Una vez sin mangas, ya me veía mas ‘yo’ en este traje nuevo, lo veía más ‘mío’" menciona. Y es que a pesar de seleccionar un diseño que podría haber conquistado a otras novias, Carla quiso darle un giro de tuerca añadiendo así su estilo personal.
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Hay quienes transforman el look a lo largo de la celebración, quienes se cambian de vestuario para la fiesta o aquellas que quieren exprimir al máximo el vestido nupcial, a lo que le preguntamos qué hizo ella en el gran día. "Al principio si quería buscar un segundo look, ¡pero al final me enamoré tanto de mi traje que no quería cambiar nada! Pensé que el traje me lo iba a poner solo una vez, así que me daba pena taparlo o cambiarlo".
¿Tendencias, sí o no? "Aunque pueden ofrecer inspiración, no considero que sea crucial seguirlas estrictamente, especialmente en el contexto de las bodas. En mi opinión, enfocarse demasiado en ellas puede resultar que las ceremonias y celebraciones se parezcan mucho entre sí, perdiendo así el toque personal que hace única a cada una. Para mí, lo más importante es que la boda sea una celebración genuina de la relación de la pareja, y eso se logra mejor cuando se priorizan sus gustos y preferencias personales por encima de las modas pasajeras" razona.
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Los pendientes que compartió con su hermana
Siguiendo la línea sencilla y leegante en cuanto a joyas, "se decantó por unos pendientes que me prestó mi tía, eran de oro blanco y diamantes colgando. ¡Fueron los mismos que se puso mi hermana para su boda! Aparte de ser súper bonitos, me gustaba llevar algo igual que ella para vernos después en las fotos" relata sobre la razón por la que los escogió. "Solo llevé el anillo de compromiso que es de una diseñadora en Bristol, (donde vivo), y me encanta. Suelo llevar siempre tres o cuatro anillos puestos, pero para la boda solo me deje el de compromiso para darle más protagonismo a la alianza".
Y sin lugar a dudas, el complemento que más miradas robó fue la corona de flores. "Fue de lo que más me gustó de mi look, era lo único que tenía muy claro desde el principio. En vez de llevar velo o mantilla, que también me encantan pero no me veo muy reflejada, quise una corona de flores naturales. Lo elegí porque me parecía que daba un toque muy alegre y colorido (¡dando referencia al campo que tanto me gusta!). Igual que el ramo, fue difícil diseñarlo, y me tuvieron que hacer varias pruebas para asegurarse que duraría la flor todo el día. Pero al final me quedé contentísima. Ahora mismo la tengo aplastada entre dos libros, ¡a ver si puedo hacer algo con ella!".
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El ramo de Carla estuvo en manos de Cangaroo Flores, "¡fue un acierto 100%. Quería algo muy natural, casi que pareciera un manojo de flores del campo. Entiendo que mientras más natural y silvestre (palabras que utilicé para explicar el estilo que me gustaba), era más complicado. Las flores eran todas muy delicadas, así que que terminara tan bonito y duradero demuestra el cuidado y el trabajo que dedica el equipo a sus novias".
Para nuestra protagonista había ciertas tradiciones que sí quiso tener en cuenta, "pero en general no creo que sea súper importante cumplir con todas , sobre todo si no te sientes muy reflejada en ella. De hecho, creo que las tradiciones a veces pueden ser un poco restrictivas y hacer que todas las bodas parezcan iguales. Para mí, sirven para que te sientas parte de algo con mucha historia. Una boda es una ceremonia muy significativa, que abarca siglos. Si la gente se siente conectada con este ritual a través de ellas como llevar algo prestado, ¡entonces genial!".
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El amor surgió en... ¡Toulouse!
Los caminos de esta pareja se cruzaron en Toulouse, cuando ella se mudó allí tras terminar la carrera con 21 años, ¡me fui sin saber muy bien qué hacer con mi vida! Solo sabía que me gustaría aprender francés. Ese mismo año conocí a Guillaume, él es de ahí. Después de nuevo años juntos, puedo decir que fue una buena decisión…¡y puedo hablar francés bastante bien!" cuenta riéndose. Y tras un largo noviazgo, decidieron de prometerse amor eterno. "Nos conocimos muy jóvenes, así que ya cuando entre en mis 30 me sentía más preparada, madura, y estaba segura de que quería dar ese paso importante con él" confiesa.
"Yo nací en la base de Rota, mi padre es americano y mi madre de Jerez de la Frontera. De pequeña viví en varios países, pero todos los veranos y Navidades venía a la casa de mi abuela en Jerez. Al tener tantos recuerdos buenos a lo largo de los años, siento que es como mi casa, me siento muy cómoda y feliz. Y aunque mi ahora marido es francés, ahora los dos vivimos en Inglaterra… ¡así que la boda fue bastante internacional! Con invitados de América, Francia, Inglaterra y España... No me sorprendería si volviéramos a vivir más cerca de casa en los próximos años.
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Una celebración en la finca familiar
Por esta razón, decidieron reunir a todos sus amigos y familiares en Andalucía para celebrar el amor por todo lo alto. "Lo hicimos en la finca de mi familia, La Fuensanta, situada en Arcos de la Frontera. Tengo mucha suerte de poder celebrar algo tan importante en un sitio con tanto significado. Aunque no tuve una misa en una iglesia, pude darle un toque igual de importante (para mí) dándole el papel de oficiante a mi hermana y la hermana de mi pareja, que juntas dirigieron una pequeña ceremonia laica" cuenta.
Nos cuenta que uno de los momentos más especiales de aquel día fue, "poder ir con mi padre como padrino. Hace un año justo de la boda, estuvo ingresado en el hospital durante casi dos meses. Tuvo un accidente que le dejó muy debilitado, tuvo que volver a aprender a hacer todo, incluso caminar. Al cogerlo de la mano el día de mi boda, me acordaba de cuando lo cogía igualmente hace un año, animándole a seguir andando para poder andar juntos el día de mi boda" recuerda emocionada.
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Carla quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda: