"Todas las bodas tienen lo mismo, pero depende de nosotros que sea única y especial", asegura nuestra novia viral. Pilar Herrera Rodríguez, diseñadora de joyas, y Antonio Rosillo Ramírez, chef de profesión y experto en agricultura ecológica, son aficionados de los caballos y las tradiciones andaluzas, y estos son solo algunos de los aspectos que han querido plasmar en la organización de su boda. En especial, reluce la tradición joyera de esta joven cordobesa, hija y nieta de joyeros. Orgullosa, añade: "La reina Letizia tiene unos pendientes hechos por mi abuelo".
- Un vestido de novia con lentejuelas y escote asimétrico para la boda de Ana en un pazo de Pontevedra
Se casó con el vestido de su madre
"Tengo fotos de 2017 probándome el vestido que usaría", confiesa Pilar. En ese momento, todavía no conocía a Antonio, pero tenía claro que quería casarse con el mismo diseño que llevó su madre camino al altar. “Me encanta ese aire vintage que tiene y que potenciaría con los complementos”. La pieza original fue confeccionada por las hermanas Navarro, conocidas en Córdoba en los años 90: “En aquel entonces la tendencia no era muy el vestido de mi madre... un corte recto, manga corta y manguitos que acaban en pico".
Consciente de que su diseño no era el típico que vemos en los catálogos nupciales, Pilar quiso mantener la forma original, en lugar de actualizarlo para que se adaptara a nuestros tiempos, como sí hacen muchas novias jóvenes: "Me ofrecieron quitarle la cola y transformarla, y que el vestido no fuese un estorbo con la cola de cuatro metros incluida". Al ser más alta que su madre, el largo de la falda terminaba justo encima del tobillo, pero esto no era un inconveniente para ella.
Homenaje al amor: en recuerdo a su padre
Tratándose de un vestido con tres décadas de antigüedad, tuvieron que llevarlo a la tintorería para quitarle esas manchas amarillas que aparecen con el tiempo. En el proceso, se dieron cuenta de que había unos agujeros en la cola propios de haberse quemado con algo, e inmediatamente pensaron en una solución. "Decidí bordar en una organza la fecha e iniciales de las dos parejas que usarían ese vestido, así como la frase 'siempre con nosotros' en recuerdo a mi padre, que falleció cinco meses antes de la boda".
Nos cuenta que su ilusión más grande no era el vestido, por tierna que sea la anécdota, sino los pendientes que le fabricó su propio abuelo incluso antes de que tuviera novio. "Desde niña he visto a mi abuelo trabajar en su taller y siempre quise que me hiciera las joyas de mi boda como había hecho con todas sus hijas". El día que cumplió 80 años, en noviembre de 2019, Pilar le hizo el encargo que cobraría sentido solo unos pocos meses después, cuando la vida juntó su camino con el de Antonio.
Pendientes hechos por su abuelo
"Le pasé unos cuantos diseños que tenñia hechos en papel y le dije que esa era la base, que a partir de ahí hiciese lo que quisiera. Llegar al taller y verlo trabajar en ellos ha sido un regalo que me guardo para siempre", relata la novia, sucesora de un linaje de joyeros que con sus creaciones ha llegado a conquistar a la propia reina Letizia. "En cuanto a los materiales de los pendientes, usamos oro blanco de 18 quilates, oro amarillo 18 quilates en la trasera, diamantes y una perla en forma de lágrima que podías quitar y poner".
"Como anillos, llevé el regalo de mí pedida un anillo de platino diamantes y zafiro, otro de oro blanco diamantes y esmeralda, y la alianza. En el cuello, un choker de tres hilos en perla con un broche central y una piedra en amatista. Para el primer vestido, tenía dos tocados antiguos de mi familia y esa misma mañana me decidí por el champán con flores. Fue muy especial llevar algo que tenían guardado desde hacía tantos años y que realmente no saben muy bien a quién pertenecía".
Si bien no le molestó que el vestido de su madre le quedase 'midi' en lugar de largo, como acostumbran a llevarlo las novias en ceremonias religiosas, Pilar quería que los zapatos se fundiesen con el color del tejido, que apenas llamasen la atención para ceder protagonismo lo realmente importante del estilismo. "No quería nada de color en los pies". Se decantó por unas sandalias la firma Lodi en un tono de blanco achampanado.
- Un vestido de novia sencillo y desmontable para la boda de Paloma en Toledo
Reliquias familiares
La novia no fue la única que presumió de reliquias familiares en este día memorable. Antonio llevó unos gemelos estilo art déco que Pilar le había regalado en la pedida, un par realizado en oro blanco, oro amarillo de 18 quilates, zafiros y diamantes, sumados a un alfiler en la corbata de oro blanco que perteneció a su bisabuelo, un reloj de bolsillo en oro de 18 quilates y la alianza.
Pocas novias escogen maquillajes recargados el día de su boda, pero todas tenemos una amiga que se ve espectacular con los labios pintados. Es el caso de Pilar, que no se quita el color burdeos, decidió lucirlos con una mirada marcada por sombras ahumadas. "Me recordaba tanto a los años 20". En cuanto al peinado, sabía que quería recogérselo con un moño de bailarina pulido y, por suerte, su madre había estudiado peluquería. "Aunque nunca ejerció, en casa siempre es la encargada de cortar, peinar, tintes… y ese día tenía que ser como siempre".
Un ramo con flores 'eternas'
"Mi ramo lo elegí una semana antes, una amiga quiso regalármelo y me lo trajeron la misma mañana desde Sevilla". Buscaba uno romántico, pero atípico. "Elegí esparraguera como base ya que quería algo original, que no se usara mucho en ramos; rosa de pitiminí en un rosita claro, ya que era la misma flor que usó mi madre en su boda, y amaranthus en buganvilla, que además de darle ese toque original que buscaba, significa 'flor que no se marchita' ¡y ya me encantó!". Sujetando el ramo, llevó un lazo blanco con florecitas bordadas que le regaló su madre junto a un guardapelo con una fotografía de su padre.
Un momento que jamás olvidarán
Sobre la ceremonia, Pilar nos cuenta: "Mi marido es de Huelva y muy rociero. Al ser la boda en Córdoba, elegimos La Real Iglesia de San Pablo de Córdoba el día 6 de abril de 2024, de donde sale la hermandad del Rocío de Córdoba, y era lo más cerca que podía estar ese día de la Virgen del Rocío, que es tan especial para él. La misa la dio el mismo sacerdote que casó a mis padres hace 33 años, y fue muy especial".
Es difícil escoger un único instante con el que quedarse, por no decir que es imposible. Aun así, Pilar sabe exactamente qué imagen jamás se irá de su memoria, sin importar los años que pasen. "Hubo muchos momentos especiales, pero yo sin duda me quedo con la entrada. El pasillo que en mi cabeza siempre lo había visto larguísimo, ese día se me hizo muy corto. Nuestro fotógrafo me dijo: voy a hacer algunas fotos antes de que empieces el pasillo, después te dejo que lo disfrutes'. Y no lo entendí muy bien hasta ese día" recuerda la novia.
El día menos esperado para enamorarse
Su historia es de película. Fue el 14 de marzo de 2020, día en que inició el confinamiento por el coronavirus, que Antonio decidió escribir a Pilar en sus redes sociales. "La realidad es que, si no hubiese sido por la pandemia, nunca nos hubiésemos conocido", nos dice convencida. Las semanas pasaron hasta que, en mayo, cuando todavía no se podía salir de casa libremente, él decidió viajar hasta Córdoba para conocerla en persona. "Hay una frase que me encanta y la tengo muy presente: En una época negra para el mundo, ellos encontraron el amor".
Paloma Blanco, de @palomablanco_weddings, acompañó a la pareja en los últimos meses de organización para que todo saliera de maravilla. La celebración posterior al enlace tuvo lugar en Bodegas Los Ángeles (Aguilar de la Frontera), una bodega con un patio precioso con fuente central y el suelo empedrado típico de Córdoba. El almuerzo lo dieron en un salón rodeado de barriles de vino que aún guardan el olor, arropados por unos techos altos sujetados por arcos que recuerdan mucho a los de la Mezquita.
- Marina, la modelo que se casó en Canarias con un vestido con capa ¡y se cortó el pelo en plena boda!
Así fue su segundo vestido
Para no pisarse la cola de cuatro metros durante la noche, Pilar se cambió por un segundo vestido, que no era vintage ni familiar, mas sí esconde una historia interesante, puesto que lo compró en un outlet de novias que le recomendaron. Este, sin embargo, a diferencia del heredado de su madre, sí sufrió varias modificaciones.
"Me enamoré del vestido de cintura para arriba, de cintura para abajo lo transformé entero, subiéndole la espalda, haciéndole godés en los laterales que simulaban las faldas de flamenca. Toda la transformación me la hizo nuestra modista de toda la vida". Sus aplicaciones pedrería en la parte de superior junto con unas hombreras pronunciadas le dan ese toque 'retro'.
Esos detalles personales que Pilar quiso incluir en su look así como en la ceremonia religiosa, tuvieron presencia a su vez en el cóctel con pequeños guiños a las raíces de ambos novios: "Trajimos jamón y gambas que cocieron ese mismo día por la mañana y nos trajeron de Huelva y un rabo de toro muy típico de la gastronomía de Córdoba". El cóctel estuvo amenizado por "un grupo de cubanos, la barra libre comenzó con un grupo de flamenquito y terminamos con nuestro DJ de confianza". Con su nuevo vestido puesto, nuestra novia pudo darlo todo en la pista de baile.
A todas las futuras novias, Pilar quiere dar un consejo, habiendo vivido la experiencia inolvidable de organizar el día de sus sueños: "Les diría que recuerden siempre el momento en el que empezó todo, es la única forma de que no acabe. Con respecto a la boda, no gastéis energía en lo que no merece la pena, los importantes sois vosotros y solo os necesitáis juntos para el paso que habéis decidido dar".
Pilar Herrera (@pilarherro) y Antonio Rosillo (@a.rosillo) quieren agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda.
- Fotografía: @gayonso_weddings
- Vídeo: @beatofilm
- Wedding Planner: @palomablanco_weddings
- Decoración: @susigarciafloristas
- Ramo: @melerofloristas
- DJ: @musiconuba
- Maquillaje: @menchubenitez
- Zapatos: @raquelzapatos_es
- Joyas: @duejoyitas