"Nunca ocupó mi cabeza el hecho de si me casaría o no, y menos todavía me había pensado ni que vestido llevaría, ¡ni como sería mi boda! Creo que esto surge cuando aparece la persona adecuada, yo hasta entonces ni me lo había planteado. Eso sí, en cuanto me lo pidió vino a mí toda la ilusión, las ganas y las ideas que nunca me había parado a pensar" nos confiesa Marina sobre su enlace con Carlos en Ferrol. Y a pesar de no haberlo imaginado nunca, se ha convertido en una de las novias virales más inspiradoras de la temporada gracias a su vestido que diseñó Sara Lage para el gran día.
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¡Lo suyo es una historia de amor a primera vista! Un auténtico encuentro que cambió para siempre sus vidas cuando menos lo imaginaban y que sellaron ante Dios el pasado 7 de octubre de 2023 en la iglesia de San Francisco. "Nos conocimos en el trabajo. Desde el primer momento tuvimos muchísima complicidad, es una persona maravillosa y gracias a él me creo perfectamente eso de los flechazos, ya que aunque empezamos a salir bastante tiempo después, tras conocerlo, algo en mí decía que él iba a ser parte de mi futuro" recuerda.
Para este esperada fecha, nuestra protagonista nos cuenta que en absoluto tenía clara la idea que quería, "me gustaba 'algo' de casi todos los vestidos que veía. Quería un 'todo' que me representara en los diferentes momentos de la boda y Sara Lage lo hizo posible". Con la ayuda de la diseñadora de Lugo consiguieron crear desde cero el que ahora es el look más importante y bonito que ha llevado hasta el momento, uno confeccionado a partir de metros y metros de tul.
Para la búsqueda del vestido de esta enferma militar, era esencial "ser fiel a una misma y buscar el equilibrio entre comodidad y personalidad". Es decir, sentirse guapísima y segura de ti misma, y para ello es importante recalcar que es muy buena idea (¡y los expertos siempre lo recomiendan!) dejar a un lado las tendencias punteras y enfocarse en aquellos cortes, escotes, tejidos y apliques que mejor encajan con una misma.
No es nada fácil dar con quien puede transmitir con tan solo un boceto aquello que tienes en mente, pero en su caso fue sencillo y encontró al hada mágica que haría realidad ese sueño nupcial y con la que se pudo entender a la perfección en cada visita al taller. "Tras ver sus diseños, su versatilidad con las diferentes novias y capacidad de innovación en cada una de ellas, tenía claro que quería que lo hiciera ella. Nos gustó tanto que la madrina también diseñó su vestido con Sara" cuenta.
"¡Fue absolutamente maravilloso!" nos cuenta sobre el momento de creación. "Siempre fui acompañada de mi hermana y de la madre de Carlos, las tres disfrutamos mucho el proceso. Sara está presente en todas las citas y hace de cada una de ellas un planazo, es una mujer cercana, divertida y una absoluta profesional. La primera vez fue un brainstorming de todas las cosas que quería. Me apetecía mucho llevar un vestido voluminoso pero sin resultar pomposo. Buscaba que fuera diferente, un diseño especial que al verlo dijera, solo tendré una ocasión para disfrutar vistiéndolo y será en mi boda. A pesar de esto siempre tuve claro que no iba a renunciar ni a la comodidad ni a poder aprovechar hasta el último minuto de ese día.
Nuestra protagonista relata que la modista le presentó varios diseños que resumían a la perfección lo que habían hablado en la primera visita al atelier, y que escogió el que más le gustaba que integraba mucho mucho tul. "En cada cita íbamos añadiendo, quitando o modificando detalles que hacen del vestido y del proceso algo totalmente personalizado, Sara siempre intenta integrar todas las ideas para que sea lo más fiel a ti misma posible".
"Logramos tres looks diferentes para un mismo vestido y manteniendo siempre mí estilo. Durante la ceremonia y coctel lucía una fantasía de cola hecha con 50 metros de tul; a la hora de la comida (ya sin la sobrefalda), mi vestido era fluido de corte recto y largo. Para el baile lo recogí y se convirtió en un vestido con largo tobillero para poder lucir los zapatos con estética de los años 70" describe.
La elección de las joyas de Marina para la boda estuvo ligada por encontrar el equilibrio y no caer en el 'más es más', por esta razón dejó el protagonismo total a traje blanco. "Como el vestido tenía mucha presencia, decidí ir escasa de accesorios. Aposté todo a los pendientes, que eran de mi madre y me encanta su diseño. En las manos llevaba mi anillo de pedida y un anillo de mi madre que llevo siempre puesto, ambos de diamantes. No llevaba pulseras, ni colgantes" explica.
Aunque sin lugar a dudas uno de los detalles que más llama la atención, se encontraba bajo el look, concretamente en sus pies, unos tacones blancos con plataforma inspirados en la estética de los setenta. "Los zapatos fue algo que tardé mucho en encontrar ya que ninguno se adaptaba a lo que estaba buscando, hasta que de repente apareció este modelo de Angel Alarcón. Ya estaba descatalogado en esos momentos y los encontré en una tienda de Palma de Mallorca después de una intensa búsqueda telefónica en todas las boutiques que vendían esa marca y todavía los tenían. Pero cero agobios, ¡fue una búsqueda muy divertida!" recuerda.
Contó con la ayuda Marina Allegue para maquillarse y peinarse, "vino a mi casa y se encargó de todo ese día. Un acierto total, tanto por ella como por el maravilloso trabajo que hace y los productos que utiliza. No suelo ir a la peluquería y en mi vida cotidiana no abuso del maquillaje por lo que quería algo similar para ese día y que fuera acorde al corte del vestido: un moño bajo, con maquillaje muy natural. Necesito añadir que... ¡no me retoqué ni una sola vez en todo el día! Repartí besos y abrazos y a pesar de todo el maquillaje y el peinado, se mantuvieron muy bien hasta última hora.
Esta gallega continuó con la misma línea para su ramo unifloral, "fue un regalo de mis tres mejores amigos desde la infancia y también testigos de mi boda. Quería algo natural y sencillo pero diferente, que no pudiera encontrar un miércoles cualquiera en la floristería del barrio. Era un ramo de solo ranúnculos mini blancos que tuvieron que traer de Holanda".
Ambos son de Ferrol, y el destino no quiso que sus caminos se cruzaran hasta muchos años después, cuando un día surgió ese flechazo que tanto recuerda. "Los dos somos militares, yo soy enfermera militar y él pertenece al Cuerpo de Intendencia de la Armada. A pesar de esto no nos habíamos conocido hasta coincidir en el trabajo, algo un poco difícil y que me hace pensar en el destino, si tenemos en cuenta que nuestra ciudad no es muy grande y que nuestro ámbito de trabajo es el mismo". Tras tres años de noviazgo, llegó el momento de la gran pregunta, "Carlos me pidió matrimonio durante un viaje que hicimos al sur. Ambos sabíamos que nos queríamos casar, pero para mí el momento en que me lo pidió fue toda una sorpresa y muy emocionante, ya que no me lo esperaba". Tras prometerse amor eterno en una ceremonia religiosa, lo celebraron en el Pazo de San Tirso, en La Coruña.
"Lo elegimos ya que, aunque no conocíamos el sitio, fue poner un pie allí y ver las múltiples posibilidades que ofrecía: todo el Pazo y sus muebles antiguos (que nos encantan) a nuestra disposición para organizar los diferentes espacios. Teníamos claro que queríamos cóctel, comida y fiesta, y yo huía del todo en uno. Quería que la gente se tuviera que mover, poder decorar espacios y sorprenderlos. El hecho de poder cambiar de ambiente para cada uno de esos momentos, la estética rural que tiene y la paz que allí se respira, fueron decisivos en la elección. Alquilamos una carpa totalmente transparente para poder hacer la comida disfrutando del paisaje típico gallego".
Los contratiempos metereólogicos suelen surgir, y más cuando nos referimos a bodas en el norte del país, ¡aunque fuera el 7 de octubre! "Como en Galicia el tiempo normalmente es una incertidumbre, decidimos que todo sería en interiores, los planes B en cuanto a bodas no me convencen. Pensamos hasta en alquilar estufas, pero dos días antes de la boda lo que tuve que comprar fueron paipai para todos los invitados ya que fue uno de los fines de semana más calurosos del año en Ferrol.
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