Un vestido de novia con lentejuelas y escote asimétrico para la boda de Ana en un pazo de Pontevedra

Para dar el 'sí quiero' al amor de su vida lució un original diseño que combinaba tejidos diferentes de From Lista With Love

16 de julio de 2024 - 10:29 CEST16 jul 2024 - 10:29 CEST

Un partido de golf fue el inesperado plan de reencuentro para Ana y Pedro, ¡ninguno de los dos sabía que ese momento cambiaría para siempre sus vidas! Aunque tuvieron una flechazo de adolescentes (ella tenía 13 y él 17), pasaron años y años sin saber el uno del otro hasta que el amor volvió a llamar a su puerta durante el verano del Covid. El pasado 27 de abril, se cumplió unos de sus sueños y nuestra protagonista apareció con un original vestido de novia de From Lista with Love para celebrar su unión en el Pazo de Cea, cerca del municipio Nigrán (Pontevedra).

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Ambos son gallegos, ella de Pontevedra y él de La Coruña, y, aunque viven en Madrid por trabajo, ¡nunca se habían vuelto a cruzar! Nos cuentan que todo volvió a comenzar con un mensaje en un grupo de Whatshapp para organizar un partido de golf entre los 'viejos' amigos que estaban teletrabajando durante esta complicada época que estábamos viviendo. "Esa partida nunca llegamos a jugarla, pero a nosotros nos sirvió para volver a estar en contacto, y desde entonces ya no nos separamos" explica.

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La inspiración de su vestido de novia

Le preguntamos cuál era la inspiración que tenía en mente para crear su look nupcial, y a diferencia de otras novias, ella quería marcar la diferencia. "Tenía claro lo que no quería y me gustaba la idea de poder arriesgar un poco más de lo normal. Por lo demás, solo tenía claro el estilo y que me apetecía una mezcla de tejidos que incluyese algún plisado especial. El resto de la magia la hicieron Maca y Zuma, de From Lista With Love" cuenta. ¡Y así fue!

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Esta gallega afincada en la capital madrileña se ha convertido en una de nuestra novias más impresionantes de la temporada por su agudo sentido por la moda que se desmarca por completo con las tendencias clásicas. Para ella lo más importante a la hora de elegir modelo fue "aunque parece ya un tópico, es que te sientas totalmente cómoda e identificada con el diseño y no te veas disfrazada. Creo que no debes preocuparte por llevar el vestido que te volverías a poner dentro de 30 años, ¡probablemente nunca lo harías! Me parece vital confiar en lo que te representa y apetece en el momento presente".

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La búsqueda de marca fue un precioso momento, ¡y muy rápido! Conoció el atelier cuando su casó su hermana Eugenia, "desde el primer momento tuvimos todos una conexión brutal. Además, por supuesto, me alucinan su estilo, la elegancia y originalidad de las creaciones. Cuando supe que me casaba en ningún momento me planteé otro diseñador. Maca y Zuma (los diseñadores) habían vivido todo el principio de mi relación con Pedro durante el diseño del vestido de mi hermana, así que fue genial cuando les llamé para contarles que era mi turno" recuerda emocionada.

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Un escote asimétrico para Ana

Alejándose de las propuestas sencillas que suelen lucir las chicas españolas y que tanto adoran desde el extranjero, Ana se dejó en manos de las expertas para dar vida a la rompedora y fabulosa imagen lo que tenía en su imaginación. "El primer día simplemente les conté qué era lo que tenía en mente, y mientras nos poníamos al día Zuma preparó dos bocetos brutales que no pudieron gustarnos más. La diferencia principal entre ellos era el tipo de escote, y finalmente optamos por hacerlo asimétrico porque le daba al vestido un tope más especial".

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Nos explica que desde el inicio el largo del vestido iba a ser midi, ya que suele estilizar más a las que chicas bajitas como ella, pero también había otra razón, "queríamos darle más protagonismo a los zapatos, ¡eran brutales! No obstante, al decidir la posición de los tejidos contrapuestos nos dimos cuenta de que quedaría mejor dejándolo largo, así que para que pudieran verse los tacones hicimos una apertura lateral (en vez de trasera) llena de botones bordados. ¡Se convirtió, creo, en mi parte favorita del traje!".

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El tejido que marcó el look

La magia de su look se encuentra en el equilibrio de la contraposición de tejidos, una técnica complicada pero de lo más vistosa que encajó muy bien con lo que quería transmitir Ana en el gran día. "Nos enseñaron una tela de lentejuelas que era lo más, mucho más discreta de lo que todos nos imaginamos al pensar en lentejuelas. Cuando la vi supe que teníamos que utilizarla para alguna parte del traje". Y he aquí la inspiración para aquellas que quiere salir de su zona de confort y apostar por apliques tan especiales como las paillettes. Además, nos confiesa que la idea de llevar guantes no fue de cosecha propia, " aunque yo no me lo había planteado me conocen tanto que sabían que no iba a decir no" explica.

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Las tradiciones sí estuvieron presentes en la 'reboda' pero sólo aquellas con las que se sentía identificada, "quise llevar algo prestado y algo azul, pero por el significado que cada una de estas cosas tenía. Lo que llevé prestado fue la bata con la que en su día se maquilló mi madre, la arreglamos cuando se casó mi hermana y ambas nos la pusimos en nuestros respectivos días. Para el 'algo azul' diseñé tres anillos idénticos que regalé a mi madre y a mi hermana, los grabé con el nombre de mi padre y les añadí dos zafiros azules. Se los di ese día mientras nos arreglábamos, se ha convertido en nuestro amuleto" cuenta.

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Las joyas cargadas de significado

Según nos cuenta nuestra protagonista, 'estaba algo obsesionada con integrar en mi look un pedacito de toda la gente importante posible', ¡y lo hizo a través de las joyas y accesorios. Desde el anillo de pedida que le dio Pedro cuando le hizo la gran pregunta, hasta un solitario que crearon a partir de un anillo de su abuela tras fallecer y una maravilla de anillo vintage de Urbieta Antique que le regalaron dos amigas íntimas.

En cuanto pendientes lució unos de Suárez "me los regalaron mis suegros en la pedida, los diseñamos desmontables para poder usarlos en el día a día" una tendencia cada vez más popular, y un collar precioso que le regalaron otras amigas que son como sus hermanas, "en principio no iba a ponérmelo porque el vestido era asimétrico, pero como finalmente no pudieron venir decidí lucirlo para así llevarlas conmigo". Nos sigue contando otro complemento cargado de sentimiento, "a mi abuela paterna le pedí que me tejiera un chal blanco para cuando hiciese frío de noche y que lo bordase sus iniciales".

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"¡Los zapatos me los regalaron mis amigas!" explica. "En su día hicimos lo mismo con mi amiga Pati y desde entonces hemos instaurado una tradición que nos encanta. No quería llevar los típicos zapatos de novia blancos ni las sandalias cruzadas que ya todos hemos visto mil veces. Además, quería asegurarme de poder usarlos mucho después. Elegimos unos zapatos de punta en color nude y con tiras cruzadas de Jimmy Choo que no pueden fliparme más".

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El vestido ya tenía gran presencia de por sí, razón por la que su maquillaje debía ser más natural, para no cae en el 'más es más' en exceso. "Se encargó Patri de Bobbi Brown, me la había recomendado mi amiga Pati, a la que también había maquillado en su boda, ¡y fue un acierto total! Quería un maquillaje natural y sencillo, además de por preferencia personal, porque no quería recargar demasiado el look".

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Para dejar el protagonismo a la pieza nupcial, optó por un recogido simple a manos de su peluquería de toda la vida en Pontevedra. "Me apetecía llevar moño bajo de inspiración bailarina, sencillo y que le diera un toque más elegante a un vestido algo fiestero. Además, así también podía soltármelo cuando empezase el baile y variar un poco" dice.

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La historia de amor tras un mensaje de chat

"El primer día que volvimos a vernos salimos a cenar, y yo le pedí a mi mejor amiga y a su marido que se uniesen al postre y a la primera copa, por si acaso. En el primer vino les avisé de que si tenían otros planes no hacía falta que vinieran, porque yo ya había decidido que me iba a casar con él aunque él todavía no lo supiera. ¡Y no me equivoqué!" nos cuenta emocionada tras prometerse amor eterno con aquel chico que años atrás robó su corazón.

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El plan del matrimonio siempre estuvo entre sus planes, "ambos compartimos los mismos valores por lo que idealmente siempre quisimos montar una familia. Creo, no obstante, que no hubo ningún momento concreto en el que decidiéramos dar el paso. Al parecer durante un tiempo yo fui algo pesada con la idea de que nos casáramos, así que solo fue cuando se me olvidó esa insistencia que Pedro decidió pedirme matrimonio en un viaje precioso que hicimos a la Toscana el año pasado. De hecho, en ese momento y aunque nadie me cree, ¡no me lo esperaba para nada!".

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Una 'reboda' muy especial

Explica que por diferentes motivos ya se habían casado meses antes, el 5 de agosto de 2023, "mi padre había fallecido hacía poco y me daba pánico ir al altar sin él, además mi abuela estaba algo delicada de salud y queríamos que disfrutase de ver cómo nos casábamos. Decidimos llevarnos a un notario a la pedida que celebramos y nos casamos delante de la familia más íntima. ¡Fue precioso y sin duda la mejor elección que hicimos! Después, aprovechando la excusa, montamos un fiestón con nuestros testigos y amigos más íntimos. No queríamos dejar de celebrar con el resto de familia y amigos que nos quiere, decidimos organizar nuestra 'reboda' en el Pazo de Cea. ¡Ahora tenemos dos aniversarios que celebrar!".

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Querían organizar una fiesta fluida, evitando formalismos excesivos y centrando sus esfuerzos en la comida, en la bebida y la música, "queríamos asegurarnos de que nuestros invitados (¡y también nosotros!) estuvieran cómodos y disfrutasen al máximo. No hubo ceremonia (¡además ya estábamos casados!), aunque sí una pequeña recepción, ni tampoco entrada al banquete. Fue muy dinámico, planeamos cada momento en un rincón distinto del Pazo. Además, fue en formato cocktail, para evitar comidas eternas".

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He aquí el consejo que quieren transmitir a los futuros novios, "que no se preocupen demasiado por el tiempo (¡sobre todo si se casan en el norte!), es lo único que no podemos controlar. En nuestro caso, daban mucha lluvia para el fin de semana de la boda y yo lo pasé fatal hasta que el día previo asumí que nos iba a llover. Me pasé literalmente dos semanas abriendo todas las páginas del tiempo cada cinco minutos. ¡Hasta mi jefe terminó revisando diariamente el tiempo que haría en Baiona! Finalmente tuvimos mucha suerte porque llovió toda la noche del viernes y el fin de semana hizo un sol espléndido, pero mirando hacia atrás creo que me habría podido ahorrar el disgusto" confiesa.

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