"Soy la primera de mis amigas que se ha casado, súper joven, ¡tengo 24 años!" nos cuenta Alejandra cuando hablamos sobre su boda, que hoy ocupa nuestras líneas y que ya triunfa en las redes sociales. Esta arquitecta nacida en León y residente en Madrid conoció al amor de su vida, Carlos, en un viaje de amigos en común, y tras más de ocho años de noviazgo, celebraron su amor puro y real por todo lo alto en una preciosa finca de Denia el pasado 22 de junio con impresionantes imágenes que ya se han hecho virales. Que Rosa Clará sea la artista de su original vestido de novia y el impecable gusto que ella desprende ha sido la clave para que se haya convertido en una de las novias más aplaudidas de la temporada.
Nuestra protagonista nos confiesa que la idea del matrimonio ha estado presente en sus planes, "el sueño que siempre tuve desde pequeña es formar una familia joven, y por supuesto casarme con el amor de mi vida con el que comparto los valores más importantes para mí, ¡es el primer paso! Me imaginé cada momento, y hasta ahora todo ha superado mis expectativas" relata. El gran día de esta pareja llegó y podemos asegurar que es una de las bodas más bonitas que hemos vito en los últimos meses, al igual que su look.
Según nos cuenta tuvo varios condiciones antes de decantarse por un diseño. "Todas las personas que me conocen saben que soy una chica con mucha personalidad, por eso, tenía claro desde el primer momento que el vestido tenía que cumplir una serie de requisitos. El primero, que me hiciera sentir yo misma, que consiguiera transmitir mi esencia, valores y forma de ser. Pero a su vez que ese día mi hiciera sentir radiante. El segundo... ¡que fuese único! Tenía claro que es un vestido que solo llevaré una vez en la vida y por lo tanto me decanté por formas más voluminosas de lo que suelo acostumbrar. Y finalmente, teniendo en cuenta todo esto, tenía que ser un diseño que sacase mi mejor versión. Hay que conocerse a una misma para saber desecharlo que no te favorece.".
Hay quienes se inspiran en las tendencias punteras que triunfan sobre la pasarela y entre las influencers, en un estilo muy concreto de épocas pasadas e incluso en el vestuario de películas de Hollywood, y en el caso de Alejandra... "¡Me inspiré en mi misma! Me probé muchísimos vestidos y con la ayuda de mi madre y mi hermana fui descartando lo que no me hacía sentir yo; finalmente llegué a la conclusión de lo que buscaba en cuanto a que me representara, clásico pero actual y novedoso, con un pequeño toque divertido" explica.
La búsqueda es una de las experiencias más bonitas durante los preparativos, pero entre tantas opciones es fácil perderse y no poder ser fiel a una misma, "valoramos pequeñas diseñadoras de distintas partes del mundo que me encantaban, pero al final me daba cuenta de que ellas eran quienes reflejaban su esencia en el vestido y no la mía. Es ahí donde decidí decantarme por una empresa con una larga trayectoria con la que conseguimos plasmar a la perfección mi estilo. Fue Rosa Clara quien con su experiencia como equipo, muy detallista tanto en patronaje como en telas, me dio la tranquilidad de ponerme en sus manos para conseguir mi vestido soñado" nos cuenta sobre su elección.
El consejo que aprendió
"Considero que es imprescindible el momento de prueba y error, de conocerse a una misma a fondo, de dar con lo que realmente te hace sentir radiante, de seleccionar texturas y tejidos que te favorecen" reflexiona sobre qué es lo más importante para ella antes de comenzar este largo proceso. "Son tips para mí misma que he aprendido para siempre y que de ahora en adelante aplicaré para cualquier ocasión especial, evento e incluso en el día a día. Fue tras mucho de lo comentado anteriormente cuando llegué a Rosa Clara, donde a partir de un prototipo de pasarela que nunca llegó a comercializarse, pudimos realizar los cambios poniendo en práctica todo lo aprendido" ¡y así nació su traje nupcial!.
Seleccionaron un espectacular cuerpo muy ceñido para que "acentuara mi cuerpecito con un cuello halter abotonado, potenciaba mi alargado cuello que junto a la tela, aportó una elegancia que me apasionó" explica. Y durante las pruebas en el atelier supieron que una espalda escotada le iba a favorecería mucho. Además, otro de los detalles que destacan es la gran falda confeccionada en una tela muy poco común para prendas nupciales, "quería que aportara un toque innovador y fresco al diseño, con algo de volumen que me hiciera sentir que el vestido era único para el día más importante de mi vida" dice.
Y la delicada joya de la corona que completaba el look y que recordaría siempre fue el largo velo, una auténtica obra de arte. "¡No puede pasar desapercibido! Con la idea de tapar mis hombros en la llegada a la ceremonia y durante la misma, debía llevar la puntilla en todo su perímetro que luciera en ese momento, mientras que el resto debía de ser simple para dejar entrever el vestido en todo momento.
Un segundo vestido que casi no ve la luz
Le preguntamos sobre si se sumó a la fiebre de cambiarse de ropa a lo que nos responde que sí, llevó un segundo vestido mini, ¡pero por poco no ve la luz! "Confieso que hasta la semana anterior a la boda no había encontrado ninguno que me encantara y la verdad es que no tenía problema, ya que estoy enamorada del mío... Pero a su vez, me declaro fan de las diseñadoras latinas y siempre las tuve en cuenta para este momento. Di así con un modelo mucho más divertido, fresco y desenfadado con el que pude lucir pierna, de una diseñadora colombiana, La Hoz. He de decir que ese día estaba tan encantada con el primero que no me cambié hasta las 00h obligada por mi hermana".
A pesar se ha posicionado como una de las novias más influyentes de las últimas semanas en las redes sociales, tanto por la elegancia que respira su look, como por la historia de amor y el entorno que la pareja eligió, Alejandra no considera esencial seguir las tendencias para triunfar. "Creo que el día de tu boda tiene que ser un reflejo de ti misma, siento que es la única forma de que mirando hacía atrás en el tiempo no te arrepientas de las elecciones que tomaste".
En cuanto a cumplir con las tradiciones clásicas para esta celebración, para ella sí que fue un requisito a tener en cuenta y encajan muy bien con el estilo de boda que querían. "Soy una persona con unos valores bastante clásicos, por eso creo que conviene cumplirlas. Llevé una liga prestada y azul que me moría de la vergüenza cuando me la puse... ¡Así que cumplí con todo!" recuerda riéndose.
Unos pendientes de esmeraldas
Alejandra es de esas novias que antes de conocer cómo iba a ser su vestido, ya sabía cómo iban a ser sus joyas, o por lo menos, lo imaginaba. "Siempre lo tuve claro, incluso antes de la elección del vestido, que quería llevar un pendiente clásico con esmeraldas. Fue la única joya, a parte del anillo de pedida, que lucía. ¡Les di el protagonismo que merecían!". Pero a diferencia de otras novias, en este caso no fue una búsqueda sencilla en el joyero familiar, no se trataba de un regalo ni de una herencia. "Después de recorrer muchos joyeros y anticuarios, di con los pendientes perfectos. Y en cuanto me los probé con el color de mis ojos, ¡sabía que era la decisión perfecta!" cuenta.
"Me había imaginado con una trenza, y aunque también lo soy de moños, tenía claro que tenía que ser recogido y que debía de crear algo de volumen que me sienta mejor a la cara. Junto con el equipo de peluquería, llegamos a la conclusión de no dejar ninguna de las cosas de lado, y partiendo de la base de una trenza bastante suelta crearon mi moño perfecto" nos descubre cómo dio con este resultado tan especial. Y una vez más, el maquillaje natural fue el elegido, "quería que fuera algo muy sutil, muy yo, que no me maquillo nunca (lo cual parece que se me olvidó en la primera prueba y mi marido me lo recordó). Optamos por no aplicar base de maquillaje, si no una crema de color que no tapara mis imperfecciones (pecas, etc..), rasgar un poco el ojo en colores marrones para que la mirada fuera más dulce y mucho glow, ¡soy fan de la piel brillante y con mucha luz!" confiesa.
Nos cuenta que las flores le fascinan, así que crear el ramo de novia fue un momento bonito y entretenido. "Desde que conocimos La Fredad me di cuenta que era un 'lienzo en verde', mucha naturaleza, un pinar espectacular alrededor del cual crear un ambiente elegante y divertido era mi reto. Había verde de por sí, (¡muchísimo!), por lo que no era necesario añadir más, lo que faltaba era color. Las peonias fueron el hilo conductor y lo que aportaba esa elegancia que contrarrestaban con el toque colorido de las distintas mini gerberas y la fruta. Para mí, la coherencia del ambiente es súper importante, y mi ramo simplemente acompañaba una selección de flores alrededor de toda la finca".
El viaje que lo inició todo
Quien la sigue, ¡la consigue! Y parece que el destino estaba de su parte tras conocer su historia de amor. "Nos conocimos en un viaje de amigos, y aunque habíamos ido por separado, ambos teníamos amigos en común y Carlos lo había organizado con los suyos para que termináramos viéndonos; iba con intenciones muy claras y como él dice 'es mi novia, aunque ella todavía no lo sabe'. Desde el primer momento y a pesar de la edad, apostamos muy fuerte el uno por el otro. Tanto fue así que después del primer año, y con tan solo 18 y 23 años respectivamente, nos mudamos juntos a Madrid, donde yo empezaba la Universidad y Carlos un Máster. Desde entonces hemos sido uno" así describe su preciosa relación.
La gran pregunta sobre si quería casarse con él surgió en una escapa a Formentera el 5 de mayo de 2023, tras siete años juntos. "fue el atardecer más especial de nuestra vida" confiesa. Y aunque ambos tenían muy claro que querían dar el paso, todo llegó en su preciso instante. "Carlos busco el momento perfecto en cuanto a una estabilidad en todos los sentidos sin olvidarse de que yo soy muy joven. He de decir que a pesar de la “presión” hacia Carlos (sobre todo de mi abuela), no me lo esperaba y me sorprendió" explica.
Para su cita, Alejandra y Carlos se decantaron por la finca La Fredad situada en Denia, cerca de Jávea. Una llamativa construcción del siglo XIX afrancesada, con su torreón central y sus elegantes tonalidades teja y verde bosque en las contraventanas que crearon el clima idílico para su boda de ensueño. "Teníamos claro que tenía que ser a principios de verano y de mañana para aprovechar los días más largos y más bonitos del año. Fue todo un acierto ya que las ganas de todos los invitados hizo que disfrutáramos de muchos de ellos desde una semana antes en Jávea, lo cual nos permitió que en la boda solo hubiera momentos de calidad y disfrute y no de ponerse al día entre unos y otros" relata. Además, nos revelan qué fue lo más especial de aquel sábado, "la magia que se respiraba en el ambiente y ver la felicidad que mostraban todos los invitados; conocedores de nuestro inmenso amor desde el primer día, al ver que por fin cumplimos nuestro sueño, crear nuestra familia".
He aquí el consejo que les ofrecen a los futuros novios: "suena mítico pero que disfruten mucho del proceso, recuerdo cada fin de semana que pasamos organizándolo, los dos solos, con muchísimo amor. Cada visita que le hacíamos al párroco, cada reunión con las flores... Le dedicamos mucho tiempo de calidad y tengo muchos recuerdos. Un día son 24 horas y es demasiado poco, estoy feliz de haberlo disfrutado durante un año. Sí puntualizar que hay que llevarlo bien organizado para poder disfrutarlo y que los momentos finales sean de despreocupación total y sin nervios. Otra cosa importante, ¡cero compromisos! Poder ser uno mismo en su máximo esplendor y disfrutar de cada persona. Hacer una boda íntima ha sido, desde nuestro punto de vista, el mayor de los aciertos".
Alejandra quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda:
- Vestido: Rosa Clara Atelier
- Zapatos: Martinelli x Jorge Redondo
- Maquillaje y peluquería: Art en tall
- Flores: Naturplant
- Fotógrafo: Diego de Rando Studio
- Finca: La Fredad
- Catering: Cocotte