Hoy, 1 de julio, echamos la vista atrás y rememoramos lo que ocurrió, este mismo día, hace 29 años. Marie-Chantal contrajo matrimonio con Pablo de Grecia. Un enlace que tuvo lugar en la catedral ortodoxa de Santa Sofía de Londres y que congregó a familias reales de todo el mundo (incluso se vivió la presencia de la reina Isabel II), convirtiéndose así en un acontecimiento histórico. Los invitados, con los que se alcanzó la cifra de 1.300 asistentes, presenciaron una celebración marcada por un vestido de costura, una tiara de gran valor sentimental, un velo infinito y unas flores que lograron sumar aún mayores dosis de romanticismo al ambiente nupcial.
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Vestido en marfil, con rejilla y flores tridimensionales
Marie-Chantal, para llevar a cabo su traje de novia, confió en uno de sus diseñadores predilectos: Valentino. El creativo italiano, amigo de la princesa de Grecia, fue el encargado de dirigir la elaboración del vestido con el que, a día de hoy, sigue inspirando a las mujeres más clásicas. Se trata de una creación color marfil en seda con busto encorsetado de escote palabra de honor adornado a partir de un cuerpo de encaje con detalles de rejilla y flores en miniatura incrustadas. La falda de la pieza, en silueta tulipán, también destacó por llevar el bajo cuajado de bordados con el tejido ornamental mencionado y perlas.
Alhaja familiar
La tiara del Corsario, una diadema de diamantes y perlas de Ana María de Dinamarca, fue indiscutiblemente uno de los elementos más memorables que se pudieron observar durante la ceremonia. Heredar de generación en generación las joyas más valiosas es una de las tradiciones más sabidas de las casas reales, algo que hizo que dicha alhaja terminara con Marie-Chantal. La primera propietaria de la misma fue la reina Victoria de Suecia o Victoria de Baden, quien en un inició la usó en forma de broche. Después, pasó a la reina Ingrid de Dinamarca, acabando en manos de su hija Ana María, cuando la recibió con motivo de su 18ª cumpleaños y enlace con el rey Constantino II de Grecia, en 1964.
Más joyería, en lágrima
Además de la espectacular tiara, que también llevó Tatiana Blatnik en su boda con Nicolás de Grecia el 25 de agosto de 2010, dieron de qué hablar los pendientes. Marie-Chantal eligió un par de diamantes colgantes con forma de lágrima. Una opción atemporal de apariencia sencilla que, sin duda alguna, otorgó suma sofisticación a la elección de vestimenta.
El velo eterno
El velo, desde el que se sujetó la tiara del Corsario, midió 4 metros y medio y fue configurado mediante arcos y mariposas bordadas. Otra obra de costura que fue integrada a la perfección en la propuesta liderada por el romántico vestido.
Ramo de una única flor
Uno de los fenómenos que más convence entre las mujeres elegantes en lo que a ramos de novia se refiere es el que pasa por elegir bouquets de una única flor. Un formato que no pasa de moda. Marie-Chantal lo abrazó y, a día de hoy, son muchas las que prefieren decantarse por una sola tipología, aunque muy especial. En su caso, se trata de uno en rosa empolvado, tono delicado perfecto para la ocasión.
En exposición
El vestido de novia de Valentino fue expuesto en Somerset House como una de las prendas favoritas del director creativo. 25 personas fueron las encargadas de realizar a mano este verdadero traje de princesa a lo largo de 4 meses.