"Siempre tuve muy claro el tipo de diseño que quería para mi vestido" nos cuenta Patricia, la protagonista de nuestras líneas cuando le preguntamos si se había imaginado alguna vez de blanco, a lo que nos cuenta la preciosa historia sobre cómo comenzó la creación de su look. "Un día con mi hermana, papel y lápiz, hicimos un boceto entre las dos, cuando se lo enseñé a Baro Lucas me dijo que era exactamente el tipo de vestido que había pensado para mí" nos cuenta emocionada sobre cómo la conexión la unió con el diseñador que daría vida a esa idea.
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La búsqueda del diseño perfecto es un momento precioso, al mismo tiempo que complicado y un tanto estresante, pero en su caso fue muy fácil según nos cuenta. "Variamos un poco con respecto al diseño en acortar un poquito el vestido para dejar ver los zapatos y hacer la falta más recta, sin vuelo ni cola. Lo que me hizo pensar un poco más fue si llevar o no velo, finalmente decidí no llevarlo, poner una larga capa y una tiara".
Una capa de margaritas que recuerda a su infancia
Lo más importante para Patricia a la hora de decantarte por la pieza con la que recorrerías el pasillo hasta el altar es que hablara de ella. "Que se apreciase a mí, que tuviera un sentido. No quería sentirme disfrazada ni incómoda por seguir una moda, y por supuesto siempre tuvimos en cuenta el lugar dónde nos casábamos. Me gustan los vestidos sencillos, pero con un toque especial, en mi caso ese lo dio la capa y la tela de margaritas (¡una de mis flores preferidas!) que hablaban del campo, haciendo un guiño a mi infancia y a la familia de mi marido de tradición agrícola en un pueblo vallisoletano" explica.
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Así creó su vestido
"La creación del vestido fue de las mejores partes de los preparativos de la boda" nos adelanta. "Baro me dejó formar parte de todo el proceso en su taller, participar en cada detalle hizo que fuera el vestido perfecto. Ibamos añadiendo detalles, como la tela de las mangas o la abertura del vestido, la longitud, los botones forrados de la tela de margaritas, una margarita en cada botón… Y el broche final fue cuando vino a vestirme el día de la boda a la habitación del mismo hotel, para terminar de colocar la capa y supervisar que quedaba todo absolutamente perfecto, así es él de detallista y exigente".
La relación que tenía con Baro Lucas fue clave para crear este espectacular diseño "¡No podía ser otro diseñador quien hiciera mi vestido de novia! Ya nos conocíamos antes de casarme porque tenemos una amiga en común. Cuando supe que me casaba, le pregunté que si quería hacerme el traje y no se lo pensó ni un segundo. La confianza, su alegría, su elegancia natural, su grado de autoexigencia, y sobre todo su cercanía, hizo que vivir todo el proceso de creación del vestido fuera inolvidable" recuerda emocionada.
Un 10 de septiembre del 2022 y de la mano de su padre entró al Monasterio de Santa María de Valbuena (San Bernardo, Valladolid) enfundada en el vestido de sus sueños y bajo un gran arco de flores para dar el 'sí, quiero' a Carlos, a quien conoció en 2018 por amigos en común. "Dimos con el lugar lo un día de casualidad, cuando hicimos una ruta de bodegas por la ribera del río Duero y mi marido tuvo la idea de enseñarme 'un sitio muy bonito que te va a gustar'. Desde el momento que lo vi, supe que ahí nos íbamos a casar. Unos cuantos años después fuimos a reservar la fecha, sin mirar otros sitios si quiera, los dos lo teníamos claro. Es un monasterio de estilo cisterciense que está a punto de cumplir nueve siglos de vida" relata.
El segundo vestido de novia
Patricia es de esas novias que tienen un doble flechazo, tanto con el vestido con el que se prometen amor eterno, como con un segundo. "Inicialmente lo diseñamos para que pudiera quitarse la capa, pero un día saliendo del atelier con el vestido prácticamente terminado, vi uno blanco corto colgado y fue un flechazo. Baro me enseñó fotos en una modelo y pensamos que era perfecto para la fiesta. Como ya tenía mis medidas se puso con ello a contra reloj y sólo lo probamos un día. ¡Fue un acierto! Llevar este segundo look me permitió cambiar los complementos y así poder llevar los pendientes de la boda de mi madre, cambiarme de zapatos a unos muy cómodos y altos de Bimani y soltarme el pelo, que para bailar era más apropiado" dice.
Seguir las tendencias no estaba dentro de sus planes, "es importante ser fiel a uno mismo siempre. Por su puesto que puede servir de inspiración para facilitar la toma de decisiones, pero el vestido de novia pienso debo verlo dentro de muchos años y seguir eligiéndolo. Lo que considero muy importante es escuchar a tu diseñador o diseñadora, dejarte aconsejar y probarse vestidos distintos antes de elegir el definitivo" nos explica, tras haber estado ella en muy buenas manos y terminar con viviendo una experiencia preciosa.
Un maquillaje contratado dos años antes
Una de las decisiones que tomó, incluso dos años antes de casarse, fue contratar a la maquilladora. "No he visto nadie nunca que maquillaje de forma tan natural, así que también lo tuve claro y no miré más opciones. Vanessa Verdejo supo entender perfectamente lo que me gustaba y el día de la boda me reconocía totalmente, pues me daba miedo no hacerlo no maquillarme casi a diario" explica.
"Con respecto al peinado elegí la peluquería donde voy habitualmente desde hace años, son quienes mejor conocen mi pelo, y además fui con mis amigas a peinarme por la mañana, ¡fue muy divertido y entrañable! Con el peinado tuve muchas dudas, no quería llevar un recogido, un moño o trenza porque nunca suelo hacelo y no me sentía 'yo misma', así que estaba entre una coleta o suelto, finalmente decidí una coleta para el primer vestido porque así resaltaba más la espalda con la capa, y suelto para el segundo look".
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En cuanto a joyas, optó para el gran día por su anillo de pedida, un zafiro azul, "¡era fundamental llevarlo! También unos pendientes que fueron el regalo de mi suegra de una joyería tradicional de Valladolid, así como los que usó mi madre para casarse con mi segundo vestido junto con un choker dorado". Así mismo nos explica que las arras fueron un regalo de un familiar muy cercano, y las alianzas son de Suárez.
La pieza que ha acaparado casi toda la atención es la tiara, "fue un autorregalo y me gustaría poder regalarla en un futuro si tengo alguna hija". Además, completó el estilismo con un abanico que le regalaron son cuñados, "al ser una boda en verano, fue fundamental", detalles que pueden solventar cualquier imprevisto frente a las altas temperaturas.
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Un ramo con sorpresa
La historia de las flores del gran día de Patricia esconde una preciosa anécdota, "cuando organizas tu boda conoces absolutamente cada detalle, no hay nada que te pueda sorprender de la organización, pero en mi caso quería auto sorprenderme con algo, así que en Bergamota les dije a las chicas que como podría vivir en su tienda quería que fueran totalmente sorpresa. Les conté lo que me gustaba y lo que no para que, tanto el ramo como las flores de la boda, fueran un misterio, ¡hasta que me lo subieron a la habitación! Sin duda me encantó y yo jamás lo hubiese elegido tan bien. Era como un 'fin de verano alegre', tenía margaritas que eran fundamentales y el resto era una mezcla de muchísimas flores. También en esa línea eran el arco a la salida de la iglesia y la decoración de la moto con sidecar, un regalo sorpresa para mi marido que es motero, sin duda fue un acierto.
Para ellos, la idea de casarse siempre estuvo presente "dar el paso surge cuando consideras a la otra persona como tu hogar, con quien deseas formar una familia y construir con amor y paciencia todo lo que esté por llegar. Sin conocernos yo ya intuía que 'era él' ¡Siempre tuve la idea de casarme! He sido muy afortunada de vivir en una familia tradicional y unida, y así deseo poder vivir siempre. También siempre había soñado con poder pasar por el pasillo de sables, y se cumplió el deseo, fue uno de los mejores momentos de la boda" recuerda Patricia.
Una de las anécdotas más divertidas nos menciona que fue el regalo tan original e inesperado que unos amigos le hicieron a Carlos. "Nos dieron un cubo lleno de harina con macarrones, algunos tenían por dentro un rollito con un papel con distintos colores y otros de ellos tenían letras. Tuvimos que averiguar una frase con las letras que encontramos tras revisar todos y cada uno de los macarrones. ¡¡Tardamos meses en hacer la dichosa frase para poder descubrir el regalo!!".
Patricia quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda:
- Vestidos de novia: Baro Lucas
- Fotografía y vídeo: Vita
- Lugar: Castilla Termal Monasterio de Valbuena
- Maquilladora: Vanessa Verdejo
- Flores: Bergamota Flores
- Niñas de arras: La Ormiga
- Invitaciones: RP comunicación
- Alianzas: Suárez