"Para nosotros era muy importante unirnos ante Dios, por lo que casarnos siempre había estado en nuestros planes y alguna vez surgió la conversación sobre dónde nos gustaría hacerlo" nos cuenta Marta. Y el valle de Gordejuela, a unos kilómetros de la ciudad de Bilbao, fue el lugar que acogió la bonita boda en la que se prometió amor eterno con Ignacio y que celebraron en el Palacio de Ubieta. Para el gran día se dejó en las manos de la firma nupcial Romancera con la que creó el vestido de novia de sus sueños, aquel que reflejaba todo lo que ella es: sencillez y romanticismo con pinceladas vintage.
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Un vestido de otra época
Hay quienes se dejan llevar por las tendencias punteras, otras que adaptan los trajes familiares que un día llevaron sus madres y abuelas, y, en el caso de nuestra protagonista de hoy, quiso hacer un homenaje a uno de sus hobbies, la historia. Aunque nos confiesa que no tenía una idea clara de cómo sería su look, sí tenía en mente una inspiración con detalles del pasado, "mi gran pasión desde pequeña es la Historia y quería que tuviera un aire antiguo, que recordara muy sutilmente a otras épocas".
Pero no solo el diseño con el que se casó respiraba ese aura, también el delicado camisón que lució horas antes mientras se preparaba, maquillaba y peinaba en casa junto a su familia. Le preguntamos qué tuvo en cuenta a la hora de decantarse por el look más importante y vistoso de su vida, "que transmita algo importante de la novia, de su personalidad y gustos. Creo que esencial para que una se sienta una misma y cómoda" razona.
Nos cuenta que tras visitar varios atelieres en Madrid, se decantó sin dudas por Romancera, y los motivos por los que los elegió están totalmente relacionados con la personalidad y el estilo propio de Tamara, creadora y alma de la marca."El trato personal desde la primera cita fue tan cálido que me dio muchísima confianza. En la primera entrevista te dedica todo el tiempo necesario para conocerte y saber de ti, para así poder diseñarte un vestido no solo en función de tu físico, sino también de cómo eres. Tiene una sensibilidad absoluta. Esto me despertó una fe ciega en ella, porque vi que para Tamara ninguna novia es 'una novia más', involucrándose realmente en cada proyecto" explica.
Entre otra de las razones por las que se dejó en sus manos fue "la importancia que dan a la mezcla de tejidos de primera, conjugar las texturas en cada diseño… Creo que tiene un talento especial para los tejidos y, gracias a esa habilidad y gusto innato, hace magia con vestidos que nadie más puede crear" dice. No es ningún secreto que aquellas que apuestan por el ingenio de Romancera se convierten en las novias más inspiracionales y originales.
- Clara y el vestido de novia sencillo con capa para su boda en las montañas del Pirineo Catalán
Para Marta la aventura de formar parte del proceso de la creación del look fue muy fácil, bonito y sencillo. "El diseño original de Tamara (¡solo realizó un boceto en su propuesta!) era muy completo y a medida que avanzaban las pruebas, apenas añadimos algún cambio. Únicamente decidimos incorporar algunos matices, por ejemplo rebajamos un poco el volumen de las mangas e introducimos un detalle en el escote, rematándolo con una estrecha banda de seda plisada con borde deshilachado que proporcionaba una sensación natural y de frescura" nos explica sobre uno de las particularidades más ideales del traje que ahora ocupa nuestras líneas.
La historia del velo
El velo, también obra de Romancera, era una maravilla y fue un complemento imprescindible para dar con la imagen que nuestra protagonista quería transmitir. "Está confeccionado en una seda natural impresionante. Durante la boda, la gente, mientras hablaba con ellos, se quedaban mirando el velo y muchas chicas lo tocaban preguntándome de qué estaba hecho" nos cuenta riéndose.
- El vestido de mangas abullonadas de Pati, la novia que se casó en Madrid con un sombrero cordobés
Aquel 4 de noviembre de 2023 llegaba radiante de la mano de su padre y bajo las atentas miradas de los paseantes a las puertas de la Ermita de San Cosme y San Damián, en el pueblo de Gordejuela, para profesar su amor a Ignacio ante amigos y familiares que esperaban su aparición. "Es un templo precioso de estilo indiano y con un retablo en colores apastelados preciosos. Se encuentra en un enclave privilegiado, en lo alto del monte desde donde se ve el valle de Gordejuela. Hoy en día apenas se realizan celebraciones allí, y los días previos a la boda, junto a nuestras familias fuimos a preparar y limpiarla. Guardamos ese recuerdo con mucha ilusión y cariño" recuerda.
Considerada una de las novias más especiales de esta temporada, nos confiesa que no es primordial ser fiel a las tendencias de moda el día de tu boda. "¡En absoluto, diría que lo contrario! Creo que para que una novia esté cómoda y se vea ella misma, debe abstraerse de lo que en un momento dado está de moda, y centrarse en su propio estilo, con qué se ve mejor… Esto no depende de tendencias, sino de nuestra propia esencia, nuestro estilo personal".
En un día tan especial, para esta pareja enamorada no le dieron un gran peso seguir las tradiciones paso a paso. "Soy una persona que le da un gran valor a las tradiciones. No obstante, no llevé nada azul, ni nada prestado. Son normas que para mí no tienen un significado especial", y así Marta las adaptó a sus gustos y necesidades.
Un peinado improvisado
Una de las elecciones más importantes además del vestido, es el peinado y maquillaje, y Marta logró dar con la clave. "Llevé una trenza, ¡y lo decidí el día anterior! En un principio me había decantado por un moño para que se viese mejor la espalda del vestido, pero en realidad nunca llevo uno, prácticamente siempre, de toda la vida, me hago trenzas. Al final decidí que lo importante era ser fiel a mí misma y cómo suelo ir en el día a día" nos cuenta sobre esta decisión de última hora. "Cuando el mismo día de la boda le comunique a Amaia Lauzirika que había cambiado de opinión y que quería una trenza, coincidió conmigo en que lo importante era sentirse cómoda. La que me hizo me encantó, me veía 'muy yo' y me duró todo el día".
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Siguiendo la misma línea, lució un maquillaje acorde con su estilo romántico y sencillo. "Conté con Patricia Pérez Badiola, ¡me dejé guiar por ella! Me hizo un maquillaje muy natural, que me duró genial hasta el final. También maquilló a mi madre y a mi hermana, que estaban guapísimas".
Un jardín inglés hecho ramo
Sobre su ramo nos explica que quería que fuera muy fresco. "Les dije a Ana y Cayetana, nuestras floristas de Liken, (tienen un gusto innato), que hicieran un ramo silvestre inspirándonos en un jardín inglés. De ahí nació la idea de que la protagonista del ramo fueran rosas inglesas y ranúnculos en tonos rosas y anaranjados. Sumaron hojas de helecho para dar el toque verde. El conjunto era muy silvestre y romántico, ¡me encantó!".
- María, la novia que se casó con un vestido clásico y desmontable de Navascués en Madrid
Una de los detalles más llamativos que lleva toda novia son las joyas, y las de Marta son igual de especiales que su traje. Simplemente se decantó por dos piezas, una de ellas fue el impresionante anillo de pedida, "para mí, que me encantan las joyas, ¡era el anillo de mis sueños! Lo diseñamos a medida en Javier Gómez Zuloaga. También llevé unos pendientes de Pilar de la Vega, regalo de mis padres por la boda, son de inspiración art decó" explica.
El día que se conocieron
Los caminos de Ignacio y Marta se cruzaron por primavera vez en Madrid, a principios de 2021, cuando aún estaban las restricciones COVID. "La tarde que nos conocimos Ignacio empezó a hacer bromas de los Monty Python, un grupo de humoristas británicos de la década de los sesenta. Él pensaba que nos los iba a conocer y no iba a entender las bromas, pero le repliqué diciéndole: “¡Esto es de La Vida de Brian!”. Siempre decimos de broma que fue como una señal y que nos unieron los Monty Python" nos cuenta riéndose.
- Gema, la novia que se casó en Madrid con un vestido sencillo de capa desmontable
A pesar de haberse encontrado en la capital trabajando, ambos son de Bilbao "tenemos muchos amigos y conocidos en común desde pequeños, de hecho, ¡nuestros colegios estaban a unos metros! Por eso, desde que empezamos a salir, solemos bromear y echarnos risas con que, seguramente, nos hemos tenido que ver mil veces, aunque no nos acordemos ninguno". He aquí un precioso ejemplo de cómo el destino y el 'momento perfecto' llega cuando menos lo esperas.
Hay quienes esperan una década para casarse, pero a ellos le bastó dos años de noviazgo para comprometerse y seis meses más tarde pasar por el altar y salir por las puertas como marido y mujer. Y aquel 4 de noviembre, Marta cumplió uno de sus sueños, "siempre me han encantado las bodas en otoño, especialmente las de noviembre y diciembre", una tendencia que poco a poco va cobrando cada vez más peso.
- Bea, la novia del vestido sencillo con chaleco desmontable que se casó en Barcelona
Lo más especial de aquel gran día fue "el hecho de sentir que estamos bendecidos por Dios, y que a partir de ese momento Ignacio y yo éramos una familia. También fue precioso vernos tan felices el uno al otro, así como a nuestras familias y a nuestros grandes amigos. Lo más especial que recuerdo es que me sentía feliz y sobre todo muy afortunada" confiesa entre sonrisas.
Una anécdota para el recuerdo
Y como toda boda, en la suya también hubo tiempo para algunas anécdotas que hoy recuerdan entre risas. "Durante los días previos hubo una ciclogénesis en todo el norte, no paró de llover hasta el momento en el que entré junto con mi padre a la iglesia. Durante la misa, de repente, despejó y entraron rayos de luz por los cristales de las ventanas justo cuando el padre Miguel bendecía los anillos. Aunque pueda sonar un poco cursi, fue especial y, como dijeron varios invitados, ¡parecía una señal!".
- Esther, la novia del vestido con capa asimétrica que se casó en una finca colonial de Tenerife
Entre los consejos que quieren transmitir a los futuros novios, dicen... "No renunciar, por mucho que suponga un esfuerzo, a las cosas que más les apetecen. Por ejemplo, nosotros teníamos entre ceja y ceja que queríamos al grupo de música Young Forest en el cóctel fue complicado conseguir que vinieran, pero finalmente decidimos que sí y fue un gran acierto. ¡Desde el cóctel la gente se lo pasó fenomenal con ellos, y nosotros también! Y que no se preocupen por el tiempo, ya que no depende de nosotros. Además, haga el tiempo que haga, ¡la gente lo va a dar todo!".
Marta quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda:
- Vestido: Romancera
- Zapatos: Flor de Asoka
- Pendientes: Pilar de la Vega.
- Anillo de pedida: Javier Gómez Zuloaga
- Flores: Liken
- Maquillaje: Patricia Pérez Badiola
- Peluquería: Amaia Lauzirika
- Fotografía: Plata.forma
- Vídeo: Lune de Minuit