Hace hoy un año exacto, la arquitecta Rajwa Alseif le daba el 'sí quiero' al príncipe heredero Hussein de Jordania en una impresionante boda de cuento quetuvo lugar en el mismo mirador del Palacio de Zahran, situado en sus preciosos jardines, donde los reyes Abdalá y Rania se unieron en matrimonio exactamente tres décadas atrás. La noviahizo su entrada ante las atentas miradas de sus cerca de 140 invitados en un Rolls-Royce Phantom V de 1968 que fue hecho a medida para la difunta reina Zein al-Sharaf, bisabuela de quien ahora es su marido. Al bajarse del coche, por fin ha quedado despejada la gran incógnita de esta jornada: su vestido.
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Rajwa Alseif deslumbra con un vestido ajustado y zapato plano
La familia de Rajwa proviene de Sudair, pero reside en Riad, ambas ciudades de la región saudí de Najd, así que podíamos esperar que la novia se aferrase con su look a las tradiciones propias de su tierra natal, como hizo también en la noche de la henna, pero añadiendo guiños especiales a Jordania como símbolo de unión. Sin embargo, apostó para su gran día por un vestido con escote asimétrico, de manga larga, y con una silueta que se ceñía con suavidad a su figura, firmado por Elie Saab.
El diseño contaba con un drapeado en la zona del torso que permitía potenciar las curvas de la novia de una forma muy elegante. De la cintura nacía una imponente cola troquelada y decorada con perlas, de varios metros de longitud y con acabado redondeado, que acompañaba con un elegante velo sencillo con detalles florales. Desde la firma explicaron entonces que el diseño contaba con 550 pétalos y estaba adornado con seis kilos de perlas, cristales y cuentas.
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Pero el complemento que más llamó nuestra atención ha sido el calzado. Al contrario que la mayoría de las novias, que suelen llevar varios centímetros de tacón para estilizar su figura, Rajwa Alseif apostaba por la absoluta comodidad con un zapato plano. Una elección que, aunque sorprendente, ya han llevado otras novias de la realeza.
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La primera en elegir este tipo de calzado para su boda, celebrada en febrero de 1840, fue Victoria de Inglaterra que bajo las voluminosas faldas ocultó unas zapatillas de ballet elaboradas en satén y adornadas con cintas. Un complemento con el que se sentía cómoda en todos los sentidos; hay que recordar que a la Reina le gustaba el ballet.
Tiara y pendientes de ensueño
La novia, que ha optado por llevar su larga melena castaña suelta y peinada con ligeras ondas, lució una tiara con diamantes que ayudaba a sujetar su velo. Pero lo más llamativo de esta joya era que contaba con una inscripción en su interior en la que se podía leer en árabe Rajwa min Allah, que se traduce como Esperanza de Dios. Rajwa combinó esta bonita pieza con unos pendientes largos y dobles de brillantes que también generaron numerosos comentarios.
Rajwa Alseif no quiso prescindir del ramo. Al igual que ya hizo su cuñada Iman unos meses antes, optaba por una composición floral de pequeño tamaño en la que predominaba el blanco, una elección que suele convencer a otras mujeres de la realeza. El tono níveo sigue siendo símbolo de paz y pureza y resiste imbatible a pesar de las tendencias. "La flor blanca en un ramo es un diseño que no va a pasar de moda. Es atemporal, clásico, y hace que, quien pueda ver las imágenes de la boda años más tarde, las admire y las use como referencia", nos explicaban Lindsay y Alex, de la floristería Savia Bruta.
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