Una de las tendencias en auge son las novias que buscan complementos ancestrales para dar este toque de fantasía a sus estilismos: "En el día de mi boda, no podían faltar elementos vintage", dice Nora. Nos confiesa que su accesorio favorito del look fueron unos pendientes estilo art déco con diamantes y zafiros que consiguió en Numinsa Joyas Antiguas y, además del anillo de pedida, decidió llevar un anillo vintage con una aguamarina central y zafiros y diamantes alrededor.
Puede que cada vez sea menos frecuente que una novia se ciña a cada una de las tradiciones nupciales, pero muchas otras, como Nora, encuentran en estas supersticiones cierto simbolismo. "Ese día no quise que faltase nada nuevo, prestado ni azul. Cogí prestada la pulsera vintage de mi madre. Mi ramo fue azul". Al igual que el vestido, los zapatos, unos Manolo Blahnik de raso blanco con la clásica hebilla cuadrada de pedrería, sí son de estreno.
Hasta el más mínimo detalle del look de Nora está pensado, incluido el ramo. "Mi flor favorita es la hortensia, me transporta a mi infancia ya que mi madre siempre plantaba esta flor en el jardín. También quería hacer un guiño a la tradición de 'algo azul' y al color favorito de Andrés". Lo elaboró para ella Floristería El Árbol.
- Ramos de novia de un solo tipo de flor, la tendencia que triunfa entre las más elegantes
Como bien le enseñó su experiencia durante el proceso de creación del vestido, Nora hace énfasis en contar con los profesionales adecuados, que sepan entender tu visión. Su maquillaje, a cargo de Arturo Nuez, realzó su mirada con un sombrado ahumado en tonos cálidos. "Creo que nunca me había visto tan guapa", explicó. En el peinado, encontramos otro de los muchos guiños que Nora quiso hacer ese día al ballet, una de sus pasiones: "Tenía muy claro que quería un moño de bailarina para no quitar excesivo protagonismo al resto del look". De ello se encargó Ane, de AL Hair Studio.
Justo antes de que comenzara la fiesta, la pareja sorprendió a sus invitados con un globo aerostático, junto al que pudieron hacerse fotos. Para Nora, sin embargo, fue más emotivo que divertido porque el hecho de capturar ese momento con Andrés en el interior de la aeronave escondía un significado sumamente especial: "Tanto mi padre como mi madre son pilotos de globo aerostático y gracias a este hobby se conocieron. Entre vuelo y vuelo, surgió el amor".
No es secreto para nadie que planificar de cero una boda es motivo de fuertes dolores de cabeza, incluso para quienes están acostumbradas a trabajar najo presión. Aunque le costó tomar esa decisión, Nora contrató a Marta Álvarez como wedding planner. "Menos mal que nos lanzamos. Cometemos el error de pensar que las personas organizadas no necesitan este servicio y creo que es al revés, contra más atado tengas todo y más cuadriculado seas más vas a agradecer tener a alguien al lado que asegure que todo sale como planeaste".
Fue gracias a Marta y su equipo, de hecho, que Nora pudo vestir en su gran día el vestido que tantas veces había soñado: "Me animó a que contactase con Lorena y fue amor a primera vista. Lorena e Isaac me ayudaron a convertir el Gran Drama de la boda en una de las mejores experiencias". Y es que su servicio como wedding planner va más allá: "Nos enseñaron a priorizar decisiones, hicieron de consejeras, asesoras ¡e incluso de psicólogas!"
A los futuros novios, Paula dedica unas palabras: "Mis consejos para las futuras novias es que disfruten del proceso como si de la boda se tratase y que se rodeen de proveedores que les haga sentir especiales. Me dedico al mundo de los recursos humanos y soy una persona que le da mucha importancia al trato personal, por ello teníamos claro que nuestros proveedores tenían que ser buenos profesionales y buenos compañeros de viaje".
Nora y Andrés se casaron el 9 de septiembre de 2023 en el Monasterio de Iranzu (Navarra), donde celebraron una bonita ceremonia que no estuvo exenta de anécdotas. El tío de uno de los mejores amigos del novio ejerció de sacerdote y esta selección no pasó desapercibida para los invitados: "Una de mis amigas que no es católica bromeaba con que, si todos los curas eran así, se cambiaba de religión". Durante la ceremonia, sonaron las canciones favoritas de la pareja, provocando las lágrimas de la novia. "Fue muy especial también contar con música en directo (...) Me emocionó tanto...".
Todas las bodas religiosas siguen, en líneas generales, un mismo esquema, pero hay formas de escapar de esta rutina y hacer de la ceremonia un momento único y repleto de detalles personales. En su caso, decoraron la iglesia con vibrantes flores, que aportaron ese toque de color a la austeridad del monasterio. Algo todavía más alegre les esperaba, no obstante, fuera del recinto: "Al salir de la ceremonia, la hija de los mejores amigos de mis padres nos bailó un Aurresku. No teníamos ni idea y fue muy especial".
La celebración tuvo lugar en el Pago de Arínzano, es una bodega preciosa en la que trabaja Maher Catering, "uno de los mejores caterings de este país", asegura Nora. El cóctel se realizó en una zona donde se ubica una antigua ermita, bajo la sombra de unas parras, y el banquete, dentro de la bodega. "Al entrar, todos estaban ondeando los pañuelos de San Fermín personalizados que dejamos en cada una de las sillas".
Está claro que en toda fiesta la música juega un papel crucial, mas Nora la utilizó cual estrategia en las distintas fases de su gran día. ¡Y funcionó! "Uno de los momentos más peligrosos de las bodas es la sobremesa. Si se alarga mucho, puede adormilar a la gente", de ahí que la sustituyesen por grupo de música en directo, cuyo guitarrista, Kiko, es un amigo cercano de la novia.
El plan de Nora fue un rotundo éxito. Con el público animado a más no poder, la pareja de novios se lanzó a la pista. "Bailamos un vals que terminamos con un porté mientras comenzaba a sonar la canción Levels, de Avicii. Fue una apertura de la fiesta que recordamos con mucho cariño y, desde ese momento, tanto nosotros como los invitados lo dimos todo". Para amenizar la noche, ficharon al DJ Alberto Garal, con quien Nora está extremadamente satisfecha: "Todavía nos escriben invitados para felicitarnos por la elección".
¿Cómo se conocieron? Es la primera pregunta que nos hacemos cuando vemos una historia de amor como esta. "Nos conocimos hace 9 años en su actual trabajo. Realicé las prácticas del grado en su departamento y nos llevábamos genial, pero no surgió el amor", comenta Nora. Una vez finalizadas sus prácticas, se hicieron amigos cercanos hasta que progresivamente este bonito vínculo se convirtiera en amor.
"Soy una persona muy organizada, siempre tengo mil planes y proyectos en la cabeza y a veces soy un poquito impulsiva. Andrés me da esa paz y calma que necesito; y aunque somos muy diferentes, nos compensamos muy bien y esto hace que formemos este gran equipo".
"Llevábamos 6 años juntos cuando Andrés me propuso matrimonio" adelanta. Por motivos laborales, la pareja vivió una parte de su relación a distancia. "La Coruña me dio el trabajo de mis sueños, pero me separó del amor de mi vida. Andrés bromeaba con un: 'cuando vuelvas a Madrid, te pido matrimonio'". En agosto del 2021, a los pocos meses de que Nora regresara definitivamente a la capital, él cumplió su promesa.
Pasaron 18 meses hasta que, por fin, se dieron el ansiado enlace, aunque no fue en Madrid ni en Galicia. "Le hubiese encantado dar el 'sí quiero' en su cuidad natal, pero no tuvo mucha opción. La boda fue en Navarra. Yo soy pamplonesa y me encanta mi tierra".
INTRO: Todo pasa por algo, y lo que un día empezó como “Plan de emergencia” superó con creces al plan inicial.
El proceso de idear su vestido soñado no comenzó como Nora lo hubiese imaginado: "Recuerdo mi primera y única prueba con angustia". Había contactado inicialmente una diseñadora radicada en Pamplona, donde finalmente celebró su boda, pero los esfuerzos por materializar el traje que ella tenía en mente no prosperaron. "No supo captar mi idea ni mi estilo. La primera prueba difería mucho del diseño y la experiencia se convirtió en un drama", confiesa.
Por suerte, nuestra novia acabó en manos de Lorena Formoso: "Fue mi salvadora". Dado que ya había tenido una mala experiencia diseñando un vestido basado en un boceto, decidieron crear este nuevo traje a medida sobre bases de otros vestidos que se fue probando. "Un vestido de novia no es un disfraz, tiene que mostrar la personalidad de la novia". El resultado final está repleto de referencias a la vida de Nora, desde el trabajo de sus padres hasta su idilio con el ballet.
Tenía claro elementos, pero no me imaginé que íbamos a crear un vestido tan especial. Por ejemplo, tenía claro que el tul quería que formase parte de mi look para hacer un guiño a los tutús que llevaba en Ballet. También tenía claro la base palabra de honor, quería que fuese desmontable de cierta manera, para cubrirla en la primera parte de la celebración. Pero había otras cosas que pensaba tener claras y finalmente descartamos. Mi consejo es estar abierta a que la diseñadora te proponga y te sorprenda con sus ideas.
Por mucho que planifiques cada segundo del que será uno de los días más importantes de tu vida, desde la decoración hasta la música, cualquier cosa está sujeta al cambio. El quid de la cuestión es cómo te dispones a afrontarlo y Nora, quien a cuatro meses de dar el 'sí, quiero' se quedó sin diseñadora ni vestido, es ejemplo perfecto de ello. "Todo pasa por algo, y lo que un día empezó como plan de emergencia superó con creces al plan inicial". Nuestra protagonista se casó en Pamplona con Andrés, su otra mitad desde hace nueve años, enfundada en un hermoso traje con voluminoso escote 'nube' que rindió homenaje al amor que se tienen los padres de la novia.
- Clara y el vestido de novia sencillo con capa para su boda en las montañas del Pirineo Catalán
Cuatro meses para crear el vestido de tus sueños
El proceso de idear su vestido soñado no comenzó como Nora lo hubiese imaginado: "Recuerdo mi primera y única prueba con angustia". Había contactado inicialmente una diseñadora radicada en Pamplona, donde finalmente celebró su boda, pero los esfuerzos por materializar el traje que ella tenía en mente no prosperaron. "No supo captar mi idea ni mi estilo. La primera prueba difería mucho del diseño y la experiencia se convirtió en un drama", confiesa.
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Por suerte, nuestra novia acabó en manos de Lorena Formoso: "Fue mi salvadora". Dado que ya había tenido una mala experiencia diseñando un vestido basado en un boceto, decidieron crear este nuevo traje a medida sobre bases de otros vestidos que se fue probando. "Un vestido de novia no es un disfraz, tiene que mostrar la personalidad de la novia". El resultado final está repleto de referencias a la vida de Nora, desde el trabajo de sus padres hasta su idilio con el ballet.
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El significado de su escote 'nube'
Como le pasa a muchas novias, Nora tenía una idea de lo que quería que fuese su vestido. Y es que el suyo en concreto está dotado de detalles sutiles, pero sentidos. "El tul quería que formase parte de mi look para hacer un guiño a los tutús que llevaba en ballet", dice. En cuanto al corte palabra de honor, una de las tendencias punteras en moda nupcial ahora mismo, se trató de una decisión estratégica, con el objetivo de que pudiese ser desmontable de cara a la fiesta porque, durante la ceremonia, llevó un fabuloso escote con volúmenes que simulan la forma de una nube. Fue allí, entre nubes, en lo alto del cielo, donde sus padres se enamoraron.
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Joyas 'vintage' de diamantes y zafiros
Una de las tendencias en auge son las novias que buscan complementos ancestrales para dar este toque de fantasía a sus estilismos: "En el día de mi boda, no podían faltar elementos vintage", dice Nora. Nos confiesa que su accesorio favorito del look fueron unos pendientes estilo art déco con diamantes y zafiros que consiguió en Numinsa Joyas Antiguas y, además del anillo de pedida, decidió llevar un anillo vintage con una aguamarina central y zafiros y diamantes alrededor.
Puede que cada vez sea menos frecuente que una novia se ciña a cada una de las tradiciones nupciales, pero muchas otras, como Nora, encuentran en estas supersticiones cierto simbolismo. "Ese día no quise que faltase nada nuevo, prestado ni azul. Cogí prestada la pulsera vintage de mi madre. Mi ramo fue azul". Al igual que el vestido, los zapatos, unos Manolo Blahnik de raso blanco con la clásica hebilla cuadrada de pedrería, sí son de estreno.
Hasta el más mínimo detalle del look de Nora está pensado, incluido el ramo. "Mi flor favorita es la hortensia, me transporta a mi infancia ya que mi madre siempre plantaba esta flor en el jardín. También quería hacer un guiño a la tradición de 'algo azul' y al color favorito de Andrés". Lo elaboró para ella Floristería El Árbol.
- Ramos de novia de un solo tipo de flor, la tendencia que triunfa entre las más elegantes
Como bien le enseñó su experiencia durante el proceso de creación del vestido, Nora hace énfasis en contar con los profesionales adecuados, que sepan entender tu visión. Su maquillaje, a cargo de Arturo Nuez, realzó su mirada con un sombrado ahumado en tonos cálidos. "Creo que nunca me había visto tan guapa", explicó.
En el peinado, encontramos otro de los muchos guiños que Nora quiso hacer ese día al ballet, una de sus pasiones: "Tenía muy claro que quería un moño de bailarina para no quitar excesivo protagonismo al resto del look". De ello se encargó Ane, de AL Hair Studio.
No es secreto para nadie que planificar de cero una boda es motivo de fuertes dolores de cabeza, incluso para quienes están acostumbradas a trabajar bajo presión. Aunque le costó tomar esa decisión, Nora contrató a Marta Álvarez como wedding planner. "Menos mal que nos lanzamos. Cometemos el error de pensar que las personas organizadas no necesitan este servicio y creo que es al revés, cuanto más atado tengas todo y más cuadriculado seas más vas a agradecer tener a alguien al lado que asegure que todo sale como planeaste".
- María, la novia que se casó con un vestido clásico y desmontable de Navascués en Madrid
Superando contratiempos en la mejor compañía
Fue gracias a Marta y su equipo, de hecho, que Nora pudo lucir en su gran día el vestido que tantas veces había soñado: "Me animó a que contactase con Lorena y fue amor a primera vista. Lorena e Isaac me ayudaron a convertir el gran drama de la boda en una de las mejores experiencias". Y es que su servicio como wedding planner va más allá: "Nos enseñaron a priorizar decisiones, hicieron de consejeras, asesoras ¡e incluso de psicólogas!"
Nora y Andrés se casaron el 9 de septiembre de 2023 en el Monasterio de Iranzu (Navarra), donde celebraron una bonita ceremonia que no estuvo exenta de anécdotas. El tío de uno de los mejores amigos del novio ejerció de sacerdote y esta selección no pasó desapercibida para los invitados: "Una de mis amigas que no es católica bromeaba con que, si todos los curas eran así, se cambiaba de religión".
Durante la ceremonia, sonaron las canciones favoritas de la pareja, provocando las lágrimas de la novia. "Fue muy especial también contar con música en directo . Me emocionó tanto...".
¿Cómo se conocieron? Es la primera pregunta que nos hacemos cuando vemos una historia de amor como esta. "Nos conocimos hace nueve años en su actual trabajo. Realicé las prácticas del grado en su departamento y nos llevábamos genial, pero no surgió el amor", comenta Nora. Una vez finalizadas sus prácticas, se hicieron amigos cercanos hasta que progresivamente este bonito vínculo se consolidó.
"Soy una persona muy organizada, siempre tengo mil planes y proyectos en la cabeza y a veces soy un poquito impulsiva. Andrés me da esa paz y calma que necesito; y aunque somos muy diferentes, nos compensamos muy bien y esto hace que formemos este gran equipo".
"Llevábamos seis años juntos cuando Andrés me propuso matrimonio" adelanta. Por motivos laborales, la pareja vivió una parte de su relación a distancia. "La Coruña me dio el trabajo de mis sueños, pero me separó del amor de mi vida. Andrés bromeaba con un: 'cuando vuelvas a Madrid, te pido matrimonio'". En agosto del 2021, a los pocos meses de que Nora regresara definitivamente a la capital, él cumplió su promesa.
Pasaron 18 meses hasta que, por fin, tuvo lugar el ansiado enlace, aunque no fue en Madrid ni en Galicia. "Le hubiese encantado dar el 'sí quiero' en su cuidad natal, pero no tuvo mucha opción. La boda fue en Navarra. Yo soy pamplonesa y me encanta mi tierra".
La celebración tuvo lugar en el Pago de Arínzano, una bodega preciosa en la que trabaja Maher Catering, "uno de los mejores caterings de este país", asegura Nora. El cóctel se realizó en una zona donde se ubica una antigua ermita, bajo la sombra de unas parras, y el banquete, dentro de la bodega. "Al entrar, todos estaban ondeando los pañuelos de San Fermín personalizados que dejamos en cada una de las sillas".
Está claro que en toda fiesta la música juega un papel crucial, mas Nora la utilizó cual estrategia en las distintas fases de su gran día. ¡Y funcionó! "Uno de los momentos más peligrosos de las bodas es la sobremesa. Si se alarga mucho, puede adormilar a la gente", de ahí que la sustituyesen por grupo de música en directo, cuyo guitarrista, Kiko, es un amigo cercano de la novia.
Todas las bodas religiosas siguen, en líneas generales, un mismo esquema, pero hay formas de escapar de esta rutina y hacer de la ceremonia un momento único y repleto de detalles personales. En su caso, decoraron la iglesia con vibrantes flores, que aportaron ese toque de color a la austeridad del monasterio. Algo todavía más alegre les esperaba, no obstante, fuera del recinto: "Al salir de la ceremonia, la hija de los mejores amigos de mis padres nos bailó un Aurresku. No teníamos ni idea y fue muy especial".
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El plan de Nora fue un rotundo éxito. Con el público animado a más no poder, la pareja de novios se lanzó a la pista. "Bailamos un vals que terminamos con un porté mientras comenzaba a sonar la canción Levels, de Avicii. Fue una apertura de la fiesta que recordamos con mucho cariño y, desde ese momento, tanto nosotros como los invitados lo dimos todo". Para amenizar la noche, ficharon al DJ Alberto Garal, con quien Nora está extremadamente satisfecha: "Todavía nos escriben invitados para felicitarnos por la elección".
- Ana, la novia del vestido clásico desmontable que se casó en un pazo de Pontevedra bajo la lluvia
¡Un globo aerostático!
Justo antes de que comenzara la fiesta, la pareja sorprendió a sus invitados con un globo aerostático, junto al que pudieron hacerse fotos. Para Nora, sin embargo, fue más emotivo que divertido porque el hecho de capturar ese momento con Andrés en el interior de la aeronave escondía un significado sumamente especial: "Tanto mi padre como mi madre son pilotos de globo aerostático y gracias a este hobby se conocieron. Entre vuelo y vuelo, surgió el amor".
A los futuros novios, Nora dedica unas palabras: "Mis consejos para las futuras novias es que disfruten del proceso como si de la boda se tratase y que se rodeen de proveedores que les haga sentir especiales. Trabajo en el mundo de los recursos humanos y soy una persona que le da mucha importancia al trato personal, por ello teníamos claro que nuestros proveedores tenían que ser buenos profesionales y buenos compañeros de viaje".
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Nora quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda.
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Vestido: Lorena Formoso
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Zapatos: Manolo Blahnik
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Pendientes: Numinsa Joyas Antiguas
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Ramo: El árbol floristería
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Maquillaje: Arturo Nuez
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Peluquería: Al estilistas
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Finca: Pago de Arinzano
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Iglesia: Monasterio de Iranzu
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Catering: Maher Catering
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Grupo: Pop and Roll
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DJ: Alberto Garal
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Flores de la iglesia y seating: Floristería Makoyana
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Wedding Planner: Marta Álvarez
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Fotografía: Claudia Arcal y Loli Trupas
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Vídeo: Adrián Santana