"Creo que tienes que sentir algo en tu cuerpo que no hayas sentido nunca antes" explica Carmen sobre cómo ve ella el proceso de elegir vestido de novia. "Es muy importante que no te cierres en banda a lo que tenías pensado y te dejes aconsejar. Intenta sentir ese 'cosquilleo' y no te conformes".
Esta granadina se casó el pasado verano con su pareja, Alberto, tras cinco años de amor. Aunque ambos viven en Madrid -"Me vine con 22 años a estudiar un máster y, como se dice, me quedé por amor" confiesa ella-, se dieron el 'sí, quiero' en Guadix, pueblo de la novia. Para su gran día, Carmen eligió un vestido de San Patrick con una preciosa historia tras él, ya que fue un regalo de una de las personas más importantes de su vida: su abuela.
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Hay novias que no tienen nada claro por dónde empezar a buscar vestido, pero Carmen partía de dos puntos fundamentales para ella: que tuviera manga larga y escote en la espalda. "Siempre he tenido claro que me iba a casar en manga larga, fuese la fecha que fuese. Y así fue. Para mí, las mangas le suman elegancia al diseño. Además, me casé un 29 de julio, pero tenía claro que no me iba a poner un vestido de tirantes por ser en esa fecha. Los tirantes no me representan. Nunca los llevo y no me quería sentir disfrazada ni cómoda" explica.
Como decimos, otro de los requisitos era que tuviera la espalda descubierta. "Mi cuerpo me permite llevar grandes escotes de espalda y es algo a lo que recurro mucho. Por lo tanto, me representa". Para ella, su prioridad era resaltar su figura y sentirse "muy novia".
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A la hora de empezar a buscar, se dirigió a Mercedes Novias, una tienda de su pueblo, ya que quería acudir acompañada de su abuela, que era quien se lo iba a regalar, y lo más cómodo era comenzar por lo más cercano. "Fui primero a esa tienda (en la que mi abuela compró también mi vestido de comunión, así como el de mi hermana y mis primos) con la idea de que, si no me gustaba nada, iríamos a Granada. Y ya valoraríamos la opción de Madrid".
Finalmente, no tuvo que desplazarse a ningún otro sitio para encontrar su look nupcial, aunque lo suyo con este diseño no fue precisamente amor a primera vista. "Este diseño no me gustó cuando lo vi en la foto del catálogo. Ni a mí, ni a mi abuela ni a mi hermana, pero me lo probé el primero casi obligada por Mercedes". Sin embargo, cuando se miró en el espejo no lo dudó "resaltaba todo lo bueno de mi cuerpo. Mangas largas y espalda descubierta. Era todo lo que yo pedía. Y por supuesto, hay que sumarle la emoción de mi familia cuando me vieron con ese vestido, que no volvió a ser la misma con otros que me probé".
Al final, el elegido fue este diseño de San Patrick, un modelo entallado con manga larga, abertura trasero en tul decorada con una hilera de botones que caían por la espalda y un pronunciado pero elegante escote frontal decorado con pequeñas aplicaciones brillantes. Lo acompañó de un velo clásico con detalles de encaje en el bajo.
"Creo que es importante tener una idea de por dónde van las tendencias" nos cuenta Carmen, algo que no nos sorprende ya que ella es periodista especializada precisamente en este área y el de belleza. "También es importante ser consciente de dónde se va a celebrar la boda y qué tipo de invitados habrá. Pero para mí, lo más importante, sin duda, es que los novios sean honestos consigo mismos y hagan lo que de verdad les guste, les llene y les haga ilusión el día de su boda.
Los detalles del beauty look
Cuando preguntamos a esta novia por su peinado, confiesa que era un tema que le daba bastante miedo. "Para empezar, me agobiaba el tema del flequillo, soy muy maniática y me daba miedo que ese día no se me quedase bien. Esee día hizo muchísimo calor , y mi pelo lo notó: rápido me salieron los caracoles por el flequillo. Pero sinceramente, me dio igual. Como llevaba velo y la espalda descubierta, decidí hacerme un moño bajo despeinado para el momento de la Iglesia. En el cóctel, cuando me quité el velo, me solté el moño y el pelo caía en una coleta larga ondulada, algo que me representa bastante".
En cuanto al maquillaje, también era algo que le preocupaba, y el día de la prueba no lo llegaba a tener del todo claro. "Yo nunca me maquillo los ojos y tener algo más que máscara en las pestañas no me convencía, pero es verdad que el día de la boda me vi guapísima. Pómulos bien marcados, labios naturales con brillito y muy poco color. Y los ojos con las pestañas muy marcadas y un poco de sombra haciendo un rasgado".
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Ramo de una sola flor
"El momento ramo fue todo un caos" explica Carmen, quien confiesa que era un poco escéptica con el tema de este accesorio tan característico de las novias. "Tengo que admitir que mareé un poco al florista. En un principio no quería flores, no me suelen gustar las flores. Prefiero plantas verdes. Pero claro, los ramos que veía no iban mucho con el estilo de mi vestido". Las dudas fueron recurrentes hasta que una amiga le pasó la foto de una novia con un ramo parecido al suyo y le encantó. Al final, se decantó por un sencillo, elegante y atemporal ramo de rosas blancas. "Además, simbolizan lealtad. Mi ramo llevaba una cinta morada, a juego con las damas de honor y las flores del arco de la Iglesia, y la medida azul de la Virgen del Pilar".
Las joyas que llevó escondían, como suele ocurrir con las novias, guiños emotivos a su familia. "Mis pendientes fueron un regalo de mis suegros, eran de cristales de Swarovski. Mi cuñada María me regaló los piercings que llevé ese día, todos muy acordes, con cristalitos y brillitos. Porque no quería renunciar a todos los pendientes que suelo llevar"
"El escote del vestido y las mangas no me permitían llevar muchas más joyas" explica. "La esmeralda de prometida, el anillo de diamantes de mi abuela y una pulsera de diamantes que me regalaron mis damas de honor ese mismo día". Además, quiso completar con un tocado de cristalitos que eligió a última hora, ya que inicialmente no quería llevar nada.
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Aunque cada vez son más las novias que optan por llevar un solo vestido para su gran día, Carmen sí quiso cambiarse después de la cena. "Aunque con mi vestido de novia estaba cómoda, tenía claro que no iba a parar de bailar (y así fue). Por eso, quería algo más corto que me permitiese saltar sin problemas. Le pedí a Ana, la madre de mi amigo Alejandro, que me hiciese un vestido de flecos a medida. Me gusta pensar que me lo volveré a poner en alguna fiesta o celebración y recordaré lo mucho que disfruté en mi boda" concluye.
"Algo prestado"
Carmen tenía claro que, en su caso, quería seguir las tradiciones típicas de las bodas: "Rotundamente sí. Además, yo soy súper supersticiosa. Respeto a quien no quiera cumplir con las tradiciones, pero mi boda fue muy tradicional. Yo llevaba algo nuevo -el vestido-, algo azul -una cinta de la Medida de la Virgen del Pilar en el ramo que me regaló mi cuñada María-, algo viejo -mi anillo de pedida, una esmeralda preciosa-, y algo prestado -un anillo de diamantes y oro blanco de mi abuela-.
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En marzo de 2022, tras cuatro años de relación, Alberto se lanzó a hacerle la gran pregunta a Carmen en el Monte O Castro de Vigo, viendo atardecer y, aunque fue una sorpresa, era algo de lo que ya habían hablado. "Yo siempre he tenido claro que me iba a casar en mi pueblo (Guadix). Y en mi Iglesia de Santa Ana. No estaba dispuesta a barajar otras opciones. Esto era algo que Alberto conocía desde los primeros meses de relación".
Y así fue, Carmen tuvo la boda de sus sueños y disfrutó enormemente de los preparativos. "Me dedico a la comunicación y organización de eventos. Tengo una agencia (Vivace Studio). Además, tengo título de Wedding Planner, así que la organicé toda yo".
Y, por fin, llegó el 29 de julio de 2023. La ceremonia fue en la Iglesia de Santa Ana, una iglesia muy importante para la novia y su familia. "En esa placeta he vivido muchos momentos de pequeña y adolescente y me hacía especial ilusión entrar del brazo de mi padre y salir de la mano de mi marido" reflexiona "Había un arco de flores precioso, un carrito con agua y limonada, conos de arroz y abanicos. La música la ponía un dueto de violín y piano".
Posteriormente, se desplazaron hasta Las Cuevas del Tío Tobas para la celebración, que fue al aire libre. "Queríamos disfrutar del cóctel con nuestros invitados. Estuvimos allí, comiendo, bebiendo y bailando con un grupo de flamenquito. El atardecer desde las cuevas era una maravilla".
Y, después, el baile y la fiesta hasta las 7 de la mañana. "Desde esas 7 de la mañana hasta 2 semanas después, estuve súper triste. Lloraba cada vez que recordaba la boda. Me sentía vacía y quería volver a casarme" confiesa Carmen.
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Sus reflexiones tras el enlace
Carmen y su marido coinciden en que antes de la boda pensaban que eso de 'el día más feliz de tu vida' era una exageración... hasta que lo vivieron. "Es cierto. Lo más especial fue lo queridos que nos sentimos, veíamos a toda la gente que se había desplazado desde Extremadura, Madrid, Los Ángeles, y distintas partes de Andalucía para estar con nosotros y se nos llenaba el alma. También fue especial ver cómo disfrutaban los invitados. En realidad estaba todo pensado para ellos, y creo que lo supieron valorar".
Tiene claro el consejo que le daría a aquellos novios que están preparando su enlace: "Que disfruten no solo del día de la boda, sino también del camino. Para mi era súper bonito hacer los viajes de Madrid a Granada en coche con Alberto, eligiendo juntos las canciones que sonarían ese día. Hay parejas que discuten mucho durante los preparativos, es normal tener diferentes opiniones, pero no hay que dejar que esas pequeñas diferencias os arruinen esa etapa".
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Clara quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda:
- Vestido de novia: San Patrick Studio en Mercedes Novias
- Traje del Novio: Protocolo Novios
- Fotógrafa: Eva Jiménez
- Celebración: Cuevas del Tío Tobas:
- Invitaciones y papelería: AParte Diseño e Impresión
- Catering: Aitor Pozuelo
- Peluquería y maquillaje: Ana Vera
- Dj: Miguel Ángel Maoc
- Musica iglesia: Grupo Generalife
- Flores: Juan Carlos Onieva
- Grupo cóctel: Joseles Oficial
- Hora loca: De boda con Marta