El pasado sábado tuvo lugar una de las primeras grandes bodas de la temporada, enlace que unió en matrimonio a José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, y Teresa Urquijo, nieta de Teresa de Borbón. Pasadas las 12 del mediodía, la novia llegaba a la Parroquia del Sagrado Corazón y San Francisco de Borja del brazo del padrino y desvelaba el secreto mejor guardado de toda boda: su vestido. Como supimos unos días antes del gran evento, quiso rendir homenaje a las mujeres de su vida a través de su look nupcial, el cual firmó Cristina Martínez-Pardo Cobián, fundadora de la firma Navascués y prima del alcalde. Ahora, la diseñadora ha desvelado nuevos detalles de este comentadísimo estilismo y ha contado cómo vivió aquel día tan emotivo.
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Tercera interpretación de un mismo vestido
La novia tenía claro que quería seguir con la tradición familiar mediante su look de novia, aunque, eso sí, a su manera. El punto de partida era el vestido que llevó Teresa de Borbón-Dos Sicilas en su boda con Íñigo Moreno de Arteaga, celebrada el 16 de abril de 1961, que fue también el mismo que, en junio de 1995, recuperó su hija, Beatriz Moreno de Borbón Dos-Sicilias, para casarse con Lucas Urquijo y Fernández de Araoz.
El traje, confeccionado en un precioso tejido lamé bordado en plata, se trataba de un diseño original de Pedro Rodríguez, aunque posteriormente se adaptó por Eduardo Ladrón de Guevara para Beatriz y, ahora, un lustro después de su creación, han sido Cristina y su equipo los encargados de rediseñar un nuevo modelo nupcial con la misma tela pero adaptado a sus gustos personales y las tendencias del momento. "Somos un equipo de 20 personas" ha contado la fundadora de Navascués, tras lo que ha explicado que el primer paso en la creación fue una entrevista en la que se definió la línea, posteriormente elección de tejidos de la cola, patronaje, corte y ensamblaje.
- Los pendientes de novia de Teresa Urquijo, un homenaje a su bisabuela Alicia de Borbón
Aunque suele tratarse de un proceso que requiere más tiempo, en esta ocasión trabajaron contrarreloj y tuvieron listo el modelo en cerca de cuatro meses para evitar filtraciones. La primera llamada que recibió la diseñadora fue del propio alcalde, su primo: "Me llamó directamente para decirme que se pondría en contacto Teresa conmigo", y así se enteró de que se casaban, algo que no le sorprendió demasiado.
- Elena, la novia del vestido desmontable con chaqueta de lentejuelas que se casó en un pazo gallego
Tal y como explica Cristina, el novio no sabía que su futura mujer iba a reinterpretar el vestido de su madre y su abuela, pero le encantó el resultado. "Yo estuve disfrutando con ellos ese día y allí, directamente, me lo dijeron" explica. Además, cuenta que, al día siguiente, recibió numerosas llamadas felicitándola por el trabajo realizado. El hecho de estar presente en la celebración cuando la novia lleva uno de tus vestidos es emocionante, pero, como confiesa, también un arma de doble filo: "te pones un poco nerviosa, pero desde que entró en los Jesuitas, que fue una ceremonia maravillosa con una música increíble, todo fue muy rodado, entrañable y familiar (...) se disfrutó un montón".
Uno de los momentos más virales de la celebración fue el del primer baile de los novios, quienes, en lugar del tradicional vals, quisieron rendir homenaje a Madrid con un comentado chotis, al que también ha hecho referencia Cristina. "En el chotis ya se había quitado la cola, evidentemente. Ella me pidió llevar una abertura (en la falda) para poder dar los pasos y yo creo que le fue muy fácil" explica.
Al hablar de los accesorios, señala que fue la propia Teresa la que no quiso llevar joyas, ni tiaras, ni broches, únicamente unos preciosos pendientes "maravillosos" que pertenecieron a su bisabuela, la infanta Alicia de Borbón. Cuando le preguntan cuál es el balance de este proyecto ahora que han pasado unos días, dice con orgullo que, tanto ella como su taller, tienen "la satisfacción de haber realizado un trabajo bien hecho y haber intentado alcanzar la excelencia".