Inés y Juan se conocieron un martes 13 desafiando a toda superstición, y lo cierto es que aquella cita no pudo salir mejor. Cinco años después, él se arrodilló en un idílico momento que tuvo lugar en una azotea neoyorkina frente al Empire State, un momento que marcó, sin duda, un antes y un después en su historia de amor. "No nos acordamos de todo lo que nos dijimos por los nervios, pero nunca me había sentido tan feliz" nos cuenta ella.
Unos meses después, se dieron el 'sí, quiero' en su Galicia natal. Para su gran día, la novia eligió un sencillo vestido con escotazo en la espalda y mangas desmontables.
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Aunque muchas novias tienen clarísimo como será su vestido incluso antes de prometerse, no era el caso de Inés. "Aunque tenía vestidos que me gustaban guardados, cuando llegó el momento de elegir, no sabía por dónde empezar. Después de visitar varios diseñadores, empecé a ver lo que me gustaba, y sobre todo, lo que no me gustaba en un vestido de novia. Fui sacando detalles hasta que llegué a mi idea de vestido" nos cuenta.
Al final, llegó a la conclusión de que quería un look sencillo y atemporal, porque era con lo que se imaginaba siempre que pensaba en su boda. Se probó varios vestidos y hubo uno que le enamoró. "Mis padres, que estaban en la prueba conmigo, estaban emocionados. Ahí supe que tenía que ser ese vestido" nos cuenta.
Para adaptarlo totalmente a sus gustos, hicieron modificaciones sobre el mismo: "cambiamos los botones, abrimos la espalda, alargamos la cola.. y algún detalle más, y con eso llegamos al diseño final".
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Echando la vista atrás y recordando aquel proceso, destaca que lo más importante es "sentirte tú misma, estar cómoda y seguir tu estilo, no dejarte influenciar con las modas pasajeras pero tampoco poner barreras por miedo a que algún detalle pase de moda". También considera fundamental probar distintos estilos, escotes, telas y patrones, puesto que te puedes llevar una sorpresa.
"Creo que es importante seguir tu propio estilo y no dejarte influenciar por lo que se lleva o no se lleva en ese momento, y no hablo solamente del vestido o los complementos, si no la organización y el estilo de la boda en sí, pero tampoco creo que haya que decir que no por miedo a que pase de moda"
Un ramo con mensaje
Inés confiesa que, en lo relativo al ramo, tenía muchas dudas, y no sabía si apostar por uno de una única flor o uno de estilo silvestre. "La primera opción encajaba más con mi estilo. No fue hasta dos semanas antes de la boda cuando hablé con Raquel, de En la florería Coruña, le conté mi idea y ella vio exactamente lo que quería: un ramo de peonías blancas".
Eso sí, el número de flores no fue elegido al azar: "Dudábamos de la cantidad de peonías, y me preguntó cuántos años llevábamos juntos. En ese momento supimos que tenían que ser 6 peonías blancas, una por cada año. Fue un detalle muy especial" explica. Siguiendo una tendencia que adoran las novias mas detallistas, remató con un lazo, en su caso en color blanco y con detalles de flores bordados a mano, así como la fecha de la boda y la frase 'El amor no pasa nunca'.
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Peinado de tendencia
Un detalle de su look que Inés sí tenía claro era su peinado, puesto que quería llevar un moño de bailarina, como en su día a día. El resultado fue un recogido bajo trenzado con raya al medio y acabado pulido que le realizaron Inés y Lucía, del Salón Marina Allegué, en las que esta novia confiaba plenamente. "No paraban de repetir que era la novia más tranquila que habían visto en los momentos previos, supongo que en parte es gracias a confiar en todas las personas que me acompañaban ese día" recuerda. Del mismo, partía el delicado velo de tul con detalles de encaje.
En cuanto al maquillaje, optó por la naturalidad absoluta poniendo el foco en realzar la luminosidad e hidratación del rostro.
Mientras que hay novias que, al apostar por vestidos sencillos, quieren optar por joyas XL o detalles más cañeros, Inés nos cuenta que prefirió seguir con la misma línea minimalista del resto del estilismo. "Yo no suelo llevar muchas joyas en el día a día porque es muy incómodo al trabajar en un hospital. No quería sentirme muy recargada. Llevaba unos pendientes, regalo de Juan, de oro blanco con diamantes, mi anillo de pedida de Godiam -una joyería familiar de Coruña-, y un colgante que me regaló mi madrina unos días antes de la boda".
Como nos cuenta, los protagonistas en cuanto a los accesorios fueron sus zapatos, "unos Jimmy Choo con perlas que daban el toque ideal". Eso sí, como nos cuenta, divertida, entró al banquete con ellos en la mano porque no podía más, y su ya marido no dudó en cogerla en brazos para hacer el momento aún más inolvidable. "Pensé que mi padre me iba a matar, pero era mi día".
Un vestido '2 en 1'
Aunque hasta hace poco la tendencia ganadora en gran parte de las novias era la de optar por un segundo vestido, cada vez son más las que prefieren llevar un solo look, pero transformable. "Me gustaba mucho la idea de tener un segundo look pero no quería perder tiempo ese día en cambios o retoques" nos explica Inés. Por lo tanto, se le ocurrió la solución de hacer su diseño convertible: "Me acordé de que me había gustado mucho un diseño de tirantes también de la colección, entonces les propuse a las chicas del taller hacer unas mangas desmontables, para hacer un pequeño cambio en el momento de la fiesta y no quedarme con las ganas de verme así. Ellas aceptaron sin duda y así lo hicimos. Acompañé el cambio con unas alpargatas altas de Castañer que me salvaron la noche".
Más que un amor de verano
"En realidad, nos conocíamos de toda la vida" nos cuenta Inés cuando le preguntamos por su historia de amor. Juan es de Cedeira, el pueblo de donde es mi familia y yo pasaba las vacaciones. Yo estaba estudiando enfermería en Santiago, y Juan jugaba en el Sporting de Gijón. Era el verano de 2017 que coincidimos una noche, y ya no nos pudimos sacar de la cabeza el uno al otro. Cuando llegó septiembre supimos que aquello era más que un amor de verano, y aquí estamos".
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Los dos tenían claro que querían casarse, y era algo que hablaban, aunque Inés confiesa que no pensaba que fuera en serio... hasta que le hizo la gran pregunta durante un viaje a Nueva York. "Llevábamos unos años viviendo juntos y adaptándonos cada año a un destino diferente por el trabajo de Juan. Con el tiempo nos dimos cuenta de que nos daba igual donde estuviésemos, solo éramos felices el uno con el otro y en cualquier situación y veíamos nuestro futuro de la mano".
La fecha elegida fue el 1 de julio, tenía que ser en verano por el trabajo de Juan, así que no tuvieron duda. Tampoco la hubo a la hora de elegir finca. "La primera que visitamos fue el Pazo de Xaz y nos enamoramos. Cuando hablamos de fechas, nos comentaron que solo estaba disponible el 1 de julio, nos parecía cosa del destino y ese mismo día reservamos la fecha. No hizo falta segundas opiniones, al salir del pazo sabíamos que tenía que ser ahí" nos cuenta.
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Por lo tanto, tras la ceremonia religiosa, que tuvo lugar en la Concatedral de San Julián, de Ferrol, se trasladaron a este pazo, que gestiona el Grupo Montesqueiro, junto a sus invitados. "El Pazo de Xaz es la mezcla perfecta entre lo tradicional y lo moderno: el propio pazo y todos los exteriores, que son de cuento, donde pudimos hacer un aperitivo al aire libre, y la zona del banquete y la fiesta, que es un salón moderno, con paredes de cristal y todas las comodidades".
Aunque no contaron con wedding planner, Inés nos cuenta que tuvieron mucha ayuda por parte de Manu e Iván, de Wonatti. "Tenía claro que quería contar con ellos para la decoración porque todas las bodas que veía y me encantaban, casualmente, estaban decoradas por ellos. Crearon una toscana a la gallega con un interior lleno de vegetación y flores en tonos verde y blanco y muchas velas y lámparas. Fue un sueño. Ellos, además de crear todo lo que pudiese haber soñado algún día para mi boda (y más) nos ayudaron a organizar los últimos detalles el mes antes, y los días antes y el propio día de la boda estuvieron pendientes de cada detalle. Fue una suerte contar con ellos, nos transmitían toda la tranquilidad que necesitábamos para esos momentos" explica.
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Al preguntarle por lo más especial de aquel día, esta novia lo tiene claro: "sonará a tópico, pero para nosotros lo más especial fue reunir a la gente que queremos para celebrar el amor, ver a nuestra familia y amigos todos juntos y disfrutar con ellos de cada minuto".
A futuros novios que estén preparando su boda les recomienta disfrutar del día y dejarse guiar por su instinto. "La preparación es muy bonita, pero también recibirán muchas opiniones constantemente sobre todo. Lo importante es tener la mente abierta a todas las ideas y finalmente elegir lo que de verdad quieres para ese día". Además, añade que ese día lo importante es disfrutar, ya que, volviendo a los clichés, se ha dado cuenta de que lo de que "el día pasa muy rápido" es totalmente cierto. "Va a ser el día más especial para vosotros como pareja, y lo importante es recordarlo con mucho cariño. Les diría que se recuerden constantemente lo mucho que se quieren, que al fin y al cabo es el motivo por el que están ahí".
Inés quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda:
- Decoración: Wonatti Wedding Design
- Fotografía: Daniel Santalla
- Vídeo: Cinema Para 2
- Finca: Grupo Montesqueiro
- Flores: En la Florería
- Peluquería y maquillaje: Salón Marina Allegue