Después de cuatro años de una preciosa relación que comenzó cuando se conocieron por amigos en común, Lucía Páramo y su novio, Pascu, demostraron que el amor lo puede todo y se prometieron a finales del verano pasado. A dos meses del gran día, hablamos con la influencer, quien nos desvela todos los detalles acerca de su diario de novia, es decir, qué le queda por organizar, qué es lo que más le está costando, cómo está viviendo esta preciosa (pero estresante) etapa y, por supuesto, todos los detalles sobre el proceso creativo del vestido más importante de su vida.
Fue a principios de septiembre cuando decidieron que iban a dar este gran paso e, inmediatamente, se pusieron a organizar el gran día. "No queríamos que pasara mucho tiempo, queríamos que fuese poca espera" nos cuenta. Lo primero, en su caso, fue buscar fecha en la iglesia, porque tenían muy claro cuál querían que fuera: "Nos casamos en la ermita de Nuestra Señora de la Paz, en mi familia es tradición casarse ahí. Mi recomendación es que lo primero que se reserve sea eso, porque la gente lo hace con muchísimo tiempo". En cuanto a la finca, tampoco les costó elegir: "No miramos muchos sitios, porque estuvimos en una boda en el Palacio de Aldovea y nos encantó la comida y el entorno. Para nosotros era súper importante que el sitio de la celebración estuviese cerca de la iglesia, porque no queríamos meter a los invitados mucho tiempo en el coche, porque a nosotros es algo que no nos gusta cuando vamos a las bodas".
Cambio de fecha ¡por culpa de la Champions!
El reto, como suele ocurrir, era conseguir una fecha en la que encajara todo. "Lo más difícil fue cuadrar los sábados disponibles de la iglesia con los de la finca, porque, como teníamos tan claro que queríamos que fuera en esa iglesia, no teníamos mucho margen de maniobra. Estaba todo cogidísimo, encontramos libre el 20 de julio, que descartamos porque Pascu no soporta el calor, y nos encajó todo el 1 de junio… hasta que me di cuenta de que era la final de la Champions". Al caer en que aquella noche se celebraba uno de los acontecimientos deportivos más importantes del año, decidieron adelantar la boda al viernes 31 de mayo. Como confiesa Lucía, al principio tanto su futuro marido como su familia le decían que era una exagerada, pero ella lo tenía claro: "yo he ido a bodas en las que la gente está pendiente del fútbol en el móvil, no hacen caso a la boda. Tengo muchísima familia futbolera y si no podían verla o incluso ir por mi culpa, se iban a estar acordando de mí. Así que al final nos casamos en viernes, que no era lo que queríamos idealmente, pero al ser en Madrid a la gente no le cuesta tanto, y estoy viendo que hay muchas ventajas de elegir este día".
Los desafíos de la organización
En su caso, ellos decidieron no contratar wedding planner para todo el proceso porque la finca les daba muchas facilidades para organizar y, además, puntos como la decoración estaban muy atados (en este caso, a cargo de El taller de Lucía, la empresa de su prima). Sí que quisieron contar con el equipo de Mano de Santa para coordinar que el día de la boda todo salga bien, una opción cada vez más en auge porque hace que los novios se desentiendan totalmente de los detalles de su gran día y se centren únicamente en disfrutarlo. "Creo que el mundo de los wedding planners se está normalizando cada vez más en España, hasta ahora quizás pensabas que era algo de lo que podías prescindir, pero yo creo que es algo importante a tener en cuenta y lo recomiendo sobre todo para ese día, para la coordinación y que salga todo perfecto, sobre todo cuando tienes una boda grande, para mover a la gente e ir dando pie a las distintas sorpresas. No quiero que nadie me moleste a mí, ni a mi marido ni mi familia".
Al final, su feeling con las chicas de Mano de Santa ha sido tal que, poco a poco, ha comenzado a delegar en ellas más temas que no estaban previstos. "Yo no soy nada organizada. Si hubiese sabido lo que es realmente preparar una boda, quizás sí habría contratado el servicio desde el día uno, no para la decoración, pero para ciertos trámites que me parecen complicados y aburridos" nos confiesa.
En cuanto a la parte que menos están disfrutando de este proceso de preparativos, lo tiene claro, además de gestionar los autobuses, algo que define como más complejo de lo que pensaba, su gran quebradero de cabeza es, como ocurre en la gran mayoría de bodas, cerrar la lista de invitados (y la de asistentes, claro). "Al final, somos una familia enorme y va a ser una boda grande. Entonces, todo el tema de invitados es muy fuerte y me agobia bastante, la gente no confirma, hay que cerrar las invitaciones, que vamos a repartirlas ya, etc".
Además, a pesar de casarse en una idílica fecha primaveral en la que se presupone que hará buen tiempo, la incertidumbre meteorológica siempre está ahí. "Una cosa que no sabía, que ahora mismo me agobia un montón, es que, si llueve, ¿qué pasa? Si tú era semana sabes que va a llover, puedes encargar una carpa, pero, si a todo el mundo le pasa lo mismo, las empresas de carpas se quedan sin ellas. Así que tenemos que estar desde ya mirando presupuestos y dejarlas reservadas solo por si acaso" nos explica.
En el opuesto contrario, lo que más les está gustando es vivir el proceso juntos y tener tiempo para ellos en medio del caos, como el cursillo prematrimonial. "Han sido como seis lunes y la verdad es que nos ha encantado, porque ha sido como un momento muy bonito de disfrutar los dos tranquilamente, porque siempre hablas de los preparativos, del agobio, del estrés, del dinero… pero esto ha sido como una forma de disfrutar juntos tranquilamente como de lo que vamos a hacer, de poner el foco. Además, ya era un plan en sí mismo, íbamos al cursillo y luego cenábamos y comentábamos".
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Cómo eligió la firma de su vestido
Y, por supuesto, otro de los puntos que más le está emocionando a Lucía es el proceso de creación de su vestido. "Me encanta ir a probármelo, me parece un sueño, voy una vez al mes y me parece lo más divertido del mes. También me gusta ir a ver el vestido de mi madre o de mi hermana, o elegir los complementos con ellas".
Siempre es increíble buscar tu look de novia, pero más aún si, como la influencer, tienes experiencia no solo en el sector de la moda, sino concretamente en el nupcial. "Yo empecé trabajando con una diseñadora de vestidos de novia, y siempre me gustó mucho, además, tengo relación con muchas diseñadoras" nos cuenta. Eso sí, en realidad esa sobreinformación puede ser un arma de doble filo, ya que tienes tantísima inspiración que cuesta decidirte "yo soy súper indecisa, mi agobio era ir a muchas, me iban a gustar todas y lo iba a pasar mal porque luego me cuesta decir que no" confiesa.
"Hubiera ido a ver a quince, pero al final fui a dos, con las que tenía mejor relación, me hicieron dos bocetos que me gustaron mucho a pesar de que no tenía ni idea de qué quería". Al final, se decantó por Flor Fuertes, creadora también del vestido de novia de su cuñada, María García de Jaime. "Me parece muy especial lo que hace y estaba muy a gusto con ella, lo decidí en noviembre, pero es cierto que recomiendo hacer la primera visita como ocho meses antes, porque algunas tenían ya las agendas cerradas. En cuanto sepas fecha y sitio de la celebración, si hay un diseñador que te encante, ve a por él rápido".
De momento, como era de esperar, no quiere dar muchas pistas sobre su gran look, pero nos explica que va a ir decorado con bordados artesanales obra de By Luneville (aunque, como recalca, no tiene nada que ver con los de la imagen que acompaña a estas líneas, pues busca mantener el misterio).
Los looks de los pajecitos
Otro de los puntos que acaba de definir es el de los niños de arras. En su caso, tendrá a sus tres sobrinos, Tomás, Catalina y Federico, hijos de su hermano Tomás y María García de Jaime. Aunque todavía no sabe si el mayor de ellos desfilará también por el pasillo hasta el altar, sí que tiene ya look para los tres, algo que, confiesa, le costó encontrar. "Yo no soy experta en saber marcas de ropa de niños, solo las típicas que me decía la gente, pero quería algo diferente" explica. "Al final, un día vi a Catalina con un vestidito precioso y pregunté a María y me dijo que era de una chica que lo hace todo con mucho mimo, con técnica de nido de abeja súper artesanal y muy bonita y me decidí por ella. Por si alguien está en la misma situación que yo y le puede ser útil, se llama Mentxu Collado de By the Riverside". Como consejo, una obviedad en la que a veces no caemos es en que los niños crecen muy rápido así que lo ideal es no comprar la ropita con muchísima antelación, pero tampoco dejarlo para última hora para evitar agobios, tal y como ha hecho Lucía.
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Su calendario beauty a dos meses de la boda
Tan importante como el vestido de novia -o más- es el look de belleza, y siempre insistimos que lo fundamental, más allá de elegir un peinado y maquillaje con el que nos veamos favorecidas y fiel a nuestro estilo, es preparar la piel y el cabello para que se vean sanos e hidratados. La clave, como dicen los expertos, es la organización y constancia, algo con lo que coincide Lucía, quien nos cuenta que se está realizando un plan personalizado para llegar radiante al gran día.
Hay que distinguir entre los tratamientos que requieren tiempo, como puede ser un láser, con los que hay que comenzar desde los meses previos a la boda, y otros con efecto más inmediato o flash, ideales para realizarse un par de días antes. "Nosotros nos comprometimos a principios de septiembre y ese mismo mes ya fui a la Clínica Peñas, donde me hicieron un plan con el que llevo desde entonces. Es importante que sea personalizado y se ajuste a tus necesidades, y, si quieres que funcione realmente, hay que ser constante, me han exigido ese compromiso" nos cuenta.
En su caso, buscaba borrar las marcas de acné, por lo que lo ideal era la microdermoabrasión, que combina con láser de colágeno y PRP con plasma. Para aplicarlo, lo mejor es aprovechar los meses de menos sol y, sobre todo, empezar con suficiente antelación. "Sobre todo, recomiendo poner mucha cabeza e ir a profesionales en los que confíes, a veces oyen la palabra boda y quieren hacerte mil cosas y pincharte de todo, y creo que tiene que prevalecer tu criterio y la naturalidad. Lo peor que puedes hacer es innovar de cara a ese día, tanto en la cara como en el pelo".
Hablando de cabello, ahora que quedan dos meses para la boda, Lucía nos cuenta que se ha cortado las puntas para tenerlas sanas y se ha hecho un tratamiento de hidratación profunda en Oculto que, seguramente, se repetirá antes del 31 de mayo. Además, recalca la importancia de continuar con los cuidados en casa, apostando por productos de calidad.
Su luna de miel y el truco para elegir destino
A veces, hace tanta ilusión preparar la boda como el viaje posterior, y es que la luna de miel se vive como una auténtica burbuja de felicidad y desconexión tras tantos meses de estrés y preparativos. En su caso, Lucía y su ya marido no se irán inmediatamente después del enlace, como es habitual: "El mejor amigo de mi novio se casa el 15 de junio y no nos iba a dar tiempo a hacer el viaje largo, así que después de la boda nos iremos a Italia, a la Toscana, a desconectar cuatro días y ya, después de esa boda, nos vamos a Turquía e Indonesia".
Hay parejas que tienen más que claro desde el principio a dónde quieren ir, pero no era su caso. "Volvíamos locas a las de la agencia, no nos poníamos de acuerdo para nada, él quería Kenia o Sudáfrica y yo Colombia o México. Solo coincidíamos en Argentina, pero allí es invierno y no queríamos frío". ¿Cómo llegaron entonces al consenso? Pues mediante un original ejercicio que Lucía, sin duda, recomienda para todas las parejas que estén en esa situación: "Tuvimos que escribir los dos por separado 10 sitios que queríamos visitar sí o sí en nuestra vida y 10 actividades que nos imaginásemos en un viaje de novios perfecto. De nuevo, todo fatal, no cuadrábamos, pero, a raíz de eso, desde la agencia Just Go Travel encontraron algún punto en común y nos diseñaron un viaje único a medida con el que no podemos estar más emocionados".