Eugenia, la novia velada que se casó con un vestido de satén y mangas de tul en los Picos de Europa

Creó desde cero el diseño de sus sueños que modificó a la hora del baile y añadió un par de alpargatas

5 de marzo de 2024 - 10:11 CET5 mar 2024 - 10:11 CET

Como si fuera el guión de una película de amor de Hollywood, pero con los Picos de Europa como telón de fondo, el amor puro de nuestros protagonistas de hoy, Eugenia y José, y un vestido precioso la han convertido en una de las novias más espectaculares de la temporada. Así ha sido la boda de esta pareja que nos hace soñar con un cuento de hadas que sí se hace realidad rodeado de naturaleza y felicidad. "Tenía claro que ese día no es para arriesgar, quería ver las fotos dentro de 20 años y que me siguieran gustando", nos explica sobre el diseño que creó desde cero junto al atelier Cotonnus con sede en la capital.

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Cada novia es única y especial, pero esta vallisoletana que desde hace años vive y trabaja en Madrid, se ha posicionado como una de nuestras favoritas al encontrar la balanza perfecta entre minimalismo, romanticismo, delicadeza y feminidad. Sabía que no quería dejarse llevar por las tendencias punteras, prefería ser fiel a sí misma, y así lo consiguió. "Las modas son pasajeras y no a todas nos sientan bien", dice con gran acierto. Y es que este es un pensamiento que deberías tener muy en cuenta cuando estás en la búsqueda, porque no hay que dejarse llevar por lo que vemos sobre las pasarelas, sino confiar en aquellas siluetas con las que nos sentimos seguras y guapas; ese fue el secreto estrella de Eugenia para triunfar.

A diferencia de otras chicas, ella no había visualizado en su mente cómo se vería vestida de blanco. "Nunca me había imaginado cómo sería mi vestido de novia, ¡la verdad que no había pensado en ello! Sí que tenía claro que quería ir velada y no llevar cola. Al casarnos en el norte, en un pueblo de montaña, tenía que ser sí o sí un vestido cómodo con el que poder estar todo el día". Y de la mano de su padre, así llegó a las puertas de la pequeña ermita en la que se unió para siempre en el compromiso del amor junto a su alma gemela tras dos años de noviazgo.

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Uno de los detalles que más nos han llamado la atención es como supo dar con la silueta que daría vida a esos bocetos de las diseñadoras de Cottonus. "En la primera prueba me preguntaron cuáles eran las prendas del armario que más me gustaban y qué casualidad que eran faldas con corte en la cintura y camisas con los hombros al descubierto. Desde ese momento supimos que el vestido tenía que ir en esa línea". Cuenta que conoció a la marca porque su hermana se la recomendó "queríamos un taller en el que te dejaran opinar y poder participar en el diseño del vestido. No lo dudamos y lo hicimos con ellas".

Una vez experimentada esa conexión que las novias sienten cuando conocen a las modistas, es la hora de ponerse en marcha. "El proceso de creación fue más complicado de lo esperado, pero disfrutamos un montón en cada prueba. Tenía claro que quería lucir siempre el mismo vestido convertible, ¡de ahí la complejidad! Que fuera fluido y ligero, y para conseguirlo la clave ha estado en la calidad de las telas". Y continúa diciendo "tuve la suerte de estar acompañada en todo momento de mi madre y mi hermana que hicieron que pudiéramos pasar más tiempo juntas eligiendo el vestido para ese día".

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¡Así de radiante apareció! Enfundada en un diseño en un delicado satinado con corte a la cintura, un cuerpo drapeado y entallado con delicadas sobremangas de tul que se cruzaban sobre el pecho creando un precioso escote Bardot que favorecía su figura. "En mi caso, tengo curvas, no iba a adelgazar para ese día, es mejor sacar partido a las partes que más te gustan de tu cuerpo", se sincera ante uno de los dilemas que toda novia se plantea cuando llega el momento de pasar por el altar.

Son muchas las que quieren salir de su zona de confort, una idea un tanto peligrosa para el gran día si no lo haces en buenas manos ya que podría dar un resultado no deseado... Eugenia, en cambio, nos cuenta que para ella esto era lo más importante a la hora de elegir su traje: "es sentir tu esencia con el vestido, al final una novia siempre va a estar guapa, ¡es la novia!". La creación que lució bajo el cielo encapotado y rodeada de los brazos de su esposo, encajaba a la perfección con su estilo, estaba espléndida.

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Al hacerse realidad el vestido de sus sueños, no quería cambiarse en mitad de la celebración, por ello optó por un modelo que se podía transformar en tiempo récord. "De lo poco que tenía claro, es que quería bailar mucho ese día y para ello tenía que estar cómoda. En la iglesia quería llevar los hombros cubiertos, pero al ser verano seguramente luego haría calor y quisimos quitar las mangas. Para la fiesta me despojé de las mangas y la capa que tenía, la usé a modo “chal” para cubrir un poco el cuello porque bajó la temperatura. Fue una buena idea porque no pesaba nada y estaba muy cómoda", explica.

"Eso es algo muy personal", nos expresa sobre si es importante seguir las tradiciones en un momento tan especial, "a José y a mí nos encantan las tradiciones, solemos cuidarlas en nuestro día a día y creo que te hacen valorar los pequeños detalles". Algo que se puede visualizar en su celebración, cargada de guiños únicos y personalizados que hicieron de este enlace el mejor día de sus vidas que recordarán en la posteridad.

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Y hablando de continuar los legados clásicos, las joyas de Eugenia esconden un gran secreto. "En mi caso, he conseguido crear una tradición entre las mujeres de mi familia. Desde pequeña me encantaba un anillo que tenía mi madre, uno de oro amarillo con una piedra negra en el dedo meñique que mi padre regaló a mi madre el año de su compromiso, ¡lo ha llevado desde ese día! Siempre se lo pedía de regalo de cumpleaños y nunca llegaba. Hasta que por mi 25 cumpleaños me regalaron una réplica de “la negra”. Años más tarde, a mi hermana y cuñada se lo replicaron igual con el nacimiento de su primer hijo. Ojalá algún día mis hijas lleven también “su negra” como símbolo de unión y amor a la familia", explica sobre este gesto tan bonito que formó parte de su look de novia.

Aunque según explica, no llevó muchas joyas. "Sí quería llevar el anillo de compromiso con el que José me pidió matrimonio y los pendientes de mi abuela que me cambié en el banquete por unos que me regaló mi mejor amiga. Son preciosos y muy ponibles para lucir en momentos especiales, de M de Paulet", la firma que se cuela cada vez más en los looks nupciales, este es un ejemplo ideal.

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La elección del ramo también es parte esencial, y el suyo consiguió encajar a la perfección con el estilo tan ideal que lució a los pies de los Picos de Europa. "El ramo fue literalmente a ciegas, por más que mi hermana insistió en la importancia, dejé en sus manos el diseño y producción del mismo", explica. "Es delicado, romántico y con una flor muy especial y diferente como los nardos, la hortensia paniculata (una variedad poco conocida), phlox, rosa raminicada, astrantia, lathyrus. Para la cinta unas lazadas de cintas de seda en los tonos pastel, consiguiendo la elegancia y delicadeza que buscaba". Y como anécdota nos confiesa que desde Bottanico prepararon dos versiones por si no le convencía antes de salir de camino al altar.

Bajo las capas de su atuendo satinado sí encontramos un guiño a una de las tendencias punteras que adoran las expertas en moda, ¡el metalizado! Las altísimas sandalias de tacón con tiras cruzadas y anudadas al tobillo en un maravilloso tono plata vintage consiguieron equilibrar la delicadeza de la imagen que lucía en su gran día. Aunque para la hora del baile las cambió por unas alpargatas con cuña, el calzado veraniego por excelencia.

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¡Lo suyo sí que parece una novela romántica de éxito! Según nos cuentan, "nos conocimos gracias a una ONG de la que formábamos parte los dos. No nos conocíamos en persona, sólo por teléfono hasta que tuvimos un encuentro en Madrid y nos vimos. Fue meses más tarde cuando empezamos a conocernos, y hasta hoy", día en el que han sellado sus sentimientos ante los familiares y amigos que quisieron acompañarles.

Estas montañas idílicas han sido testigos de todos sus pasos, desde el primer viaje que hicieron como novios, a la pedida de mano íntima hecha a su medida y la gran boda de sus sueños. "José me pidió matrimonio y no me lo esperaba, fue una sorpresa, tenía claro que me quería casar con él. ¡Me encantó que no estuviera esperando ese momento! Me lo pidió haciendo una ruta de montaña hacia el pueblo de Tresviso".

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Liébana fue el lugar elegido por la pareja para celebrar el amor por todo lo alto, ¡nunca mejor dicho! "Es el pueblo de mi familia materna, un lugar con mucho significado donde he vivido todos los veranos y vacaciones de mi vida." explica la protagonista. "Cuando nos conocimos José y yo, el segundo viaje que hicimos fue a Liébana un fin de semana, nos alojamos en el Hotel “El Jisu”, lugar donde tres años más tarde celebramos nuestra boda. Desde ese año decidimos a modo tradición que todos los septiembres iríamos como aniversario. Fue dos años más tarde cuando nos comprometimos allí" se sincera emocionada.

La iglesia de Santa María en Piasca, donde se encuentra el románico más antiguo de Cantabria, fue el templo por el que se decantaron para la boda religiosa. "En esa zona hay muchas ermitas, el problema es que son pequeñas y teníamos 250 invitados. Nos recorrimos todas las que había en el valle hasta que encontramos la nuestra, fue entrar y no lo dudamos, era perfecta". En cuanto a la organización de la misa nos explica que "los dos somos creyentes y queríamos darle mucha importancia a ese momento, ¡para nosotros el más importante! Queríamos hacerlo nuestro y participar en la celebración de uno de los días más importantes de nuestras vidas".

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Nos cuentan que para organizar el enlace contaron con la ayuda del sacedote que ofició la eucaristía "Es un amigo, nuestro párroco de Madrid, y tuvimos varias sesiones para preparar la ceremonia, cada lectura y petición fueron elegidas como mucho cuidado. Entregamos nuestras cruces de la primera comunión en memoria de nuestros abuelos y dando gracias de estar ahí por ellos. Otro momento especial fue cuando los testigos cantaron la canción de Huracán de Hakuna, ¡fue precioso ver participar a todos!".

Organizar una boda a distancia no es para nada fácil, y más cuando hablamos de un pequeño pueblo cántabro en el que no suelen celebrarse este tipo de eventos. La pareja contó con la ayuda de Bodas ByIndesign, "fue sencillo porque al final había muchas cosas que nosotros no teníamos en cuenta y hay que tenerlo todo organizado desde principio para que salga perfecto". Aunque en términos meteorológicos, la tormenta Dana les sorprendió ese largo fin de semana lejos de casa. "Ese día daban malísimo, fue la tormenta Dana, llovió, pero todo el mundo nos decía no pasa nada... Y como decía mi abuela, “si chové que chova” que nosotros nos lo vamos a pasar genial", y así fue.

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He aquí su consejo para las parejas que darán próximamente este gran paso de la vida. "Aunque suene a tópico, que disfruten de absolutamente todo el proceso. Si le pones amor y ganas y te centras en los realmente importante, todo va a salir perfecto porque lo importante nunca es lo material. Cuanto más tiempo dediques, más sentido le vas a poner a las cosas. Nos pareció un año precioso, muy movido y alocado, pero disfrutamos de todo. Sin duda lo más importante es la ceremonia, sentir que la has hecho tuya y que crees en ello", se sincera nuestra protagonista.

Eugenia quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda: