Hace una semana, el sábado 24 de febrero, Blanca Zurita Muñoz y Carlos Fernández-Rubíes se dieron el ‘sí, quiero’ en la iglesia de Santa Bárbara, en Madrid. La novia es hija de Javier Zurita Delgado, el hermano pequeño de Carlos Zurita, duque de Soria, por lo que a la ceremonia no faltaron destacados miembros de su familia paterna, como la infanta doña Margarita junto a su hija María y su nieto, Carlos. El novio, por su parte, es el hermano pequeño de la conocida influencer María Fernández-Rubíes, que junto a sus hermanas Claudia y Silvia, y su madre, Silvia Soler, protagonizó una auténtica pasarela de estilo.
Pero, como en toda boda, la auténtica estrella fue la novia, Blanca, que para su día más especial se puso en manos de Flor Fuertes, la diseñadora gallega (Ferrol, 1987) que se ha convertido en todo un referente de la moda nupcial. La ahijada de María Zurita deslumbró con un diseño original y elegante, realizado en diferentes texturas, de las que llamaba la atención, en especial, el tejido rugoso del cuerpo.
“Me gusta probar tejidos nuevos”, nos cuenta Flor, cuyas creaciones son fácilmente reconocibles porque sabe adaptar las tendencias del momento a sus diseños, en los que emplea técnicas y elementos propios de la alta costura. “La textura del cuerpo del vestido de Blanca es un crepe de lana fruncido. Lleva el cuello alto y un pequeño volante en la cintura. El frunce lo hacemos nosotros manualmente y lo adaptamos sobre el cuerpo de la clienta. Por eso no lleva costuras ni nada parecido”, añade.
La creadora nos explica que las mangas, de aspecto artesanal, también estaban realizadas en crepe de lana, pero en voile, de aspecto mucho más ligero, y con el puño a sangre, y “la falda, que es de otro tipo de lana diferente, va cortada al bies. Además llevaba una sobrecola de cuatro metros, que luego se quitó en el momento del baile”, comenta Flor, cuyas creaciones están impregnadas de un halo etéreo. La novia completó su look con un velo “de seda rústica, que es el que solemos usar en nuestro taller” y unos zapatos de salón de terciopelo color champán.
“Blanca quería algo sencillo pero muy trabajado, esa fue realmente la inspiración del vestido y por eso utilizamos diferentes texturas”, admite la creadora gallega que antes de abrir su atelier en Madrid, en 2019, fue estilista en París, trabajó a las órdenes de Stuart Vevers en Loewe y creó la firma Rockinghorses, especializada en prendas de piel, hoy ya desaparecida.
La encargada de vestir a otras novias famosas, como María García de Jaime —que para su boda con Tomás Páramo llevó un vestido muy al estilo tradicional, de inspiración renacentista—, confiesa que trabajar con Blanca Zurita fue “súperfácil” y que al verse con su vestido, “estaba muy contenta, y eso que empezamos con una idea completamente diferente al resultado final”. Por último, Flor subraya que el de Blanca “era un vestido muy adecuado para una boda de invierno”.