Sara era todavía una adolescente cuando vio un vestido que llamó su atención. Era un diseño rosa con un maxilazo en la espalda del que nacía una bonita cola y que lucía Sarha Jessica Parker, aunque bien podría haber podido conquistar a Carrie Bradshaw, su personaje de Sexo en Nueva York. "Recuerdo que cuando lo vi me enamoró y me lo guardé en una carpeta", nos cuenta. Lo que no imaginaba es que tiempo después serviría de inspiración para su vestido de novia, un diseño al que dieron vida en Aleste Atelier.
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Un vestido a media y convertible
"Mi mejor amiga y yo decidimos irnos a Madrid unos días con una lista de varias citas en ateliers bastante conocidos, pero que no supieron coger mi idea. Me gustaron mucho los diseños que estaban haciendo en Aleste, eran diferentes unos de otros, pero todos seguían un patrón muy elegante. Y ya me decidí cuando hablé con ellas por primera vez en el atelier, me parecieron majísimas tanto Alicia como Carmen y vi que podían entender en todas las propuestas que les hiciera", nos cuenta la novia.
La fecha en la que se celebra la boda, sobre todo en ciertas ciudades españolas, es un determinante para el tipo de vestido o, por lo menos, para elegir ciertos detalles. En un primer momento, Sara se quería casar con un diseño con cuello de cisne, similar al que llevaron Grace Kelly o la influencer Lucía Bárcena en sus bodas. También le gustaba la idea de llevar guantes. Pero al saber que se casaba el 9 de septiembre en Alicante, las diseñadoras le aconsejaron descartar ambas opciones: pasaría demasiado calor.
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"Cuando estas opciones fueron descartadas, empecé a pensar en la idea de la foto, que había guardado en la adolescencia, donde aparecía Sarah Jessica Perker con un lazo espectacular en la espalda de color color rosa. Empecé a buscar más inspiración sobre maxilazos y decidimos quedarnos con esa idea", nos explica. Fue así como nació su vestido, un diseño minimalista, pero con ese detalle que lo hacía único y muy especial.
Sara nos explica que lo primero que eligieron fue la silueta, recta y entallada, para favorecer su cuerpo. Luego crearon las mangas y las hicieron desmontables para dar mayor versatilidad a la pieza. "Lo hicimos convertible ya que, al principio, no teníamos la idea clara de sí hacer un segundo vestido. Así que al primer vestido le quité las mangas en la cena y también se podía quitar el lazo, pero lo mantuve puesto en todo momento ya que era el protagonista", asegura.
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La novia llevó un segundo vestido. Aunque le costó mucho decidir si quería lucir realmente otro diseño —le daba pena lucir solo unas horas el principal—, finalmente optó por el sí. Se trataba de un minivestido con flores bordadas al que añadieron cola y mangas de tul para hacer ese guiño a los looks nupciales más clásicos. "Cuando decidimos el segundo vestido tenía clarísimo que quería algo muy divertido a la vez que cómodo para poder bailar", apunta.
Joyas, pero no las habituales en las novias
Nos explicaban los expertos de Rabat que los pendientes suelen ser la pieza más buscada por las novias. Casi todas quieren diseños especiales, de tamaño medio o incluso grandes, que aporten luz a su rostro. Sara, sin embargo, prefería un modelo pequeño y ceder el protagonismo a una gargantilla de cristales de Swarovski, una pieza que pocas prometidas suelen lucir.
La novia nos confiesa que con lo que tuvo muchas dudas fue con la elección de los zapatos. A ella le gustaba un modelo, pero Carmen, de Aleste Atelier, le aconsejó elegir otro para ir mucho más cómoda. "Finalmente, decidí hacerle caso y elegí comodidad. Llevé tres zapatos diferentes: los primeros eran unos Amina Muaddi blancos, los segundos fueron de Lola Cruz en color plateado y los terceros fueron unas alpargatas de Castañer en color blanco".
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Las inspiraciones de Sara para el día de su boda no se quedaron solo en el vestido. Nos explica que su maquillaje, obra de Pau Sellés, sencillo y en tonos marrones, guardaba ciertas similitudes con el que Sofia Richie eligió para su enlace. En cuanto al peinado, que en este caso creó Iván Molina, tuvo claro desde el primer momento que quería un moño bajito y pulido.
Un ramo de un solo tipo de flor
La época del año no solo marca algunos detalles del vestido, también la elección de las flores. Sara quería una composición en la que predominaran los verdes y los blancos, con las peonías como protagonistas, pero no fue posible. "Las chicas de La Trastienda fueron una gran elección y me aconsejaron que una opción maravillosa para el mes de septiembre era la rosa inglesa. Me hicieron dos tipos de ramos prácticamente iguales pero con un sutil matiz y lo elegí esa misma mañana de la boda", nos cuenta la novia.
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Su historia de amor
Iván y Sara se conocieron en el mes de agosto, en las fiestas de Orba, un pueblo de la Marina Alta, en la provincia de Alicante. "Nos conocimos el día de más fiesta de la semana, el día dels quintos, un día que esperamos con muchísimas ganas todos los del pueblo", relata la novia. Llevaban doce años juntos cuando decidieron dar el paso. "La idea siempre había estado ahí, sobre todo, por mi parte. Cuando hicimos 10 años juntos empecé a ponerme un poco más pesada. De hecho era el cachondeo de nuestros amigos, la preguntita de '¿Ivan cuando te vas a decidir?'".
A finales de mayo de 2022, en la boda de unos amigos, Iván le hizo la pregunta. "Fue después del baile de los novios. Mi amiga Laura (la novia) me dio un ramo a mi y, de repente, vi que Ivan se arrodillaba. ¡Me quedé en shock! Es uno de los momentos más mágicos de mi vida", asegura.
Un año después, el 9 de septiembre de 2023, Sara e Iván se daban el 'sí, quiero' en una boda de tarde celebrada en Casa Benigalip, una antigua masía del siglo XVIII. "Nos encantaba la idea de crear un recorrido por la finca en los diferentes momentos de la tarde-noche. Decidimos hacer la ceremonia en la entrada de la finca, donde se aprecia la Casa Benigalip de fondo, sabíamos que las fotos podrían quedar espectaculares. Luego disfrutamos del cóctel en el jardín principal y la zona de piedras. La cena la hicimos en las moreras bajo un cielo de microbombillas. Finalmente, la fiesta la empezamos al lado de la piscina de la finca y la terminamos dentro de la pérgola en el momento de discomóvil".
"La elección de contratar una wedding planner creo que es para Ivan y para mí, la mejor decisión tomada de todo el proceso. Desde el principio teníamos claro que necesitábamos ayuda ya que los dos trabajamos por nuestra cuenta y nuestros trabajos son bastante demandantes", nos explica la novia. Lorena Frejo, de Etre Studio, fue la encargada de ayudarlos.
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"Organizar la boda de Sara e Iván fue muy gratificante, ya que tuvimos conexión desde el primer momento que nos conocimos. Nos encanta formar ese tándem perfecto con las parejas que al final se convierten en personas muy especiales", nos explica la wedding planner. Lorena nos explica que tanto Sara como Iván tenían muy claro que querían una boda llena de detalles clásicos y elegantes. "Querían darle importancia a la iluminación, los candelabros y las flores en tonos verdes y blancos. Con esa premisa, elaboramos el proyecto decorativo de su gran día".
Un proyecto lleno de magia en el que la iluminación jugaba un papel muy importante. "Decidimos colocar microbombillas en toda la arbolada donde se celebraba la cena, tanto en los laterales como en la parte superior. La mesa presidencial, ubicada en el medio, destacaba por varias lámparas de cristal que reflejaban toda la luz y creaban una atmósfera cálida. La madre del novio decidió elaborar de manera artesanal marcasitios personalizados con la inicial de cada comensal en un estampado de toile de jouy en tono verde. Para el seating, decidimos apostar sólo por candelabros y papelería, con caligrafía inglesa, que le aportaban mayor sobriedad, elegancia y estilo. Nos encantó el toque de las sombrillas balinesas en la ceremonia. El atardecer allí se veía precioso y no quisimos renunciar a esa zona sin que los invitados estuvieran cómodos".
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Anécdotas y momentos especiales
Todos los enlaces están plagados de anécdotas, y las más divertidos de la boda de Sara tienen mucho que ver con su vestido. Nos quedamos con su cambio de look. La novia nos explica que fue un momento de muchas prisas, iba a empezar el baile y tenía que cambiarse en tiempo récord. "Entre las prisas y la euforia se me olvidó una parte importante del segundo vestido. Llevaba unas mangas en tul que iban sueltas, tipo manguitos, y se quedaron en el portatrajes. Me vino a la cabeza en el momento de la discomóvil así que no tengo prácticamente fotos con ellas puestas", recuerda divertida.
Siempre me gusta preguntar a las novias cuál fue el momento que recuerdan con más cariño de aquel día. Es una pregunta difícil. Sara no puede quedarse solo con uno, así que enumera algunos: "El baile con mi marido con los fuegos artificiales y sonando Unchained melody, de Elvis; ver a mis abuelos, de 86 y 88 años, levantar las servilletas y bailar al ritmo de la música cuando hicimos la entrada; el momento con mis amigas, en medio de la cena, pusimos nuestra canción y les regalé unas pulseritas a cada una, ¡se volvieron locas!; cuando les regalamos a mis padres las alianzas, les habían entrado a robar en casa y no tenían sus alianzas de casados, fue un momento muy especial”, asegura.
Por último, la novia da un consejo a estas parejas que, como ellos, en breve se darán el 'sí, quiero'. "Que disfruten al máximo cada momento, desde el minuto uno de los preparativos hasta el último momento del día más especial de sus vidas. Suena a cliché pero pasa brutalmente rápido".
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Sara quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda.
- Wedding Planner: @etrestudio_
- Foto y vídeo: @lunedeminuit
- Finca: @casabenigalip
- Flores: @latrastiendafloristeria
- Maquillaje: @pausellesmakeupartist
- Peluquería: @sagoa
- Catering: @cateringcinco
- Vestido: @aleste_atelier
- Zapatos: @aminamuaddi