La boda sevillana de Carlota, la novia del vestido convertible y el tocado especial

Se decantó por un diseño lencero muy diferente a los que has visto hasta ahora

20 de enero de 2024 - 11:08 CET20 ene 2024 - 11:08 CET

Hay novias que saben perfectamente el tipo de vestido que quieren, algunas incluso lo llevan imaginando desde hace años. Pero, siendo realistas, la mayoría solo tienen una vaga idea del concepto y claros ciertos detalles. Carlota nos explica que, en su caso, buscaba una prenda cómoda y lencera, pero no se conformaba con un simple slip dress. También tenía preferencia por ir velada. Y dio con el look perfecto con ayuda de Carmen Maza, una diseñadora sevillana que tras años de trayectoria en el mundo de la moda, decidió centrar su trabajo solo en la creación de vestidos de novia en 2001.

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Un vestido a medida

"Tras ir con mi hermana a sus pruebas de novia y luego con una de mis íntimas amigas a las suyas, me encantó el trato, la facilidad que te daban si querías cambiar algo. Te sentías como si estuvieras en casa", nos cuenta la novia. Carlota también nos explica que desde el primer momento, el equipo de Carmen Maza le permitió probarse algunas prendas para que, desde el primer momento, imaginara por dónde iba a ir el trabajo. "Eso es lo que más me gustó, que te ves perfectamente desde la primera prueba", asegura.

Carlota nos explica que, aunque la idea de lucir un vestido lencero le encantaba, dieron muchas vueltas hasta llegar al diseño definitivo. Así, llegaron a la conclusión de que contar con un frunce vertical en la falda, partiendo de la cintura, podía dar un aire diferente a la prenda y también un toque de tendencia. Tampoco los tirantes serían tipo espagueti, mejor un poco más gruesos y decorados con un pequeño volante y minimadroños.

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La novia quiso sumarse con su look a la tendencia de los vestidos de novia convertibles; una opción muy versátil que permite que el diseño evolucione a lo largo de la ceremonia. Carlota reservó este look lencero para el momento de la fiesta, era ideal para bailar. Pero durante la ceremonia y la primera parte de la celebración optó por añadir un cuerpo de gasa con unas mangas plisadas de lo más especiales. "Lo hicimos así porque hacía mucho calor sobre esa fecha y para poder quedarme algo más fresquita en el momento de las copas", asegura.

Un accesorio lleno de personalidad

Otra de las cosas que tenía bastante claras Carlota es que le apetecía mucho llevar en el pelo algo que le favoreciera mucho. Se decantó por un tocado de tamaño medio, que simulaba ser una corona floral, aunque en realidad eran flecos de un tejido lleno de movimiento. Era obra también de Carmen Maza y el resultado no pudo ser mejor. Además, funcionaba fenomenal con el velo, por lo que pudo cumplir su deseo de ir velada.

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Con un vestido y un tocado con tanta personalidad, el resto de elementos del look nupcial debían ser sencillos. La novia llevó unos pendientes que le prestó su suegra —y que a ella le habían regalado en su pedida— y su anillo de compromiso, una joya que no se ha quitado desde el día que la recibió.

Muchas novias eligen para su ramo un solo tipo de flor, una apuesta que nos encanta y que da como resultado composiciones de lo más elegantes. Carlota se decantó por los nardos, sus flores preferidas (aunque también había otras variedades en el diseño). "Quien me conoce sabe que su olor me vuelve loca, así que no me complique mucho. Donde vivo hay una floristería de toda la vida que me encanta visitar y ellos me diseñaron mi ramo de nardos".

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Igual que Carlota confió en la misma diseñadora que su hermana, cuando llegó el momento de elegir quién la maquillaría y peinaría para un día tan importante no tuvo dudas y confió en el trabajo de Manuel Cecilio, al que también había recurrido su hermana. El experto creó para ella un look sencillo y muy favorecedor, protagonizado por un moño de inspiración bailarina, poco pulido por delante, y un maquillaje muy natural.

Su historia de amor

Carlota y Javier son sevillanos, ella de El Porvenir, él de Espartinas. Se conocieron cuando eran adolescentes en una fiesta. "Resulta que estaba en la misma clase del colegio que el novio de mi hermana en aquella época y que actualmente es mi cuñado, ¡casualidades de la vida!", recuerda divertida. Desde entonces han pasado algo más de catorce años.

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"Llevábamos tiempo queriendo dar el paso y teníamos claro que más tarde o más temprano, si Dios quería, llegaría. Todo vino cuando tuvo que venir y cuando era el mejor momento para nosotros", nos cuenta Carlota. Y finalmente, el pasado mes de junio, se casaron.

Carlota y Javier se dieron el 'sí, quiero' el 23 de junio en una ceremonia religiosa. Después se trasladaron a la hacienda el Vizir, un espacio por el que su ya marido sentía predilección. "Fuimos a visitarla y a mí me encantó, era el sitio ideal, el trato fue maravilloso y nos pusieron todas las facilidades del mundo. Todo salió redondo".

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La novia nos explica que no contaron con los servicios de ninguna wedding planner. Pero no fue necesario. Gracias al equipo de la hacienda y a la ayuda de sus padres, hermanos y el propio esfuerzo de la pareja, todo quedó fenomenal y como habían imaginado.

Carlota asegura que de aquel 23 de junio todo fue especial, desde el momento en que se levantó. "Me mentalicé a mi misma en disfrutar cada segundo porque según me decían el día pasaba volando. Pero si tuviera que quedarme con algún momento, la entrada en la iglesia fue un subidón de emociones".

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Tal vez por eso, cuando le preguntamos qué consejo da a otras parejas que, en breve, se darán el sí quiero no lo duda y repite el mismo que le dieron a ella. "Que disfruten cada segundo porque pasa volando".

Carlota quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda.