La novia llevó un diseño de Alejandra Oria. ‘La mezcla de tejidos era perfecta: la seda de cuadros contrasta con el satén y le da un toque sofisticado y rústico a la vez’
Cuando tu amiga es diseñadora de vestidos de novia, en este caso Alejandra Oria, tienes un camino hacia el altar bastante adelantado. María y Enrique se conocieron en Barcelona. Ella se tuvo que mudar allí por trabajo y, en una fiesta benéfica que organizó un amigo en común, se vieron por primera vez.
María llevó un diseño de Alejandra Oria: “La mezcla de tejidos era perfecta: la seda de cuadros contrasta con el satén y le da un toque sofisticado y rústico a la vez”.
A partir de ahí comenzaron a salir y, en su cuarto aniversario, Enrique reservó en el restaurante favorito de ambos, pero los nervios le pudieron y se lo pidió antes de salir de casa, en la cocina. Madrid fue el lugar elegido, con la Iglesia de San Fermín de los Navarros como testigo: “La misa la ofició un íntimo amigo de mis padres e hizo una ceremonia preciosa”, nos cuenta María. Después, familiares y amigos disfrutaron de una bonita boda en el campo en la finca Villa Saudade.
“Era de organza rústica hecha en telar manual, un tejido muy difícil de encontrar”, nos asegura María. “Durante los preparativos, llevé el anillo de pedida de Enrique, diseñado por él; y para la boda, elegí la sortija de oro amarillo y diamantes de Ansorena, que me regaló su familia”. María llevó un espectacular ramo que creó Elena Suárez, de peonías “Skyler” blancas. Como detalle, un lazo de terciopelo verde, acompañada de una medallita de plata de Santa Teresa de Ávila, grabada con la fecha de la boda. En la decoración predominaban las flores silvestres, acorde con el espíritu country de la boda.