El pasado 9 de diciembre, Esther y Álvaro se dieron el 'sí, quiero'. Apenas quedaban unas semanas para la Navidad, pero la magia de esta época del año ya llevaba un tiempo en el ambiente y por eso no dudaron en celebrar una boda con una clara inspiración navideña en lo que a decoración se refiere. Para ello confiaron en María y Julia, las wedding planner de La Federica, que con mucho mimo prepararon todos los pormenores para que todo saliera de maravilla el gran día y los invitados pudieran disfrutar de una jornada muy especial.
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Para su gran día, la novia apostó por un vestido de Rosa Clará. Era un diseño sencillo, con manga ligeramente abullonada, escote delantero redondeado y bastante pronunciado en la espalda. La falda, llena de movimiento, contaba con una cola de tamaño medio.
"Esther nos indicó desde el principio que buscaban una boda de ambiente navideño. Nos dijo que su inspiración eran las películas románticas navideñas. Y con estas indicaciones, creamos su diseño", nos explican las wedding planner.
Un enlace al aire libre
Pese a que la celebración tuvo lugar a principio de diciembre, las temperaturas suaves de Alicante permitieron que la ceremonia se celebrara en los jardines de Casa Benigalip, una antigua masía del siglo XVIII, ubicada junto al Parque Natural de la Marjal de Pego-Oliva. "La novia siempre había soñado con casarse bajo un arco de flores. Para ello diseñamos un arco nupcial de más de dos metros de alto lleno de follajes de invierno, rosas y hortensias de diferentes variedades (quicksand, café latte, hearts…)", nos cuentan.
Pero ese no fue el único detalle floral que dispusieron en los jardines. Enmarcando el pasillo había dos copas gigantes que hacían juego con el arco del que hablábamos en la imagen anterior. También un camino de plantas que conducían a los novios hasta el altar. El resultado no pudo ser más bonito.
Mesas llenas de magia
Cuando llegó el momento de plantear la decoración que iría en el interior, donde se serviría la comida, las expertas no tuvieron dudas. Nos explican que la propia fecha ya marcaba la estacionalidad y que, como la Navidad es su época favorita del año, pronto empezaron a imaginar la composición. "Enseguida nos vinieron a la mente abetos naturales gigantes, lazos rojos y un sinfín de velas con bodegones de frutas que recrean ese ambiente tan cálido y mágico que queríamos representar".
Bajo un techo salpicado de guirnaldas de luces, un elemento al que cada vez se le da más importancia en las bodas, sobre todo en las de invierno, dispusieron una mezcla de mesas imperiales y redondas, vestidas todas con manteles en tono crudo. La elección de este color no es casual. Ya que la mayor parte de la decoración floral era en rojos, el crudo, el blanco y las gamas de los beis permiten crear una mayor armonía y que el resultado sea elegante y, para nada estridente.
Aunque todas las mesas contaban con los mismos manteles, sí quisieron que la decoración de las redondas y las imperiales fuera diferente. Para las primeras imaginaron "jardines de flor roja y frutos de temporada cuyo centro era un espectacular candelabro de cinco brazos con velas granates".
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Las wedding planner nos explican que para las mesas imperiales "creamos caminos de verdes combinado con bodegones de frutas, recipientes mercurizados con flor y velas, que reflejaban la luz del salón".
Piñas, racimos de uva o manzanas se entremezclaban con abeto y ramas de olivo para crear caminos de mesa en los que no solo las flores y las velas (dos elementos muy empleados en la decoración nupcial) fueran las protagonistas.
Pero como no podía ser de otra manera, la más especial de todas fue la mesa nupcial. "Creamos un exuberante jardín de rosas y anémonas rojas enmarcada por dos abetos y el arco de su ceremonia. A los pies colocamos jardines de verdes y rojos que completaba esta decoración tan romántica", relatan las expertas.
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En la imagen vemos un detalle de las flores que componían esos jardines de rosas y anémonas que se convirtieron en unos centros de mesa de lo más especiales.
Una zona de baile muy navideña
María y Julia nos cuentan que una de las decoraciones que tuvieron más claras desde el primer momento fue la de la zona de baile. "Recreamos un espacio de abetos con lazadas gigantes en color rojo, que junto al efecto 'cielo estrellado' de la luz microled, hizo que el baile nupcial fuera uno de los momentos más mágicos del día".
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