Desde que eran niños, así comenzó la historia de amor de esta pareja: “Llevamos 18 años, pero hemos pasado muchas cosas los dos y siempre nos hemos perdonado”. Ignacio pidió la mano a Paula en Cartagena de Indias, Colombia: “Yo estaba muy fastidiada de la espalda y consiguió sacarme de la cama para ver atardecer en una playa solos”. El esfuerzo mereció la pena y Paula e Ignacio se dieron el ‘sí, quiero’ en Valencia, en la Iglesia de San Juan de la Cruz. Tras la ceremonia, fueron a Campo Anibal, una preciosa masía que, según nos confirma la novia, destaca por su catering propio. Este fue el escenario perfecto para disfrutar de sus seres queridos y de la gran fiesta que les tenían preparados. El vestido de Paula era elegante y sin artificios: “Nunca soñé con un vestido, lo elegí en 10 minutos. No me quise calentar la cabeza, fui a una tienda sin haberme probado nada antes y me fui con vestido. Tenía claro que lo que quería era una buena fiesta y sí, estar guapa, pero eso quedaba en segundo plano para mí. Quería una fiesta memorable.”
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© álvaro medinaUn ‘sí, quiero’ a la elegancia
Paula optó por la sencillez y la comodidad para su vestido de novia, sin perder un ápice de elegancia. “Tenía claro que lo que quería era una buena fiesta y sí, estar guapa, pero eso quedaba en segundo plano para mí. Quería una fiesta memorable.”
© álvaro medinaEL SITIO
La boda soñada de Paula era en la Albufera, por sus recuerdos y bonita conexión que tiene con su familia, sin embargo, por aforo tuvieron que elegir una preciosa masía valenciana que fue todo un éxito.
© álvaro medinaPaula e Ignacio se dieron el ‘sí, quiero’ en Valencia, en la Iglesia de San Juan de la Cruz.
© álvaro medinaLA MADRE Y LA HERMANA DE LA NOVIA:
Cargadas de estilo y de personalidad, Paula se coordinó con las mujeres de su vida y crearon un perfecto trío de sofisticación. Además, hubo segundo vestido de inspiración marítima.
