Ana quería un vestido sobrio y elegante para su boda. Un diseño atemporal, con el que sentirse ella misma. "En mi opinión no es un día para grandes innovaciones, puedes arriesgar en algún detalle, pero creo que en general debe ser un vestido con el que te sientas cómoda y favorecida y, sobre todo, te sientas tú misma", nos explica. Ella confió en Diego Estrada y el resultado no pudo ser más especial. "Me encantaba todo lo que hacía y me parecía que tenía muchísimo gusto. Le conté mi idea y me entendió perfectamente, cuando me dibujó el boceto supe que me lo haría con él, era justo el vestido que yo tenía en mi mente", añade.
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Un vestido de novia sencillo y elegante
La novia nos explica que crear el vestido desde cero fue una de las cosas que más disfrutó de todos los preparativos de la boda pero, como a muchas, le costó empezar a reconocerse durante las pruebas. Quien nunca se haya creado una prenda a medida debe saber que la primera prueba se realiza en una toilè, un tejido de muestra en el que se pueden hacer todos los cambios que sean necesarios (abrir el escote, ampliar la espalda…). "Esa prueba me decepcionó un poco porque esperaba verme ya favorecida y no fue así. Pero poco a poco ves como en cada prueba va cogiendo forma, y cada vez vas viendo más ese vestido del boceto. Cuando acababa una prueba solo tenía ganas de que llegara la siguiente, para dar un paso más. Siempre me acompañaba mi madre y mi hermana cuando podía, así que vivieron todo el proceso conmigo".
Diego Estrada creó para Ana un vestido de crepé de seda con el escote cerrado y hombreras. Tenía un favorecedor escote en la espalda y en los hombros y la cintura llevaba botones forrados en lino de un tono ligeramente más oscuro que el vestido, para que resaltaran. "De esos botones salía una semicapa plisada que cruzaba al otro lado y acababa en la cintura, donde se abotonaba una cola de tres metros, en el mismo crepe. Los puños estaban bordados a mano con flecos y pedrería", apunta la novia.
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Ana llevó la cola solo en la iglesia, pero cuando empezó la celebración decidió quitársela para estar más cómoda. "Y el plisado me lo quité antes de entrar a la cena, de tal manera que se convertía en 'otra versión' del vestido, que también me encantaba, y resultaba más cómodo para la fiesta", añade. La novia nos explica que pese a la tendencia que existe de vestidos convertibles y novias que eligen un segundo look para su boda, ella tenía claro que no quería desprenderse de su vestido. "Me daba pena poner tanta ilusión en crear un vestido que luego iba a quitarme a las pocas horas. Así que busqué una opción que fuese versátil".
Los complementos, también sencillos
Hay novias que, si llevan un vestido minimalista, eligen accesorios llamativos y especiales para dar un toque diferente a su look. Ese no fue el caso de Ana, que prefirió mantener esa sencillez en sus complementos. La novia nos explica que llevó unos pendientes de brillantes y perlas australianas que su madre hizo con unas joyas de su abuela. También lució su anillo de pedida. Sus zapatos, de color gris y confeccionados a medida, pusieron el broche a un look lleno de elegancia. Y es que ella, al contrario que otras prometidas, no llevó velo. "En principio iba a llevarlo, pero al probarlo con el vestido terminado no nos gustó, nos pareció que sobrecargaba un poco el look", apunta.
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Para su ramo de novia, Ana también optó por el minimalismo. Se sumó a la tendencia de las composiciones florales en blanco y verde, dos tonos a los que recurren muchas prometidas y que siempre son un acierto. En cuanto a la elección de las flores, nos explica que se dejó asesorar por Celia, de Flores Trisquel. "Yo le dije cuáles eran las flores que no me gustaban, y las que quería que estuvieran sí o sí como las hortensias y ella se encargó del resto. En el ramo llevaba una Cruz de la Victoria, regalo de mi hermana, y la virgen de Covadonga, que me regalaron mis amigas".
Ana se decantó por uno de los tres peinados que más gustan a las novias, un moño bajo de inspiración bailarina. Nos explica que en su día a día suele llevar la melena recogida por lo que en el día de su boda no podía ser diferente. En cuanto al maquillaje, como la mayoría de novias, optó por un look natural, sencillo y muy favorecedor, obra de Tamara, del equipo de Reyes Tabares, que también se encargó de preparar a su madre y a su hermana.
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Su historia de amor
Ana es de Oviedo, Mauro de Barcelona, pero se conocieron en Madrid, donde unos amigos comunes los presentaron. "Nuestra primera cita fue justo el día anterior al confinamiento de marzo de 2020, así que el principio de la relación se basó en mensajes y llamadas de teléfono, hasta que nos 'dejaron' primero salir a pasear, y poco a poco empezar a hacer más planes. Siempre bromeamos con que si no nos hubieran confinado quizá no hubiésemos llegado a casarnos".
Llevaban juntos algo menos de tres años cuando Mauro decidió pedirle matrimonio a Ana, que no se esperaba la proposición. "Aunque los dos teníamos claro que queríamos casarnos me pilló un poco de sorpresa porque aún no habíamos hablado mucho sobre el tema. Llegué un jueves a casa después de un viaje con mi hermana y Mauro estaba en París por trabajo. Cuando abrí la puerta me encontré un billete de avión y una nota que ponía: 'por si te apetece pasar el fin de semana en París'. Pasamos unos días increíbles y la última noche me pidió matrimonio, en un sitio precioso con vistas a la Torre Eiffel".
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Su 'sí, quiero'
El pasado 23 de septiembre Ana y Mauro se dieron el 'sí, quiero' en Oviedo. "La boda fue en la capilla del Rey Casto. Yo en principio quería casarme en la Catedral, donde se habían casado mis padres, pero como la boda no era muy grande, cuando fuimos a verla nos pareció mucho más acogedora esta capilla, que está justo a su izquierda. En la ceremonia cantó el coro del colegio de abogados de Oviedo, del que mi tío Miguel es el organista. Acabó la ceremonia con el himno de Monserrat, en honor a los invitados catalanes y el himno de Covadonga, que cantado por el coro pone los pelos de punta. A la salida de la iglesia las gaitas tocaban el Himno de Asturias".
Después se trasladaron al hotel de la Reconquista. "Hicimos el cóctel en el patio de la Reina, donde disfrutamos de un día espectacular, y después la cena fue en el patio de los Gatos. El baile fue en el salón Covadonga, antigua capilla coronada por la emblemática cúpula del siglo XVIII".
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Ana nos explica que fue una de esas novias que quiso encargarse de todos los pormenores de su gran día. "No contratamos wedding planner, pero el hotel ofrece el servicio de la suya, Petit Grinza, con quien nos reuníamos periódicamente y compartíamos ideas. Ella desde su experiencia nos orientaba y nos ayudó mucho, especialmente los últimos días, y por supuesto el día de la boda, que se encargó, junto al resto del equipo del hotel, de que todo saliera como habíamos planeado".
Ana nos cuenta que para ella lo más especial de aquel día fue poder reunir a toda la gente a la que uno quiere, familiares y amigos, en un mismo espacio, para compartir un momento único y muy especial. "La otra parte que recuerdo con más cariño fue un discurso que dio mí ya marido después de la cena, en el que me dedicó palabras muy bonitas delante de todos nuestros invitados, totalmente inesperado porque es bastante tímido y poco dado a hablar en público, por lo que me resultó doblemente emotivo".
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Cuando le pedimos que dé un consejo a esas parejas que, pronto, celebrarán su boda, no lo duda. "Que disfruten no sólo de ese día sino de todo el proceso de preparación de la boda. Que no se enreden con detalles que en ese momento parecen muy importantes, pero que si te paras un momento, te das cuenta de que no tienen relevancia alguna, y que procuren ese día ser conscientes de lo realmente importante, que es el hecho de que te estás casando con la persona con la que quieres pasar el resto de tu vida. Que todo lo demás sale bien, y si no, nadie se dará cuenta porque solo vosotros sabíais como estaba planeado".
Ana quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda.
- Foto y vídeo: El día de nuestra boda
- Vestido: Diego Estrada
- Chaqué novio: Sastrería Jajoan
- Maquillaje: Tamara (Reyes Tabares)
- Peluquería: Barbareando
- Flores: Floristería Trisquel
- Hotel de la Reconquista y Petit Grinza
- Música Iglesia: Coro del Colegio de Abogados, Silvia Izquierdo y Javier Martínez
- Música cóctel: Son del Carmen y Sara Kysin
- Dj: Pepe Reina
- Coche: Julio Sánchez Lorenzo
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