Ser testigo de un desfile que homenajeaba el talento de Cristóbal Balenciaga, cuando Laura ya estaba estudiando en la escuela de moda, le causó tal impresión que en ese momento tuvo claro que aquel era su sitio. Desde entonces, se ha dedicado a la moda y tres décadas de experiencia avalan su trabajo. Nos citamos con ella y con su hija Ariadna -el futuro de la firma- para conocer de cerca su diseños y su historia.
-¿Cómo han evolucionado los vestidos de novia estos 30 años?
-La moda siempre es reflejo de la sociedad de la época y esa moda también la siguen los vestidos de novia.
Desde finales de los años 80, cuando yo comencé, el cambio ha sido radical, pero hay ciertas características y un protocolo que no han variado: frecuentemente el vestido de novia es largo, con cola y, sobre todo, en tonalidades blancas.
Cada época tiene sus cortes o patrones para definir la silueta, y también su tejido estrella. Desde la mítica seda salvaje de la boda de Diana de Gales, que marcó la década de los 80, a los trajes de corte clásico, volúmenes contenidos, sin estridencias, y muchos trabajos artesanales en cuerpos de los años 90. Ahora, en el siglo XXI ‘todo vale’ y las novias buscan ir naturales, con trajes sencillos y cómodos.
“Nuestras novias buscan un vestido atemporal y cómodo, con el que poder disfrutar. valoran los buenos tejidos y la buena confección”
-¿Cómo es la ‘novia’ que acude a Laura Monge?
-Son mujeres seguras, profesionales, que saben lo que quieren. Buscan un vestido atemporal y cómodo, con el que poder disfrutar y no sentirse disfrazadas. Valoran mucho los buenos tejidos, la buena confección y los buenos cortes. Cada novia es, para mí, una superación diaria, y me apasiona.
-Tu hija Ariadna forma parte de Laura Monge. ¿Qué nueva visión aporta a la firma?
-Aporta frescura y dinamismo, a la vez que está practicando. Ella lleva toda la parte artística de marketing, ventas, el contacto al público... Y, sobre todo, está conmigo aprendiendo, de primera mano y bajo mi tutela, toda la técnica, lo que hace que tenga más control y disfrute más del proceso de crear un vestido para una novia ilusionada.
Ella es el futuro y es la que inyecta la energía y esas ganas de seguir mejorando y de renovar la firma. No podría estar más orgullosa y feliz de que quiera continuar con Laura Monge.
-¿Cómo es el proceso de creación de un vestido de novia de alta costura?
-En el primer encuentro con la novia, conversamos sobre sus necesidades, gustos e ideas para dar vida a un boceto. Una vez decidido, se pone en marcha la maquinaria: se busca el corte que más favorezca a la novia; un patrón que estilice y realce su cuerpo. Finalmente, se elige la tela perfecta para el diseño que ha elegido. Siempre busco trabajar con los mejores tejidos y con cortes muy estudiados y depurados, como trabajaría un arquitecto al buscar las proporciones. La novia acude a cuatro pruebas antes de su gran día y, en la última cita, se les da una pequeña clase de protocolo y una explicación sobre cómo han de sentarse y colocarse en el coche y en la iglesia. Este pequeño detalle diferencia a Laura Monge de otros diseñadores de vestidos de novia exclusivos en Madrid. Para mí, lo más importante es que al final del trabajo la novia se sienta cómoda, preciosa y admirada.