Los vestidos de novia siempre generan una cierta expectación entre los familiares y amigos invitados a la boda, pero hay looks que todos queremos ver. Y eso no solo sucede cuando se casa una celebrity, también cuando una de las diseñadoras más solicitadas se convierte en novia. María Baraza, conocida por ser la única creativa que cada año presenta una colección nupcial cien por cien convertible, se ha casado este sábado, 24 de noviembre, con Carlos, el amor de su vida, en una emotiva ceremonia celebrada en Madrid, en la parroquia de San Jerónimo el Real, conocida popularmente como Los Jerónimos. Fue en torno a las 12 del mediodía cuando se desveló el secreto mejor guardado: su vestido. Un diseño que, como no podía ser de otro modo, era convertible y contaba la historia de María, una historia llena de emociones que ella relató a ¡HOLA! en los días previos al enlace.
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Un vestido lleno de historias
Cuando María empezó a crear su vestido tuvo muy claras dos cosas: que la prenda debía contar su historia personal y, también presentarla a ella como diseñadora. Para lograr un traje coherente, acorde a la época del año en que se celebraba el enlace y que cumpliera con estas premisas, la diseñadora nos cuenta que tuvo que hacer un trabajo de introspección, de sentarse con ella misma y preguntarse lo que siempre les pregunta a sus novias. Así llegó a la conclusión de que en su look no podía faltar una chaqueta estructurada (la prenda que siempre acompaña a María) y que debía estar confeccionada en su tejido preferido, el tweed de seda. Para crear la sensación de que la creativa llevaba un abrigo, decidió añadir una sobrefalda del mismo material.
Una de las cosas que más llama la atención del primer vestido de María es que de sus hombros nace una capa con una inmensa cola, ¡mide ocho metros! "Carlos ha marcado mucho la totalidad de mi vestido. Llevo una cola de ocho metros, porque se empeñó en que quería la cola más larga que yo hubiera hecho nunca". También le pidió que llevará el pelo suelto, pero entre risas la creativa nos explicaba que eso no iba a pasar, que luciría su melena recogida en una coleta.
El look nupcial de María está lleno de emociones. Su padre falleció hace unos meses y no ha podido acompañarla al altar en un día tan especial, por eso ella ha querido sentirlo a su lado e incluirlo en varios detalles. "Llevo un velo que me ha abordado Sara, que es una chica que tiene una firma de bordados que se llama Perenne, que me ha abordado un velo que es como el gran protagonista, junto con la corona y el look, por supuesto, que es un poema de Machado que le encantaba a mi padre", nos cuenta mientras nos enseña la pieza y nos desvela que el poema es Caminante no hay camino. También le ha querido rendir homenaje con sus zapatos, unos salones blancos creados por Salo Madrid que llevan una cinta negra en la parte trasera y la palabra Papi en el lado derecho, el que debería haber ocupado él.
Pero no solo lo ha tenido presente a él, también está Loli, la modista de la familia, la que despertó en ella las ganas de ser diseñadora. "Llevo unos botones hechos a mano por ella", nos explica. Por último están las novias, todas las mujeres a las que ha vestido durante estos diez años de trayectoria. "La enagua del vestido está serigrafiada con todos los nombres de todas ellas, de todas esas chicas que han confiado en mí, que me han hecho llegar hasta estos diez años cumpliendo sus sueños y los futuros que vengan ahora de las siguientes novias. Necesitaba tenerlas conmigo".
Tres vestidos en uno
Al principio de este artículo decíamos que María es conocida por ser la única diseñadora que cada año presenta una colección nupcial cien por cien convertible. Estas prendas son la esencia de su marca y si el vestido debía contar su historia, también tendría que tener la opción de dar paso a otros diseños conforme avanzara la ceremonia. En la visita a su atelier, la creativa nos explica que en el momento de la comida se desprende de la chaqueta y la sobrefalda de tweed, de la capa y del velo. A la vista queda un vestido de mangas ligeramente abullonadas -otro clásico dentro de sus propuestas-, con bordados en el puño, y una espalda muy especial. "Está bordada a mano con bieses y una técnica que es de entrelazar los bieses que se llama con pata de mosca. Yo la he visto hacer en mi casa desde hace muchísimos años. Quería hacer como ese pequeño homenaje a mi tierra y a esas modistas y quise bordar la tela de mi vestido para que fuera única, para que no haya otra como la mía".
Por último, durante la fiesta María lleva un último cambio que convierte el vestido en otro totalmente diferente. La diseñadora nos explica que habrá que descoser la parte de arriba para retirar las mangas y los tirantes. Encima colocará un sobrevestido, un recurso que se utiliza mucho en su firma. "Me quedo con un diseño escote Bardot, como con unas mangas de pelo de zorro, que me parece como un detalle muy bonito para las novias de invierno. Y luego se pone por encima un sobre vestido de una tela muy, muy fina, con brillo, que hace que ese vestido se convierta automáticamente en fiesta".