Una boda de ensueño y con el más puro sabor español. El pasado sábado 18 de noviembre, Palma del Río se convirtió en el centro de reunión de la alta sociedad andaluza, con motivo del enlace entre Juan Carlos Jover y Lola Martínez Benjumea. Bajo el sol radiante de Córdoba y rodeados de familiares y amigos, el hijo del diplomático Rafael Jover de Mora-Figueroa y la diseñadora se dieron el ‘sí, quiero’, en el hotel Monasterio de San Francisco, un antiguo convento franciscano de finales del siglo XV.
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Fue una boda muy íntima, llena de color y elegancia, y donde se cuidó hasta el último detalle. No faltaron personalidades como una embarazadísima Teresa Baca y su marido, Álvaro Torres Calderón, la diseñadora Rocío Peralta, o el torero Miguel Baez ‘El Litri’ y su mujer, Casilda Ybarra. Pero, sin duda, la que más destacó aquel día fue la novia. La experta en moda y fundadora de Balakata -una firma de moda y decoración que apuesta por el valor de la artesanía en todos sus productos - lució un diseño de Garaizabal, una firma made in Spain que busca recuperar la esencia de la costura tradicional y la atemporalidad en sus diseños nupciales.
Para su gran día, la novia optó por un original vestido conformado por dos prendas, ambos en seda color champagne: un sobrevestido exterior confeccionado en muselina satinada doble, cortado de una pieza, ajustado en el delantero y se despega en la espalda, con una silueta globo en la parte superior, y poco a poco va a ajustándose a medida que desciende terminando en una cola drapeada. Por otro lado, el vestido interior, en satén y forrado de crepe de chine, está cortado a bies y sigue la misma idea del globo superior. Está compuesto de dos piezas y libera tanto el escote delantero como el de la espalda. Como nos cuenta Íñigo, el modisto vizcaíno fundador de la firma, en el diseño del vestido se quiso hacer un guiño a Lola y a los kimonos que diseña para su marca, Balakata, haciendo del vestido exterior la pieza clave del look.
Para el calzado, Lola se decantó por unos sofisticados stillettos en color burdeos, el tacón ideal para las novias más clásicas, el color estrella de la temporada otoñal. En cuanto al beauty look , Lola se decantó por un maquillaje muy natural, con ligeros toques de color en las mejillas y un labial rosado, y un sombreado muy discreto para otorgar una mayor profundidad a los ojos. Además, para el peinado optó por un moño bajo, un recogido muy sencillo y discreto que diera todo el protagonismo a los maxipendientes dorados con pedrería.