"Laura, lo principal el día de tu boda es verte bien y ser tú misma. Lo demás tiene arreglo". Esta frase se la dijo con mucho cariño la diseñadora Cristina Valenzuela a nuestra novia de hoy, una médico madrileña que llevó un vestido sencillo con cuello halter y capa con el que no podía estar más guapa. Y la pronunció después de que la novia cambiara de opinión respecto a la capa que habían confeccionado en el atelier. Porque sí, para que el look nupcial sea perfecto, a veces toca rectificar. Esta es su historia.
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Un vestido inspirado en Meghan Markle
Cuando Laura y Alejandro se comprometieron ella tenía claras varias cosas con respecto a su vestido. La primera, que debía ser un diseño con el que sentirse cómoda y segura, sin perder su esencia. La segunda, que para la fiesta llevaría un vestido con cuello halter, un acabado que había lucido en muchas ocasiones y con el que se veía especialmente favorecida. La tercera, quería llevar una capa ligera para la iglesia y el cóctel. "La verdad que no me inspiré particularmente en nadie ya que tenía muy claro el corte que quería, pero sí es verdad que el que llevó Meghan Markle en la fiesta de su boda se parecía mucho a la idea que yo tenía en mi cabeza".
Laura nos explica que visitó varios ateliers que le encantaban antes de acercarse a Valenzuela, la firma que regenta desde hace años Cristina Valenzuela, y que se caracteriza por crear diseños atemporales y llenos de elegancia para novias con estilos muy diferentes. "Elegí a Valenzuela porque, además de haber visto trabajos suyos previos que me habían encantado, conecté mucho con Cristina desde el primer momento. Había ido a varios ateliers previamente que también me habían gustado mucho, pero en Valenzuela me sentí supercómoda. Veía que Cristina en todo momento respetaba mis ideas y además me ayudaba mucho a desarrollarlas. Eso me dio mucha confianza", nos explica. Y así empezaron las primeras pruebas.
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Los procesos de creación de una prenda a medida no siempre son sencillos y el del vestido de Laura no lo fue. "A pesar de tener muy claro el cuello que quería llevar, soy también una persona muy indecisa y cambiaba de opinión continuamente. Menos mal que Cristina captó mi forma de ser muy rápido y me encarrilaba un poco hacia lo que realmente más me gustaba". La novia nos explica que después de muchas dudas y tras hacer caso a los consejos de Cristina, las modistas y su madre, optó por un diseño con la falda recta.
Una de las partes más complicadas fue la capa. "No era fácil de encajar con el cuello que llevaba. Al principio pensamos en hacerla con unas mangas, pero cuando la vi hecha, no me veía. Cristina me empezó a poner la capa de distintas maneras hasta que por fin me vi bien. Me encantó que fuera irregular y sin mangas, dándole un toque fresco y de luminosidad al vestido. La faena fue que tuvieron que rehacer la capa, pero no me pusieron ningún problema. Al contrario", asegura Laura y fue en ese momento cuando Cristina, la diseñadora, le dijo la frase con la que arrancábamos este artículo.
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Finalmente dieron con el look deseado. Laura llevó como base un vestido con cuello halter, recto, confeccionado en crepé. Sobre él, una capa de bámbula de cuatro metros que combinó con una maravilloso velo con blonda también bastante largo.
"Sabía que iba a hacer mucho calor, así que quería que fuera una capa súper ligerita, que no pesara y que pudiera colocarla de alguna forma para que no me molestara demasiado. Y así fue. En el cóctel llevaba la capa hacia atrás todo el rato, dejando al aire los hombros porque hacía muchísimo calor y la verdad, un acierto total. Me pareció una idea elegante, cómoda y bonita a la vez", nos cuenta.
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Complementos que marcan la diferencia
Laura no llevó demasiados accesorios el día de su boda, pero los que eligió eran muy especiales. Lució unos pendientes largos, con una perla al final, de Joyería Suarez, un regalo que sus suegros le hicieron el día de la pedida. Los zapatos eran de Emilio Badiola, una zapatería de toda la vida de Madrid que permite personalizar los modelos. "Tengo un 42 de pie, había muchas zapaterías que no tenían mi talla, así que al final me los hice allí como yo quise y quedaron fenomenal".
Pero sin duda el complemento más especial apareció cuando se desprendió de la capa. "Contacté con The Hat, una sombrerería que hay en Aravaca y decidimos hacer una camelia blanca de organza para poner en el pelo. La verdad, un acierto total. Cuando veo las fotos me encanta el toque que da al traje", asegura.
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El ramo de Laura era también muy especial. Se encargó de hacerlo Cristina Matossian, paisajista e íntima amiga de la novia. Como confiaba plenamente en su gusto, Laura solo le dijo que quería que fuera muy verde y con flores pequeñas en tonos rojizos que emularan el inicio del otoño. "La verdad que era maravilloso. Además, llevé dos medallitas alrededor del ramo que me regalaron dos amigas muy íntimas de la tienda Tu Cielito Lindo. Una de la virgen de La Milagrosa y otra de la virgen del Pilar. El resto de la decoración floral, la hizo Alfabia que también hizo un trabajo maravilloso", nos cuenta.
Como la mayoría de novias en los últimos tiempos, Laura optó por un maquillaje con un acabado muy natural para su gran día. Una técnica compleja, pero que sienta de maravilla a quien la elige. También se decantó por un peinado muy sencillo, una coleta de altura media, con la que se sintió especialmente cómoda. "La maquilladora y peluquera se llama Yohana Rojas. La elegí porque también maquilló y peinó a mi cuñada el día de su boda y la verdad que me encantó como lo hizo. Además, conecté mucho con ella desde el principio, así que no me lo pensé".
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Su historia de amor
Laura y Alejandro, ambos madrileños, se conocieron a través de un amigo común. Los presentó en un bar poco después de la pandemia, en aquellos meses en los que todavía había restricciones y las cosas eran complicadas. "Me quedé impactada cuando conocí a Alex por primera vez. Me pareció el chico más bueno, dulce, guapo y divertido que había conocido en mi vida. Esa noche estábamos en una fiesta de unos amigos en común y pedimos delivery para cenar algo y como pagó él, le pedí el número con la excusa de hacerle bizum. Al día siguiente le escribí para decirle que ya le había pagado y así empezamos a hablar, luego a quedar y hasta hoy". Y poco más de año y medio después decidieron que había llegado el momento de dar el paso.
"Sonará típico, pero cuando llevábamos poco tiempo, yo tenía muy claro que él era la persona y él también, porque lo empezamos a hablar abiertamente cuando no llevábamos demasiado. Yo siempre había querido casarme sí. Siempre me imaginé el día de mi boda con mi padre llevándome al altar y acompañada de toda mi familia y amigos que más nos quieren. Además, me parece un día precioso y muy importante con el que sellar el inicio de una nueva etapa", nos cuenta.
Laura y Alejandro se dieron el 'sí, quiero' el 30 de septiembre en la Basílica de San Miguel, un templo barroco italiano del siglo XVIII, edificada por impulso de la reina Isabel de Farnesio. Se trata de una de las iglesias más bonitas de la capital y está ubicada en una zona que se conoce como el Madrid de los Austrias.
Después se trasladaron al Palacio de Negralejo. "Hicimos el cóctel y fiesta al exterior porque, gracias a Dios, el tiempo nos lo permitió, y la comida en un comedor interior. Después, contratamos a un grupo de música que para mi gusto fue un acierto total. Uno de ellos era amigo mío así que nos lo organizó todo fenomenal. La verdad que fue brutal. Y después, empezó el DJ Ramón Erasun que, para nuestro gusto, fue también increíble", nos cuenta la novia.
Laura también nos explica que no contaron con la ayuda de ninguna wedding planner y ellos fueron los encargados de organizar todos los pormenores de su gran día. "Nos ayudó bastante la finca, pero es verdad que las últimas semanas fueron agotadoras porque además éramos 300 invitados".
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Uno de los momentos más especiales y emotivos para Laura fue entrar a la iglesia acompañada de su padre, con el que está muy unida. "Los dos estábamos muy emocionados de poder compartir ese momento juntos. Evidentemente, fue también muy especial compartir ese día con mis amigos más cercanos y mi familia y por supuesto, con Alex".
Cuando le pedimos un consejo para otras parejas que se van a casar próximamente no lo duda. "Les diría que, a pesar del agobio de las últimas semanas, de verdad, merece la pena. No puedo decir que 'no se agobien' porque todo el mundo se agobia y es normal. Pero, de verdad, que lo recordarán como el mejor día de sus vidas y se les quedará grabado para siempre. Cuando llega el día, ya todo fluye y sólo queda disfrutar".
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Laura quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda.
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Vestido: Valenzuela
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Finca: Palacio de Negralejo
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Tocado: The Hat
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Pendientes: Joyería Suarez
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Decoración floral: Alfabia
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Fotos: Liven
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Peluquería y maquillaje: Yohana Rojas
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Música: DJ Ramón Erasun