Nadie duda que la gran protagonista de una boda es la novia. Pero después de ella hay ciertas invitadas que tienen un peso especial. Por un lado está la madrina, cuyo papel de acompañar al novio hasta el altar le confiere ciertas licencias y le otorga hasta un protocolo diferente al del resto de las invitadas. Luego está la madre de la novia que, para ir elegantísima, suele compartir ciertos puntos con la madrina, como un diseño con un buen corte, confeccionado en tejidos de calidad, con colores que favorezcan su tono de piel y su cabello y, ante la duda, optar por una prenda sobria que animar después con accesorios. Para que puedan servirte como referente, analizamos algunos de los looks de madres de la novia anónimas que más nos han gustado.
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Rojo, el color de tendencia
Si hay un tono que triunfa esta temporada entre las invitadas es el rojo. Este color resulta especialmente favorecedor para todo tipo de mujeres, sin importar cómo sea su piel o su cabello, y tampoco su edad. Tal vez por eso algunas de las madres de la novia más elegantes se atreven con él. En la imagen vemos a Magali con un diseño de Poydel, de manga tres cuartos y largo midi, que combinó con un elegantísimo tocado de Conchitta.
Estampado
Hay invitadas que prefieren llevar vestidos lisos porque son fáciles de combinar, pero cuando se es la madre de la novia se puede optar por diseños más especiales. En la imagen vemos a Lucía, muy elegante, con un diseño de Jorge Vázquez. Se trata de un vestido de largo midi, con un bonito estampado floral sobre fondo crudo y un favorecedor drapeado en la zona del pecho. Lo combinó con sandalias fucsia y un original tocado nude de parasisal y bunta de Conchitta.
Dos tonos combinados
Aconsejan los expertos, para acertar con las mezclas de colores y dar con un acabado sofisticado, que se apueste por dos tonos de una misma gama, uno un poco más oscuro que el otro. Esa fue la elección de María José para la boda de su hija. Se decantó por un diseño marrón chocolate, tipo túnica, de Isabel Sanchís, que contaba con una elegante lazada al cuello bicolor. Lo más especial es su tocado, el sombrero Non-la en dos colores y desmontable, de Balel.
Drapeado
No es casualidad que los drapeados se hayan convertido en un recurso muy utilizado entre los diseñadores de invitada. Colocados en zonas estratégicas como la cintura o la cadera ayudan a estilizar la silueta y a favorecer especialmente el cuerpo de la mujer que los luce. María Dolores optó por un diseño azul, con manga de tres cuartos, de Pronovias. Un modelo que contaba con un drapeado, con pequeña caída, en la zona de la cintura. Ella añadió un broche para dar un toque más sofisticado.
Tipo camisero
Otra buena alternativa para las madres de las novias es apostar por diseños camiseros, vestidos cuya parte superior recuerda mucho a la de esta prenda que estamos acostumbradas a llevar en el día a día. La madre de Alba, la novia de la imagen, se decantó por una de estas opciones, una creación de Julio Reis en azul cielo, con fajín en un tono más oscuro. Para completar su look llevó unos originales pendientes y su cabello recogido en un moño bajo.
Con plumas
Hay madres de las novias que prefieren lucir un vestido liso, pero decorado con algún detalle que lo haga diferente. En esta imagen, vemos un bonito diseño fresa de Poydel, recto y ligeramente entallado, con una especie de estola de plumas rodeando toda la prenda a la altura del pecho. Y hablamos de estola porque, visto de espaldas, las plumas culminan en una lazada a tono que cae sobre la espalda. Un acabado de lo más especial.
Pantalón
Aunque la mayoría de las invitadas prefieren llevar vestido en una boda, también hay espacio para el pantalón. Y entre las madres de las novias sucede lo mismo. María se decantó por un diseño rosa de Tot-Hom compuesto por un pantalón y una casaca con un pequeño lazo en la zona de la cintura. Para completar su look apostó por piezas antiguas: la gargantilla, los pendientes e incluso el tocado, que lo llevó su madre en su boda.
Una falda con capas
Muy original también es el diseño que María llevó en la boda de su hija. Se trata de una prenda a medida, obra de Lorenzo Caprile, confeccionada en georgette de seda. Cuenta con un cuerpo de manga larga ligeramente ablusado y una falda con volumen compuesta por innumerables capas de tejido que aportan movimiento (sin añadir peso) al conjunto.
Silueta envolvente
Pilar tenía claro que quería un vestido elegante pero con toques juveniles para la boda de su hija, Paula. Confió en la firma Victoria y se decantó por un vestido personalizado de silueta envolvente con corte a la cintura y drapeados en la falda, un tipo de patrón ideado para estilizar la figura. El toque especial lo aportaban el sofisticado escote barco y las plumas que adornaban las mangas. En lugar de complementos a tono, quiso aportar contraste con unos salones joya de Scandal 54 en tono lila y pendientes a juego de la misma marca.